¡Canarios y canarias!, permítanme dos o tres frases mal hilvanadas para, en pocas palabras, exponer lo que siento y al mismo tiempo no deseo. Esta paradoja se debe a que Canarias está por encima de nuestros deseos y sentimientos. ¡Actuemos como canarios!
Si eres gancanario, majorero, lanzaroteño o graciosero y progresista, en estas elecciones apoya a Nueva Canarias (NC), aprovechando el pacto coyuntural si no deseado, cuando menos necesario, con CC. Me dirán con razón -yo también lo pienso- que no se cumple el refrán de que más vale solos que mal acompañados; pero son precisamente los canarios orientales quienes (no importa si hombre o mujer) hemos dejado en entredicho a los que ahora, por fuerza mayor, necesitan buscar compañía en su intento, se supone que sincero, de hacer algo por Canarias o, al menos, de no perder la débil representación que ostenta en el Parlamento español la diputada Oramas.
No se trata de que otros partidos progresistas, aparte de NC, no piensen hacer algo por nuestro Archipiélago. Les concedemos el beneficio de la duda. Se trata de que a los canarios y canarias que tanto nos enorgullecemos de serlo, a la hora de la verdad no nos decidimos a dar el paso comprometedor de luchar por el bienestar de un pueblo que se halla abandonado a su suerte por no tener suficientes representantes en el Parlamento del Estado. Pues si no somos capaces de llevar -el nacionalismo canario, digo- suficientes representantes a la capital del Estado español para obligar a sus gobernantes a que nos devuelvan lo que nos quitan en el día a día; si no empezamos ya, y desde unos pocos, a poner colorados a esa mayoría de Diputados y Senadores que nos dominan colonialmente, nunca saldremos del marasmo en que nos encontramos.
No importa si tenemos que juntarnos con representantes de otros pueblos el Estado -progresistas, por supuesto- para luchar por nuestros derechos, nuestro trabajo, nuestra economía. Se trata, pues, de que nuestro pueblo empiece a tener confianza en sus representantes natos, cosa que no se hace hoy, pues quienes dan el voto a partidos cuyas decisiones se toman en función de lo que dice Madrid, poco podrán lograr para reparar nuestras propias necesidades.
En resumen, nos equivocaríamos si creyéramos que, unidas izquierdas y derechas canarias, conquistaremos el poder. Yo no lo creo y ustedes me figuro que tampoco. Tiempo habrá -pues el Tiempo es la Verdad- para luchar juntos todos los progresistas canarios, superando egoísmos insularistas. Hablamos de supervivencia, de éxitos plausibles, de posibilidades cercanas. El resto lo haremos mañana. Depende de ustedes. Y cuenten conmigo.
No hablamos ni del rico bondadoso de película ni del pobre que va al cielo porque da su visto bueno al poder económico que lo oprime. Ni todos los ricos son perversos ni todos los pobres son dignos de loa. Se trata más bien de luchar, democráticamente hablando, de la posibilidad, alcanzada día a día, de mejorar la vida de las personas que luchan, trabajando, de forma honrada, superando los egoísmos, en beneficio de toda la sociedad canaria, dícese del pueblo canario. Otros pueblos lo hacen. ¿Por qué nosotros no? ¿En qué fallamos? ¿Qué nos falta? ¿Preparación? Pues a luchar por una mayor preparación. Seremos aquello que seamos capaces de conseguir como personas y como pueblo. Para ello es necesario, entre otras cosas, que tengamos representantes de ideas progresistas y obediencia canaria en el Parlamento del Estado español y en Europa. Claro que una cosa es decirlo y otra, hacerlo.
Hay algunos canarios que piensan que Canarias no haría nada si no tenemos ayuda foránea. Admito que existe el problema del colonizado -que tan bien describe el psicosociólogo grancanario Manuel Alemán en su obra Psicología del hombre canario-, que se siente inseguro e incapaz de superarse. Pero entre todos podemos mejorar nuestra economía, nuestra educación y nuestro provenir. O nos superamos y apoyamos a los representantes canarios o no tenemos derecho a quejarnos. Hay que actuar ahora y después protestamos. Juntos tendremos posibilidades; separados, de poco nos valdrá después lamentarnos.
¿Y dónde están los luchadores nacionalistas del último cuarto del siglo pasado? Me refiero, como ya ustedes estarán pensando, a los combativos miembros de Pueblo Canario Unido o Unión del Pueblo Canario, entre otros. ¿Han pensado que sólo se hace camino al andar? ¡Seguro que sí! Pues bien, andemos juntos y demos tiempo al tiempo, que es todopoderoso, para conseguir acercarnos a nuestros objetivos. Apoyemos la candidatura canaria progresista, representativa de la lucha de nuestras gentes del Sur de Gran Canaria, Fuerteventura, Lanzarote y La Graciosa. No renunciemos a su lucha. El tiempo, que es omnipotente, abrirá nuevas perspectivas. Si nos alejamos, estaremos siempre en la cola. Apoyemos la lucha de Nueva Canarias, importando poco si todo lo que está hoy en perspectiva no es lo más deseable. ¿Es acáso más deseable una representación no canaria? ¿Acáso es más deseable fracasar por haber abandonado a nuestros representantes progresistas? Creo que no. Hay que luchar sin temor a la realidad que nos circunda, y el Tiempo, que es infinito, proveerá. Este es nuestro futuro. ¡Adelante! ¡Canarios y Canarias, apoyemos a nuestro pueblo!
Medito, me paro a pensar y el corazón me dice que no de el voto a esta circunstancial coalición; pero la cabeza me dice que debo hacerlo. ¿Y usted, hermana canaria, y usted, hermano canario, canarias y canarios todos nacionalistas y no nacionalistas, ustedes qué harán? El día 10 de noviembre lo sabremos. Ese día sabremos también si los cambativos luchadores del Sureste grancanario se han recuperado de las dudas que nos han asolado en los últimos tiempos.
Finalmente, muchos nacionalistas canarios se preguntarán si votar juntamente con una facción no progresista canaria y que tanto daño ha hecho a Gran Canaria no perjudicará el crédito de los luchadores de sólida conformación ética. Si me preguntan, les diría que dejen para otro momento -no olvidemos que el Tiempo todo lo puede- la respuesta a esa pregunta. Pues la respuesta existe, pero no es momento de explanaciones ineficaces e innecesarias, ¿verdad, pueblo canario?
Para acabar quiero aclarar que, aunque este razonamiento está dirigido preferentemente a las canarias y canarios de las Islas Orientales, sin embargo el sentiniento es extensivo a todos los canarios y canarias de las ocho islas, a más de dos millones de habitantes de las Islas Canarias.
*El autor es Cándido Rodríguez Ruano, Catedrático jubilado de Geografía e Historia en Enseñanzas Medias. El artículo ha sido enviado a Tamaimos.com por correo electrónico para su publicación.