Publicado originalmente el 14 de agosto de 2015
Ocurrió el pasado día nueve. La isla del Hierro consiguió hacer frente a su demanda energética en un 100% gracias a fuentes renovables. Habrá quien diga que esto es posible solo en una pequeña isla con poca población. Quien esto defienda desconoce que un mes antes había sido un país completo con más de cinco millones y medio de personas había logrado no solo producir toda su energía sin ayuda de los fósiles, sino que, con un 140% de producción, había vendido el excendente a países vecinos. ¿La energía del mañana? No, la energía del presente.
El cambio climático es un problema que afecta ya a nuestro día a día. Problemas de salud, migraciones forzosas, eventos climáticos extremos… son ya muchas evidencias las que nos hacen ver que tenemos que tomar medidas.
A esta causa le han salido dos defensores de altura.
Ya hace un año, Barack Obama, presidente de los Estados Unidos, reconocía la responsabilidad de su país en este problema. Ahora, además, ha anunciado un ambicioso plan para reducir las emisiones de CO2 en un 32% con respecto a los niveles de 2005.
https://youtu.be/R5i4i_AGGJw
En paralelo, y desde el continente europeo, el papa Francisco ha emprendido una ambiciosa ofensiva diplomática en favor de la lucha contra el cambio climático. Su última encíclica, Laudato Si, habla claramente de que no se puede separar la influencia humana sobre el clima del sufrimiento de millones de seres humanos en el Sur. Para apuntalar esta ofensiva, el pasado mes de julio, la Academia Pontifica de Ciencias reunió en la ciudad del Vaticano a un gran número de alcaldes llegados de todo el planeta para abordar el tema del cambio climático y la esclavitud moderna, dentro de lo que podría denominarse como una ecología social.
En nuestro país el debate sobre las energías renovables no es nuevo: así, ya en 2009 conocíamos la postura del actual presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, sobre la economía verde:
«Claro que Sureste se podría autoabastecer, claro que podría ser independiente. También en Gran Canaria y Canarias es posible con las nuevas tecnologías apostar por las energías alternativas como sustento del abastecimiento energético.»
Por su parte, Manuel Fernández, el entonces presidente de la sucursal del Partido Popular en Canarias, defendía una postura algo diferente:
«El CO2 es el origen de la vida, no es venenoso, es bendito pero en sus justos términos»
A día de hoy ya sabemos cuáles son los justos términos del partido PPetrolero (ahora gasístico), pero no deja de resultar chocante que cuando las principales economías del planeta estén en plena transición hacia el nuevo modelo energético, todo un responsable del partido que gobierna en España pueda decir tamaño disparate.
Estamos, sin ninguna duda, en un año que puede suponer un punto de inflexión para Canarias y para el mundo en la implantación de las energías limpias.
Ya en la precampaña electoral, el nuevo presidente del Cabildo de Gran Canaria explicaba cuáles debían ser las prioridades de la isla y del Archipiélago en los próximos años para acceder a la soberanía energética.
Se acerca la Cumbre de París, que tendrá lugar en el mes de diciembre en la capital francesa. Los países responsables del 70% de las emisiones de CO2 ya han establecido límites de emisiones de cara a tan importante encuentro. Es la oportunidad que no debemos perder para mantener el calentamiento global por debajo de los dos grados centígrados en este siglo veintiuno, y evitar así llegar a un punto de no retorno que nos sitúe en un escenario de imprevisibles consecuencias sociales y medioambientales.
En Canarias, el camino lo están guiando el Hierro y Gran Canaria. Ha llegado el momento de que todos pongamos nuestro grano de arena apoyando a quienes apuestan por un futuro limpio. Todo empieza por la concienciación. Las tecnologías ya están aquí. Ahora solo falta un empujón en forma de voluntad política y ciudadana. La tuya y la mía.
Que mañana podamos sentirnos orgullosos de haber actuado a tiempo. Esa es la apuesta.