Veamos unos datos con detenimiento y seguramente lleguemos a la conclusión de que una pregunta como la que encabeza este artículo sólo puede ser contestada con mucha prudencia.
En Euskadi, Bildu obtuvo 248.688 votos, un 27,84% del voto emitido, obteniendo veintidós escaños. Tomemos ahora los datos de las elecciones de 2012, las últimas antes del 15-M y la aparición de Podemos: 277.923 votos, un 24,67% del voto emitido y veintiún escaños. ¿Se puede hablar en puridad de ascenso del nacionalismo de izquierdas abertzale o de mantenimiento (descenso en el voto – casi treinta mil menos- pero subida de un escaño), habida cuenta de la desaparición de Podemos?
Vayamos ahora a Galicia. Aquí la cosa es un poco más compleja porque en 2012, la escisión de Xosé Manuel Beiras, Alternativa Galega de Esquerda (AGE), ya fracturó el espacio electoral tradicional del Bloque, anticipando el terremoto que supuso la aparición de la autodenominada “nueva política”.
El Bloque Nacionalista Galego obtiene en estas elecciones 310.137 votos, un 23,80% sobre el total, y diecinueve escaños. ¿Es esto un récord? Es innegable que es un excelente resultado. En 2009, el Bloque de Anxo Quintana recibió 270.712, un 16,01% y doce escaños. Pero veamos ahora con más atención las cifras de las elecciones de 2012, cuando el campo nacionalista de izquierda se divide en dos candidaturas: BNG y AGE.
Sorpresivamente, la Alternativa da el sorpasso al histórico Bloque, obteniendo 200.828 votos (un 13,91%) y nueve escaños. El Bloque, en cambio, se queda en 146.027 votos, con un 10,11% del voto emitido y siete escaños. La suma de votos de ambas fuerzas supera en más de treinta y cinco mil votos a los resultados del Bloque del pasado domingo. La suma de escaños hubiera dado dieciséis credenciales en el Parlamento, en un contexto de una participación ligeramente superior. Con todas las prevenciones a las que nos obligan ambos sistemas electorales, no es ocioso recordar la tesis de Errejón para la Comunidad de Madrid: poner más partidos de izquierdas en liza, moviliza más voto de izquierdas que se iría a la abstención.
En definitiva, es legítimo decir que hay un avance del nacionalismo de izquierdas en ambas nacionalidades. Sin embargo, ni es tan espectacular como en algunos círculos se quiere hacer creer ni se puede dejar de observar que en buena medida tiene que ver con la aceleración del declive de Podemos y sus franquicias, incapaces no ya de rentabilizar su acción de gobierno o de mantener cierto nivel de transversalidad sino de detener su izquierdaunidización galopante. Se puede concluir que lo que ha habido, sobre todo, es una vuelta a la vieja normalidad en la que las fuerzas nacionalistas de izquierdas siguen gozando de considerable apoyo popular, por más que sus límites para las alianzas y la acción gubernamental también sean evidentes.
Actualización 25.7.20: Un recuento en algunas mesas electorales en Vizcaya concede un nuevo diputado a la coalición entre PP y Ciudadanos a costa de Bildu. De esta manera, los independentistas de izquierdas repetirían número de escaños (21) con respecto a las elecciones de 2012.