A estas alturas seguro que ya lo saben: el cántico futbolero por excelencia en los estadios canarios, el Riqui-raca, dicen que viene de lo que cantaban los ingleses en el fútbol a principios del siglo XX. Ha de ser verdad porque salió en prensa, se puede leer en varias páginas web, lo sacó Ignatius Farray en La vida moderna, y hasta circula por Whatsapp. Tanta gente no puede estar equivocada. Y además es que es lógico: a principios del siglo XX en Canarias había fleje de ingleses, los ingleses trajeron el fútbol… Todo cuadra. El Riqui-raca no puede sino venir de lo que cantaban los ingleses en los partidos. ¿Y qué cantaban los ingleses?
Según Javier Domínguez, que es quien puso en circulación este dislate, lo que cantaban los ingleses era Reach in rank, shine on back, shine on back, hurrah hurrah hurrah! Y claro, la gente nuestra escuchó la cantinela, la copió según le sonaba y de ahí surgió nuestro Riqui-raca, simbombaca, simbombá, hurrá hurrá hurrá. Así de fácil, misterio resuelto. Todo el mundo corriendo a contar el disparate. Porque eso es lo que es esta teoría, un disparate: el autor no aporta absolutamente ninguna referencia histórica a la canción original, que no aparece por ningún lado, ni tiene tampoco pies ni cabeza en inglés, ni es plausible desde el punto de vista de la fonética. Es a todas luces un invento.
La historia de este bulo hay que buscarla a finales de agosto de 2017. Un lector nos envió a Tamaimos un artículo firmado por Javier Domínguez para que lo publicáramos, que no era otro que el hoy famoso texto sobre el supuesto origen inglés del Riqui-raca. La primera lectura ya nos bastó para ver que aquello carecía de fundamento; la conclusión, disparatada; el supuesto cántico inglés, un despropósito. Declinamos publicarlo. A los pocos días, ya en septiembre, nos encontramos con que el artículo salía publicado en La Provincia, en un ejercicio de cachanchanismo periodístico que pronto copiaron otros como Infonortedigital o udlaspalmas.net , incapaces de hacer la más mínima comprobación como sí hicimos nosotros. La crisis del periodismo.
Con los datos de que disponemos, la “tesis” inglesa no se tiene en pie. El propio Domínguez apunta que un seguidor del Marino CF trajo el Riqui-raca en los años veinte del siglo XX tras una larga estancia en Cuba. ¿En qué quedamos? El mismo autor se contradice. Otros aluden a Paco Zuppo Núñez como fuente clave para desvelar el origen de la canción: el mítico seguidor del CD Tenerife era el animador estelar antes de los partidos desde el centro del campo al grito de Riqui-raca, y posteriormente estuvo apoyando también a la UD Las Palmas en el ascenso de 1951. He ahí dos líneas de investigación más prometedoras en las que convendría profundizar, pero con rigor metodológico, no dando pábulo a suposiciones calenturientas.
Pero si el papel lo aguanta todo, las pantallas mucho más. En segundos pueden difundir las ocurrencias más absurdas para terminar dándoles carta de naturaleza a fuerza de repetirlas. Ahora está de moda buscarle un origen anglosajón a cualquier expresión canaria, y si hace falta se inventa: las roscas vienen de rock cracks (grietas en la piedra); las cotufas, de corn to fry (no importa que la palabra cotufa ya aparezca en el castellano antiguo); guagua viene de la empresa norteamericana Wa & Wa Co Inc en Cuba (no importa que en Cuba ya se hablara de guagua para el transporte mucho antes de que llegaran los gringos); cambullón viene de come buy on o de can buy on, que los inventores no se ponen de acuerdo (qué importa que el diccionario hable de la voz portuguesa cambulhao). Hoy basta que cualquier iluminado crea ver un supuesto anglicismo en el léxico canario que, por delirante que sea, todo el mundo lo da por bueno y se lo traga con aparejo y todo. Por lo visto arrimarnos al inglés nos da mucha prestancia aunque sea mentira. Pues bien, en esta nómina hay que incluir también al Riqui-raca y el bulo del Reach on rank, shine on back.
Prestancia o no, la única expresión inglesa con la que tienen que ver estas supuestas etimologías es fake news.