Decir que Canarias es un territorio estratégico y punto caliente en la economía a nivel global puede parecer una obviedad pero en la lógica general no lo es tanto, ya que históricamente nuestra realidad económica, política y social ha sido una materia pendiente en nuestro currículum escolar.
Si partimos desde nuestros primeros contactos con las hegemonías políticas, económicas y sociales de la historia humana podemos decir que según una de las teorías de poblamiento de nuestro territorio, en la Isla de Lobos existió un mercado manufacturero de la púrpura. O sea, nos traslada a que ya desde los primeros momentos de la población isleña estuvimos relacionados con el Imperio que dominaba Europa y el Norte de África. Luego viene la etapa de la Edad Media, conquista árabe de la Península Ibérica, y no es hasta que los normandos llegan a las islas más cercanas a nuestro continente, que no volvemos a tener información de nuestra relación con el mundo y los reinos que gobernaban en Europa. Ahí empieza la etapa que ya no se detiene hasta la época actual.
Desde el siglo XIV hasta la actualidad, la relación de nuestro territorio con la economía mundial ha sido siempre de un papel como base logística para la expansión de los imperios castellano-aragonés, británico y portugués: obtener esclavos, hacer rafias en el continente, tener mano de obra para producir desde cochinilla, azúcar, vino, tomates, plátanos, etc., y a partir de los años 70 después de la crisis del petróleo, entrar en el marco de la especulación financiera y el turismo de masas. Así, resumiendo de forma escueta, podemos afirmar que en el devenir de la historia económica del mundo conocido actualmente, las Islas Canarias han tenido su lugar. Evidentemente, tanto en nuestros bolsillos como en nuestro territorio, esto solo ha sido una cosa que ha pasado al margen de nuestro ideario o de nuestras proyecciones, que buscan inocentemente una Canarias rural, romántica y folklórica. Mientras, la pirámide social se agudiza y nuestro territorio se consume entre el hormigón.
Actualmente, los países del norte, ante la falta de recursos primarios propios en sus territorios, se saben dependientes. Y para subsanar este déficit utilizan mecanismos de neocolonización de los países que sí los tienen. Por lo tanto, la realidad estructural del continente africano y la aplicación de la Ley de Malthus – guerra, emigración y epidemias – desde la descolonización, han ido amasando las condiciones, para que se de una inestabilidad muy fructífera para los intereses de los países que necesitan de sus recursos.
En este tablero estratégico continúa nuestro territorio, donde las fuertes inversiones han ido orientadas, no a mejorar la calidad de vida de los habitantes de las islas evidentemente, sino más bien a reforzar el nivel de infraestructuras logísticas necesarias para mantener los canales que facilitan la “inversión” en nuestro continente.
Bajo el marco del programa AECID del Estado español para con los países subsaharianos se ha promovido la creación de vínculos desde nuestro territorio con el continental, llevando a cabo programas de colaboración y creando redes que han promovido el asentamiento de algunas empresas canarias de diferentes ámbitos en sus territorios. Como en toda estrategia para abrir espacios de negociación y establecer contactos, se crean unos organismos cuya finalidad es abrir las compuertas a los intereses, no siempre inocuos, de los que promueven la apertura. Pongamos como ejemplos “inocentes” a la zona ZEC, como espacio logístico con régimen laxo de impuestos para la instalación de grandes empresas, en su mayoría extranjeras, que utilizan territorio insular para hacer negocios con el continente sin la suficiente tributación correspondiente o la Casa África (consorcio público español cuyo objetivo principal es el fomento de las relaciones entre África, Europa y España) sin menospreciar el trabajo positivo de visibilización del continente que esta hace en nuestro territorio.
Si a esto vamos sumando: situación geográfica, infraestructuras (muelles, aeropuertos, radares), militarización de todo el territorio (maniobras de la OTAN), mano de obra barata, población desnaturalizada, canales económicos controlados por pocos, telurio, gas, petróleo o más bien esquisto, etc., podemos observar que las condiciones que se dan o se van dando en Canarias en este momento actual son las idóneas para entrar en la zona caliente.
¿Está África en una zona caliente?
Actualmente existe una guerra económica soterrada entre países como son EEUU y aliados, contra China y Rusia por el otro, por el control de los recursos en el África subsahariana. Así, podemos afirmar que en este panorama de pulso estratégico-económico de potencias mundiales iniciado por su dependencia y también por la hegemonía económica, el continente africano está en una zona muy caliente y, como consecuencia de su situación, nuestro territorio también lo está.
La visita de los Presidentes de China y Rusia, la idoneidad de Canarias para la inversión según el Banco Santander, los diferentes programas de cooperación que se están llevando a cabo en Canarias con el continente, etc. nos abren unas puertas que pueden llevarnos a una situación con unas posibles consecuencias, tanto “positivas” como negativas, que ni de lejos se imagina nuestra población, pero estar en medio de una lucha de gigantes nunca ha beneficiado al territorio que toma parte en esta. La desestabilización que provocan los intereses y las inteligencias de estos países; la incertidumbre de no saber si seremos capaces de gestionar económica y físicamente la parte del pastel que nos toque; asumir los efectos, como repetir un crecimiento poblacional incontrolable que ha llevado en la actualidad a las islas centrales al colapso, o si nuestro territorio es capaz de equilibrar la responsabilidad de ejercer como plataforma para la explotación de nuestros hermanos africanos y sus consecuencias, etc., son algunos ejemplos de los posibles horizontes por encontrarnos.
Si esta va a ser la tan cacareada diversificación económica de las Islas, vamos a tener que empezar a plantearnos seriamente qué red vamos a crear para establecer estrategias de apoyo mutuo y reflexión que nos lleven a convencer a nuestros compatriotas que otro modelo es posible y que preferimos estar en la zona subtropical y no quemarnos en un punto caliente.
* Artículo de José A. García, músico del Colectivo Guineo. El texto fue enviado por correo electrónico a Tamaimos.com para su publicación.