Quizás los hayan visto. Se trata de dos artículos publicados hace pocos días en la prensa isleña sobre las experiencias de dos actrices canarias en España, donde se hacen referencias más o menos inconscientes sobre el “acento” canario. Recomiendo que lean los dos detenidamente porque tienen mucho jugo (no se pierdan los comentarios de los lectores) y porque ejemplifican perfectamente lo que ya veníamos diciendo aquí y aquí.
El primero de los dos nos presenta a la actriz majorera María Hernández. Como hay quien va con la escopeta permanentemente cargada, aclaro de entrada que me causa gran alegría que María Hernández esté cosechando tantos éxitos a pesar de las dificultades, y espero que su ascensión vaya a más. Sin embargo, el artículo que le dedica La Opinión me parece nefasto (cosa que no es atribuible a la actriz, sino a la periodista que lo redactó).
Comienza diciendo “Paloma, la nueva protagonista de Cuestión de sexo, esconde tras su perfecta dicción y su enorme sonrisa a una joven majorera que un día descubrió su verdadera vocación”.
Como diría el gran Marcos Mundstock, “analicemos la frase”: si la dicción de la protagonista es ahora perfecta, supongo que no lo era antes. Vamos, que antes era imperfecta, o sea incorrecta, defectuosa. Esa dicción suya que había que corregir supongo que era la que se trajo la actriz de su Puerto del Rosario natal. Recalco que la periodista no dice “[…] esconde tras su perfecta dicción castellana-peninsular-o la que sea […]”. No. La periodista prefiere (de manera inconsciente quizá) hacer un juicio de valor.
Algo más abajo podemos leer: “De hecho, el acento canario fue uno de los primeros problemas que María tuvo que superar cuando decidió dedicarse a la interpretación”, lo que refuerza mi análisis mundstockiano. El acento canario es un problema que hay que superar. Nuevamente, la redactora de la noticia no dice que, como todo actor (canario o no), María debió aprender a imitar hablas distintas de la suya para poder interpretar correctamente, como parte de su formación dramática. En absoluto. El problema lo tenemos los canarios, pobrecitos, que hablamos así, de esa manera, ya saben, como mal pero que no se puede decir que hablamos mal.
El segundo artículo nos presenta a la actriz Ruth Armas con un tono distinto. A la pregunta “¿El acento canario sigue siendo un impedimento?” contesta Ruth: “El acento es lo peor para un actor canario. Yo soy de las que piensan que hay que trabajarlo, que hay que poder cambiarlo porque forma parte del trabajo del actor. Sí estoy un poco en contra de cambiar tu acento en tu vida personal, cambiar tu identidad”, “Nunca hay un papel para canarios en series y en películas. Todavía no nos aceptan”.
Más abajo sigue: “Es que jugamos con desventaja”, “En este mundo es muy difícil conseguir que te den un papel, que te hagan una prueba y si te ponen la traba del acento… Yo me lo puedo quitar a la hora de estudiar un guión y hacer un personaje, es un transformer. Pero yo, como Ruth Armas, de 28 años, no me lo puedo cambiar, porque sueño y pienso en canario, me siento a gusto hablando con mi acento” (también María Hernández comenta: “En mi primer casting me dijeron que no llegaría a ningún lado con mi acento”).
Parece estar claro que buena parte del mundillo de la interpretación dramática en España sigue siendo víctima de la centralización más reduccionista y limitadora. Que discriminen actores y actrices por no tener el habla castellana central (porque se trata de eso, de una flagrante discriminación) sin darles siquiera oportunidad a demostrar su ductilidad en la interpretación de acentos diversos, me suena al lóbrego Santiago y cierra España. Además de que denota que los intérpretes castellanos por lo visto no tienen que aprender otras hablas, ellos ya hablan “bien” al parecer.
Esto es ya suficientemente grave, pero ¿no les parece aún peor que los canarios nos sumemos, como en el caso del primer artículo, al coro cavernario del centralismo lingüístico, del lingüicismo y de la limitación consciente? ¿A tirarnos piedras sobre el propio dejado?
Por cierto, ¿qué dirían Les Luthiers de superar su acento argentino en sus espectáculos?.