El debate sobre la energía nuclear es como un zombi: cuando parece que ha desaparecido, siempre acaba volviendo. Si en la década de los 70 y los 80 se puso de moda el icono con un sol naranja sonriente y el eslogan de ‘Nucleares no’, en 2019 el debate aún sigue vivo en Europa sobre si la energía nuclear es necesaria para la transición energética sigue de actualidad.
La necesidad de seguir dependiendo de las nucleares como parte del ‘energy mix’ europeo para llegar a la neutralidad climática en 2050 fue uno de los principales puntos de discusión de los líderes europeos durante la última cumbre del 12 de diciembre, en la que se proponían alcanzar un acuerdo para declarar la Unión Europea como neutral en términos de emisiones de carbono para 2050 y del que se acabó desmarcando solo Polonia, que comparte el objetivo, pero no cree de momento que pueda cumplirlo.
Aunque la mayor parte de los países de la UE le han puesto fecha de caducidad a la energía nuclear, el primer ministro checo, Andrej Babiš, capitaneó un pequeño grupo de líderes que abogaban por considerarla como una energía verde, ya que no emite dióxido de carbono, aunque los científicos siguen sin solucionar el problema de la gestión de los residuos radioactivos. Al final se salió en parte con la suya. En las conclusiones de la reunión consiguió colocar un párrafo que “reconoce” el derecho de los Estados miembros a decidir qué fuentes de energía utilizar y apunta que “algunos Estados miembros han indicado que usan energía nuclear como parte de su combinación de energías nacional”.
“He persuadido a los líderes de la UE hoy de que la energía nuclear es nuestra manera de alcanzar la neutralidad climática. Para los ciudadanos checos, esto significa suficiente energía verde para décadas”, se felicitaba Babiš a la salida de la reunión.
Un manual para saber qué es verde y qué no
Para saber hasta qué punto las nucleares serán parte de la transición tendremos que esperar al desarrollo de la letra pequeña del Pacto Verde. En uno de sus primeros pasos, la Unión Europea creará una lista de actividades económicas ‘verdes’, llamada “taxonomía”. Con ese directorio, la Comisión pretende “crear un lenguaje común para inversores, que puedan utilizar en todos los sitios cuando inviertan en actividades económicas con un impacto positivo en el clima y el medio ambiente”, en palabras de su portavoz Dana Spinant.
Con esa lista unificada y clara, en Bruselas buscan sentar un estándar mundial que otros países tengan que seguir -por ejemplo, China cataloga de ‘verde’ la construcción de nuevas centrales de carbón más eficientes-. Y además los políticos y los actores económicos europeos tendrán la capacidad de identificar inversiones verdes con un criterio único. Esto será importante, por ejemplo, en la negociación del nuevo presupuesto a siete años de la UE, en el que el Parlamento pretende dedicar un 25% a inversiones con un impacto climático positivo.
Un grupo de expertos nacionales de las capitales europeas será el encargado de proponer un catálogo exhaustivo de actividades verdes. Además de unas emisiones de CO2 bajas, las diferentes actividades deben cumplir con el principio de “que no causen daño significativo” al medio ambiente por cualquier otra razón. Así que se espera que la energía nuclear y el gas no estén clasificadas como energías verdes en la lista final, aunque sí podrían considerarse como energías de transición.
Para los Verdes en el Parlamento Europeo, este principio de “no daño” deja a las nucleares fuera de la ecuación: “Ayudará a evitar que la energía nuclear se considere como una inversión verde”, se felicitaban en un comunicado de prensa.
Eso sí, de momento la Comisión Europea no excluye ni incluye específicamente en la lista las nucleares. Los técnicos de la Comisión dicen que evaluarán una a una todas las alternativas. Se espera que la Comisión presente la lista final antes del fin de 2020, que aún tendrá que recibir el visto bueno de los líderes de las capitales y de los europarlamentarios.
La energía nuclear no vuelve…
Fuentes consultadas de las principales organizaciones ecologistas europeas no creen que la mención en las conclusiones del Consejo Europeo sea una amenaza y celebran la creación de esta lista. Eso sí, dicen que seguirán de cerca su elaboración para asegurarse de que la nuclear no acaba entrando por la ‘puerta técnica’.
“Una multitud de intereses especiales tratará de reescribir estas reglas tras las puertas, pero los grupos sociales y los miles de ciudadanos que están preocupados se mantendrán muy atentos”, decía Luca Bonaccorsi, director de finanzas sostenibles de la ONG Transport & Environment en un comunicado de prensa.
En la misma línea de alerta se muestra la eurodiputada de Izquierda Unida, Sira Rego. “La trampa es pensar en el cambio climático solo en clave de emisiones”, defiende. “Por eso nosotras preferimos hablar de crisis ecosocial. Aborda el modelo energético, las políticas extractivistas, las relaciones económicas y las de explotación”.
…Pero no se acaba de ir
Aunque se espera que la lista de productos verdes que prepara la Comisión deje fuera a la nuclear, el 30% de la electricidad que se consume a día de hoy en Europa aún proviene de los reactores, y 14 de los 28 estados de la Unión Europea producen energía de esta manera.
En un momento en el que las energías fósiles parecen destinadas a morir, muchos países cuya electricidad depende de las nucleares dicen no poder permitirse el lujo de pasarse a las renovables de la noche a la mañana.
Por ejemplo, en Francia, cuya electricidad procede en un 60% de sus 58 reactores nucleares, han dilatado los plazos que se habían propuesto para su reducción. Una nueva ley pospone hasta 2035 su objetivo para reducir su aportación al 50% de la electricidad (hasta ahora planeaban hacerlo en 2025) y prevén construir nuevos reactores que sustituyan a los 14 que deben cerrar en los próximos años por su antigüedad. En República Checa, también están planeando construir nuevos reactores para reducir su dependencia del carbón, “aunque eso fuera contra la legislación europea”, en palabras de Babiš .
El director general de la Agencia Internacional de la Energía, Fatih Birol, también cree que el declive de las nucleares en el mundo puede ser negativo para alcanzar las ambiciones climáticas de Europa. “Los gobiernos deben mantener las plantas nucleares que tienen. Es la solución más barata. Sería un gran despilfarro y una pena si no las mantenemos”, dijo en un evento en septiembre.
Además, hay científicos que recuerdan que ha evitado la emisión de unas 60.000 millones de toneladas de dióxido de carbono al evitar la combustión de fósiles en los últimos cincuenta años, gracias a que evitado el uso de combustibles fósiles, según Associated Press .
Aunque está aceptado que es imposible gestionar de manera limpia los residuos de las nucleares, el debate sigue vivo. Si la Unión Europea quiere alcanzar la neutralidad de carbono en 2050, los países más dependientes de las fósiles no ven posible realizar las inversiones necesarias en solar y eólica en unos pocos años. Y eso parece que va a hacer que las nucleares sigan como energía de transición para las próximas décadas…y que el debate vuelva a resurgir con fuerza en 2020.
* Artículo de Ivo André Alho originalmente publicado en Cuarto Poder. Compartido bajo Licencia Creative Commons.