Hace décadas La Graciosa se distinguía del resto de territorios en que prácticamente no había coches, y es que tampoco hacían falta porque lo que se necesitaba cargar se llevaba en una carretilla o se le pedía el vehículo a alguien. Fue a partir de los años ochenta cuando comenzaron a aumentar considerablemente, primero utilizándose para cargar los víveres o los materiales de construcción, y luego más tarde para el traslado de pasajeros o para el uso privado. Sin darnos cuenta pasamos de algo más de una docena a más de doscientos.
Con el transcurso del tiempo, dadas las dimensiones que estaba tomando el tráfico en la isla, fue necesario colocar las primeras señales en el centro del pueblo, muy cerca del puerto, permitiendo ordenar mínimamente la dirección de la circulación dentro de Caleta del Sebo. Además, como era obligado tener pasada la itv, se sacó a concurso este servicio permitiendo a los propietarios pasar la inspección sin necesidad de cambiar de isla.
El tema de los coches no ha estado nunca exento de polémica, es verdad que la mayoría coincide en que este servicio es necesario, y que hay que regularlo, pero no nos terminamos de poner de acuerdo en cuáles son los límites que hay que establecer. Para tratar de buscar una solución, en junio de 2005 el Ayuntamiento de Teguise redactó una ordenanza que pretendía regular el tráfico, una medida que no pudo evitar que siguieran entrando coches y que por consiguiente se complicaran aún más las cosas. Recientemente, con el mismo fin, el Gobierno de Canarias ha sacado a consulta pública el proyecto de reglamento para el transporte por carretera en La Graciosa, esta propuesta lejos de ser una solución definitiva parece que mantiene vivo el debate.
El documento propone los diferentes servicios que se están prestando actualmente, mercancías, vehículos privados y transporte de pasajeros, de este último hace mención a los jeeps habituales e incorpora vehículos de 21 plazas. Aunque no todo el mundo piensa igual, algunas personas han planteado que esta nueva propuesta podría ir en contra de los intereses de los taxistas porque serían vehículos con mayor capacidad y posiblemente conlleve una reducción de los precios. Por otro lado, el proyecto no concreta cuantos vehículos soportaría la isla, lo que si dice es que para circular será necesario contar tanto con la autorización del Ayuntamiento de Teguise como del organismo autónomo de parques nacionales si se quiere circular fuera del pueblo.
Como vemos la incorporación del coche a La Graciosa es un asunto que todavía no está resuelto, seguiremos pendientes de los acontecimientos.