
Me permito comenzar con esta pregunta pues la misma no paró de venirme a la mente mientras leía las noticias que las hemerotecas canarias ofrecen sobre los congresos que celebró el PSOE a finales de la década de los 70. No hay duda de que el contexto político del momento marcó dichos encuentros, y sin duda, el nacionalismo canario y el fenómeno UPC son la clave que permite explicar la evolución que la hasta entonces “Federación canaria” del PSOE.
Así, por la prensa de la época sabemos que en mayo de 1978 el PSP de Tierno Galván en las islas y el PSOE celebraron un congreso de reunificación, celebrado en Bajamar (Tenerife). El mismo fue convocado con el ambicioso lema de Congreso de Unificación de los Socialistas en Canarias, si bien ni mucho menos todos los socialistas canarios quisieron unirse a este nuevo proyecto impulsado desde Madrid.
Un ejemplo de ello fue la respuesta que dio el Partido Socialista de Canarias, formación dirigida por Manuel Bermejo, quien poco tiempo después llegaría a la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria como candidato de la Unión del Pueblo Canario (UPC). En un comunicado reproducido por la prensa la formación declaró:
«No entramos en la unidad PSOE-PSP porque decimos no al sucursalismo; ese punto no es negociable. Queremos un socialismo para Canarias; aunque luego pudiera quedar en partido federado y con buenas relaciones a nivel de Estado. Hémos comprobado que los sucursalismos, tanto de derechas como de izquierdas, están incapacitados para defender Canarias. Nuestros problemas son distintos; habría conflicto entre los planteamientos que se hicieran en Canarias y los que vinieran desde la Península”.
Pero, ¿qué ocurrió en ese Congreso socialista de Bajamar? Pues tenemos por suerte el testimonio del veterano militante socialista Antonio Aguado, miembro de los dos primeros comités regionales del Partido Socialista Canario -PSOE- entre 1977 y 1985 y por esas mismas fechas, miembro de las primeras ejecutivas insulares del PSOE y de la UGT de Gran Canaria. Aguado nos cuenta, en un artículo publicado a raíz del fallecimiento del histórico socialista Alfredo Mederos, al que conoció:
“…en mayo de 1978, cuando el PSOE canario celebró en Bajamar –Tenerife-, un congreso extraordinario para integrar a los afiliados del P.S.P. (Partido Socialista Popular). Él con sus intervenciones destacó mucho en ese congreso. Como ponente de la única ponencia a debatir y tomar en consideración referida exclusivamente a la organización y estatutos que iba a facilitar la integración y acogida de los nuevos compañeros, conté con su complicidad y apoyo sobre todo en los dos temas más polémicos y trascendentales como eran que pasáramos a tener nuestra propia identidad a imagen y semejanza de nuestros compañeros socialistas catalanes que al respecto y para adaptar sus estructuras me pasaron sus estatutos. Teníamos que cambiar el nombre del Partido que hasta ese entonces se denominaba Federación Socialista Canaria del PSOE, por el de Partido Socialista Canario -PSOE- e igual que los socialistas catalanes y vascos, dotarnos de grupo parlamentario propio. Después de un amplio y arduo debate conseguimos que se aprobaran ambas propuestas, pero sólo se materializó la primera y es que la segunda desde Canarias no se defendió ante la ejecutiva federal con la consistencia que por su importancia merecía. No disponer de nuestro propio grupo parlamentario en Madrid, nos ha venido pasando factura y lo solíamos comentar Alfredo y yo coincidiendo con otros compañeros”.
El PSC catalán, que defendía por aquel entonces el derecho de autodeterminación, se convirtió en el modelo a seguir para el rebautizado como Partido Socialista Canario. Por cierto que dicho cambio de nombre sentó bastante mal en la formación de Bermejo, que hizo público un comunicado anunciando que: “El Partido Socialista de Canarias impugnará judicialmente el nuevo nombre de la Federación canaria del PSOE. El Partido Socialista de Canarias estima que la adopción de ese nombre constituye una oportunista maniobra electorera.” Una maniobra que entendían que tenía “como objetivo fundamental el intentar ocupar nuestro espacio político, el del «socialismo canario», no sucursalista y de obediencia exclusivamente canaria.”
