Publicada originalmente el 13 de marzo de 2016
Me llamo Antonia y nací en La Perdoma, La Orotava. Siempre hice de todo, cuidar los animales, limpiar el gallinero, sembrar papas y recogerlas, cortar manojos y juntarlos con cintas para después venderlos. En casa también trabajo, hago calderos grandes de carne con papas y potaje para toda la familia. Hoy tengo 61 años y estoy destrozadita, no puedo ni levantar peso.
La trabajadora social no me da esperanza, no me pertenece nada porque nunca he cotizado y mi marido tiene pensión. Él es el que ha llevado todos los papeles y a mí nunca me incluyó. Cuando me preguntan por mi profesión la respuesta siempre ha sido la misma “ama de casa”. Pero es mentira.
Yo soy agricultora no reconocida, mis manos secas y mi piel tiznada lo dicen todo.
Yo soy agricultora que ya no tiene fuerzas para trabajar pero no puedo optar a una invalidez.
Yo soy agricultora hoy pero mañana no tendré opciones y no me queda más remedio que seguir haciendo manojos, seguir cultivando para tener aunque sea algo.