
Los datos están al alcance de todo el mundo, tanto en la página oficial del ParCan como en Wikipedia. Aunque haya que hacer malabares entre tantas siglas, alianzas y escisiones, se puede afirmar, pisco más, pisco menos, que un hipotético acuerdo electoral entre Nueva Canarias y Asamblea Majorera -una ICAN 3.0- rondaría los 90.000 votos y los siete diputados en un parlamento de setenta diputados, si es que la Ley electoral no incrementa finalmente los escaños de nuestra cámara. Sería, en la práctica, devolvernos a 1991 cuando entre ICAN y AM obtuvieron 89.921 votos: los famosos 5 + 2 diputados. No parece que un escenario así tenga demasiado que ver con el “partido de amplio espectro” que propugnaba Román Rodríguez recientemente y que es política y matemáticamente imposible de construir exclusivamente con fuerzas de la socialdemocracia canaria como son Nueva Canarias y Asamblea.
Los límites de una propuesta así -muy mona, intelectualmente- son evidentes puesto que no resuelve ninguno de los grandes problemas pendientes de la izquierda nacionalista canaria: su falta de proyecto político nacional estratégico, su incapacidad de conectar con mayorías más allá de sus feudos tradicionales, su apego a la zona de confort donde se está tan a gusto, su satelización con respecto al PSOE, siempre interesado en hacerla desaparecer,… Personalmente, sigo considerando más interesante para el nacionalismo progresista la perspectiva de apostar por la construcción de una nueva etapa del nacionalismo canario, transversal y popular, que recentre y civilice al centro-derecha canario, le dote de perspectiva nacional y, sobre todo, que haga todo esto desde una posición hegemónica, con el apoyo electoral que la sociedad canaria ha negado de manera recurrente a opciones exclusivamente de izquierdas para dárselo a opciones “de amplio espectro”.