Publicado originalmente el 8 de octubre de 2019
Sucedía la crisis mundial de la última semana, que diría Manuel de Prada. Es el Lehman Brothers del sector turístico, decía una política con la voz irresponsable y caótica de una tertuliana. Pongamos nombre a la irresponsabilidad: Ani Oramas. Y otra vez nos pusimos todos a contar turistas, esta vez en sentido decreciente, no como en 2017.
Bailaban al son de la catástrofe las cifras, los números y los porcentajes; cientos de miles de turistas trae Thomas Cook, el turismo supone el 40% del PIB de Canarias. La tormenta parece tener síntomas de tropical, algo así como un nuevo Delta. Se va Ryanair de vacaciones fiscales a Malta, las primaveras árabes parece que amainan y ahora, a todo ello, debemos sumar la crisis de un modelo de turoperación agotado y caduco que debe zafarse en los tiempos de vacaciones de Booking, Trivago y de las menciones en Tripadvisor.
Ocurría en Canarias nuestra peor crisis mundial de la última semana, y a todos nos venía a la cabeza el profesor Viéitez, y su obra: Desarrollo y subdesarrollo en Canarias. De la crisis del azúcar a la del vino y más tarde, la cochinilla. Tomate, plátano, turismo y manga entera.
Seguiremos siendo potencia turística, como seguiremos siendo líderes en exclusión, desigualdad y pobreza, tampoco vayamos a engañarnos. Esta crisis que ahora nos alarma versa sobre cómo se vende el producto, no sobre nuestro producto turístico per se. Por ser francos -exhumadas palabras-, esta crisis no viene de un proceso tecnológico que sustituya nuestro producto -como la cochinilla-, ni tampoco de un proceso de sustitución geoestratégica -como el vino y Madeira-.
Así, entre otras cuestiones, uno se pregunta si no estaríamos en mejor posición ante vaivenes como este que se nos presenta si hubiéramos aprovechado instrumentos como la RIC para crear un turoperador de capital canario, que nos permitiera hacernos con nuestro propio negocio, en lugar de usarlo para comprar solares y furgonetas -utilizándola para especular y no pagar impuestos-. Ningún derecho sin responsabilidad, que diría el sociólogo británico, creador intelectual de la tercera vía socialdemócrata, Anthony Giddens.
Y me venía a la cabeza el profesor Viéitez, decía, además, porque dentro de muy poquito, en el marco del IV Foro Bucio, podremos disfrutarlo junto al periodista Vicente Llorca hablando de Europa y de Canarias. Y recordaba al profesor Viéitez en una buena mañana en el Instituto de mi barrio -que nos gusta llamar pueblo- el Cruce de Arinaga. Una mañana de hace no tantos años en la que a nosotros, pibes y pibas de este secarral cementerio de tomateros que es el Sureste de Gran Canaria, vino un señor llamado Don Antonio González Viéitez a hablarnos sobre economía, sobre historia y sobre Canarias. Fueron aquellas píldoras de conocimiento, de re-conocimiento y de pensamiento crítico las que ayudaron a formar y a forjar el espíritu de este quien les habla.
No sé cuantos años después, gracias.