En cualquier caso, el PSOE canario adoptó definitivamente las nuevas siglas y durante el año 1979 no haría más que profundizar en su estrategia de adopción de la canariedad. Un año que comenzó con la formación de la coalición UPC, Unión del Pueblo Canario, que agrupó a diversas formaciones de la izquierda nacionalista canaria y que obtendría un notable éxito electoral ese mismo año. Sin embargo, no faltaron las quejas desde sectores de la militancia que querían ir más allá. Ejemplo de ello es un grupo de militantes de la Agrupación local del Puerto de La Cruz del PSOE que hicieron público un duro comunicado en el que denunciaban una política:
“claramente «sucursalista», subordinada a “los de arriba», a los órganos centrales del Partido, que dictaban órdenes sin conocer los verdaderos y auténticos intereses de nuestro pueblo canario. Se ha llevado a cabo una política «ciega», que negaba en la práctica el carácter diferenciado de nuestro pueblo a todos los niveles’ geográfico, económico, social, cultural, etc. Se le puso a la Federación Canaria del PSOE, en el Congreso de Bajamar, el nombre de Partido Socialista Canario-PSOE. intentando hacer creer que el PSOE había asumido el carácter diferencial canario. Dejando, por otra parte, muestras de poca ética política, dado que existe en el Archipiélago otro Partido —este sí netamente canario— que tenía ese mismo nombre: Partido Socialista de Canarias. Asimismo, se redactó en el citado Congreso un documento muy interesante que ha debido ser considerado poco oportuno por la dirección centralista, ya que no se ha tenido en cuenta para nada. Como se sabe todo ello culminó con la profunda escisión sufrida por el PSOE de Las Palmas, marchándose los socialistas históricos, los luchadores socialistas de toda la vida, como Felo Monzón, Leonardo Péñate, etc. Todos ellos, viendo la necesidad de luchar por Canarias en una organización auténticamente socialista y vinculada a los verdaderos problemas de nuestro pueblo, se han integrado en el proceso denominado de Unidad Socialista Canaria.”
Ese grupo de ya ex-militantes acabaría integrándose en la mencionada de Unidad Socialista Canaria, un colectivo que participaría en el proyecto de la UPC, de la mano de su líder, Felo Monzón. Y como ellos otros destacados socialistas como Antonio Pérez Voiturez, se escindirían del PSOE para fundar en enero del mismo 1979 la denominada Unión Socialista Obrera Canaria (USOC), otra escisión nacionalista cuyos protagonistas acabarían integrándose en el refundado Partido Nacionalista Canario, ya en 1982.
Lo narrado viene a poner de manifiesto que parte de la militancia socialista comenzó a identificarse con el nacionalismo canario en auge. La cultura política nacionalista estaba marcando el ritmo y los partidos políticos españoles como el PSOE debían adaptarse a las nuevas circunstancias sociales.
No se entendería de otra manera la estrategia del PSOE canario durante este año 1979, con ejemplos tan notorios como una moción presentada por sus concejales en el Ayuntamiento de Las Palmas, en la que solicitaban:
«la creación de la Comunidad Autónoma de Canarias que comprenda el ámbito territorial del Archipiélago Canario, a fin de que el pueblo canario acceda a su propio gobierno, con el máximo de competencias que le confiere la Constitución del Estado español y la nacionalidad canaria sea libre en su devenir histórico y asuma el protagonismo que merecen y necesitan junto con los demás pueblos del Estado español».
El partido había asumido abiertamente que Canarias era una nacionalidad, como lo eran Cataluña, Galicia o Euskadi. Y es en estas circunstancias que, en julio del mismo año, se llegó al II Congreso del Partido Socialista Canario-PSOE. En transcurso del mismo se va a definir el «El partido de los socialistas canarios»[1], de la siguiente manera:
«El PSC es un partido que, dentro de su tradicional concepclón federalista del Estado, propugna de acuerdo con las actuales características y circunstancias geopolíticas, sociables y económicas de la nacionalidad canaria, una fórmula autonómica que permita que los canarios, mediante los órganos de autogobierno, articulados a través de vías democráticas de representación política que garanticen y desarrollen la soberanía popular, sean protagonistas de su presente y de su futuro, Juntamente con los restantes pueblos del Estado español, en el que se integra la nacionalidad canaria». La ejecutiva de Las Palmas propone además la mayor autonomía orgánica del partido en Canarias, respecto de la estructura federal y en la base de que «será plena en cuanto se refiera y afecte a la política canaria y a la propia organización del partido en el territorio canario».
No hay que perder de vista que Canarias no sería definida como nacionalidad hasta la reforma de su Estatuto de Autonomía en 1996. Esto nos permite hacernos una idea del calado estratégico de la nueva política identitaria adoptada por el PSOE canario. Otro ejemplo nos lo dan las declaraciones hechas por el secretario general del partido, Jerónimo Saavedra, quien en el transcurso del Congreso pidió la palabra para afirmar: “seguimos siendo un partido que podemos celebrar estos congresos, que somos pioneros en la construcción de la región canaria y ahora de la nacionalidad canaria”. La intervención de Saavedra seguiría por la vía del resurgimiento nacionalista “que a pesar del sentimentalismo que contiene no se le puede quitar su parte de racionalidad”.
