Publicado originalmente el 10 de junio de 2016
La exposición se inauguró en el día de ayer y estará en la Casa de Colón de Las Palmas de Gran Canaria hasta el próximo 28 de agosto. «Cislanderus» es un vocablo que procede de la unión de las palabras «Canary Islanders» y «US», por United States, pero también por el pronombre personal us que significa nosotros. La muestra recoge sesenta fotografías que documentan visualmente la presencia de los canarios que emigraron a la Luisiana en el siglo XVIII.
Los responsables de esta iniciativa son dos canarios, la investigadora de la Universidad de Harvard Thenesoya Martín y el fotógrafo Aníbal Martel. Comenzaron con este proyecto hace tres años, al no encontrar respuestas sobre este importante suceso en la historia de Canarias. Desde entonces han realizado más de 100 entrevistas en el lugar. Antes de la Casa de Colón, han expuesto en dos congresos académicos en la Universidad de Nueva York y en febrero de 2016 en la Universidad de Harvard. En noviembre de 2016 estarán en la sede de Nueva York del Instituto Cervantes durante veinte días, en lo que supone la primera exposición dedicada íntegramente a las Islas Canarias por esta institución.
La historia de los canarios del Estado de Luisiana es un ejemplo de superación. Entre 1778 y 1783 se calcula que unos 2.500 canarios llegaron al lugar, que por aquel entonces pertenecía al Imperio Español. El objetivo era repoblar y defender el territorio de las querencias de las tropas británicas. Los cuatro asentamientos primigenios fueron Galveztown, Valenzuela, Barataria y La Concepción, luego renombrada como Parroquia de San Bernardo. Actualmente solo se mantiene la Parroquia de San Bernardo, donde este grupo de canarios ha permanecido desde entonces, manteniendo algunos el español de Canarias.
Estos canarios del otro lado del Atlántico se han dedicado principalmente al negocio de las pieles. Viven en zonas húmedas, tendentes a los huracanes e inundaciones y víctimas del rechazo del resto de habitantes de Nueva Orleans. La historia de superación alcanza un fenómeno reciente, el huracán Katrina en 2005, del que salieron muy perjudicados. A pesar de los avatares de la vida, siguen hablando el español, en contra de la educación en inglés y el rechazo social, y mantienen un sentimiento de pertenencia a sus orígenes canarios más de 200 años después de la emigración de sus antepasados. El ejemplo de la búsqueda de sus orígenes, señala Thenesoya Martín, puede ayudar a superar problemas de convivencia racial en el actual Estados Unidos.
El rescate de la herencia transmitida por estos canarios, ha constituido un auténtico proyecto de vida para Thenesoya Martín y Aníbal Martel. Martín retrotrae su interés por estas comunidades de emigrantes canarios a la época en la que estudiaba Filología Hispánica en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Hace tres años iniciaron las investigaciones en Luisiana. Han recopilado desde entonces más de 100 entrevistas, las cuales, acompañadas de imágenes, quieren que se convierta en un libro. Todo ello, afirma, «a través de un trabajo honesto y académico, más allá de sentimentalismo». «Cislanderus» es un proyecto 100% autofinanciado, surgido de la iniciativa de estas dos personas. «En ocasiones elegíamos ir a Luisiana a seguir investigando, antes que venir a Gran Canaria a ver nuestros padres», confiesa la investigadora y Profesora ayudante de la Universidad de Harvard.
Martín asegura que el proyecto podría tener vida propia en Estados Unidos, como de hecho ya lo está teniendo. Sin embargo, quieren que sea un trabajo transversal y que se exponga en Canarias y Estados Unidos. Reprocha la falta de apoyo y hasta de interés de las instituciones canarias en la continuación del proyecto, algo que empieza a cambiar con la exposición ya iniciada en la Casa de Colón de Las Palmas de Gran Canaria. El lugar elegido para la primera muestra en Canarias no es casual. La Casa de Colón es un lugar de unión entre Canarias y América, y en este sentido tiene muchas semejanzas con «Cislanderus».
Además del libro, pendiente de financiación, y la exposición en el Instituto Cervantes de Nueva York, el proyecto quiere seguir caminando y adentrarse en la investigación de los descendientes de canarios que fundaron San Antonio de Texas en 1731, el otro gran asentamiento de isleños en Estados Unidos. En su página web desgranan algunas pistas más de lo que quieren hacer. Por ejemplo, hacer una exhibición fotográfica itinerante por Canarias y Estados Unidos. Para ello y mucho más solicitan donaciones y patrocinadores, independientemente de lo que pase con las instituciones. Thenesoya Martín, Aníbal Martel y su proyecto «Cislanderus», pretenden desenterrar las raíces profundas sumergidas a orillas del Misisipi.