Quien conozca la trayectoria que Saavedra siguió durante los años en que ocupó la presidencia del gobierno de Canarias entenderá el drástico contraste que tal discurso tiene con la política que seguiría posteriormente. Pero aún así, no faltarían las voces críticas que acusarían de sucursalista a la dirección del partido. Es a través de un reportaje del periódico El Eco de Canarias, de donde extraigo las siguientes voces discordantes durante el mencionado congreso:
Así, Augusto Brito, de la agrupación de Santa Cruz de Tenerife afirmaría: “nos ha faltado en el partido un compromiso estrictamente canario, muy a pesar del cambio de nombre de ese Partido Socialista Canario-PSOE no hemos demostrado nada. Simplemente hemos seguido dando la imagen de una sucursal política; ni hemos participado realmente en la vida canaria ni hemos dado respuestas concretas”. En un sentido similar se pronunció Antonio Ara, de La Laguna, quien no se anduvo con rodeos: “esto no ha sido una ejecutiva ni socialista ni canaria”.
Pero aún más interesante resulta para lo que nos ocupa, la intervención de Rolando Rodríguez que, continuando con el tema del nacionalismo y la canariedad afirmó: “en el Congreso de Bajamar se declaró el nacionalismo de nuestro partido, pero no supimos asumirlo, no supimos enfrentarnos al tema cuando era tiempo, cuando pudimos hacerlo. Les dejo como dato que la UPC basó su campaña electoral en las resoluciones del PSOE en Bajamar”.
Por su parte, García Déniz, de Los Realejos aseguró que “la UPC ha sabido llegar a la gente, mientras nuestra ejecutiva ha ido a remolque de otros partidos, sin iniciativa. El actual modelo de partido que tenemos no nos conviene”.
Queda claro que la UPC estaba marcando el ritmo político en la izquierda canaria y el PSOE se había visto superado. La preocupación era general en un partido que, en las elecciones municipales de dicho año 79, había visto como la UPC les superaba como principal fuerza política de la izquierda canaria.
De igual interés es la ponencia de Cultura aprobada en dicho Congreso, la cual ha resaltado la crisis de identidad histórica de Canarias y la crisis de identidad cultural, advirtiendo que «desde diversos sectores se ha manipulado demagógicamente, dando un peligroso salto en el vacío». Una ponencia que muestra que “el partido propugna la asunción de los acerbos culturales e históricos, los del pasado, los que configuran a Canarias desde la Conquista, reconociendo que existen restos históricas y culturales aborigenes que hay que conservar y propugnando una idea de síntesis”. “La ponencia afirma que lo fundamental es responder a tres preguntas básicas: ¿De dónde venimos?, ¿qué somos?, ¿hacia dónde vamos?”.
Profundizando en lo debatido y aprobado en el congreso socialista, el mismo medio informa: “el Congreso asume el marxismo y el nacionalismo, pero en términos amplios, como un camino a llevar a cabo y como un camino entre otros”. Además, respecto a las ponencias: “en la que trata de nacionalidad se puede leer… «los socialistas canarios creemos que se profundiza en Canarias liberando las fuerzas de autoidentificaclón de nuestro pueblo, facilitando, promoviendo e impulsando la búsqueda de esta identidad, en la historia, en el presente y hacia el futuro. Esta concepción dinámica del hecho canario nos lleva a los socialistas del PSC-PSOE a colocar a nuestro pueblo en el camino hacia su identificación como nacionalidad».
Han pasado más de 40 años y hoy el PSOE canario ha vuelto a ser… eso, el PSOE en Canarias, dejando incluso de utilizar las siglas PSC por alguna razón que desconocemos. Sus actuales dirigentes se refieren a Canarias como región y algunos incluso reivindican el nacionalismo español de manera abierta. Cabe preguntarse el porqué de un cambio tan drástico en un partido con una larga trayectoria en Canarias pero que incluso ha retirado los colores de la bandera de su logo (véase el antiguo logo en la fotografía que acompaña el presente artículo).
Como sabemos, se avecinan tiempos duros para nuestro pueblo y la necesidad de un Partido Socialista CANARIO, autocentrado, que defienda los intereses del Archipiélago frente a cualquier medida impuesta desde Madrid es fundamental. El hecho de que el actual Gobierno de Canarias esté compuesto por el PSOE canario, Podemos y una fuerza nacionalista como es Nueva Canarias, en parte heredera de aquella UPC de los años 70 y 80, evidencia que la gran alianza entre el socialismo y el nacionalismo progresista canario es posible. Pero para ello es crucial la recanarización del PSC-PSOE. De su implicación en la defensa de los intereses canarios depende el futuro de esta tierra. No es tarde para que vuelvan la vista a su propia historia y tomen ejemplo de la línea que tomaron en 1979.
También nos debe servir de lección para el nacionalismo canario, pues cuándo este estuvo unido logró tal hegemonía que incluso llegó a influir en los principios de los grandes partidos políticos estatalistas.
[1] Sin duda, un guiño al Partit dels Socialistes de Catalunya.
* El autor de texto es Badayco Said, que se define como «amante de la Cultura Canaria. Graduado en Historia por la Universidad de La Laguna y Técnico Superior en guía, información y asistencias turísticas. Interesado en los Estudios Decoloniales, actualmente trato de problematizar la canariedad». El artículo fue remitido por correo electrónico a Tamaimos.com para su publicación.