Publicado originalmente el 7 de octubre de 2017
Se cumple esta semana el 150 aniversario del nacimiento de Secundino Delgado. Considerado el padre del nacionalismo canario, Delgado sigue siendo una figura desconocida entre la mayoría de la militancia de los partidos que se definen nacionalistas y gobiernan importantes instituciones de Canarias. La trayectoria vital y política de Secundino poco tiene que ver con el perfil de los dirigentes que ha tenido el nacionalismo institucional canario de las últimas décadas, mientras que al fundador del periódico El Guanche su compromiso con la clase trabajadora desde la Asociación Obrera de Canarias y su solidaridad con los independentistas cubanos le costó la persecución y la cárcel, a algunos dirigentes políticos nacionalistas canarios les ha ido mucho mejor su economía creando partidos nacionalistas desde el poder autonómico que si se hubieran dedicado a los oficios para los que estudiaron (o no estudiaron).
Estos días que tanto se habla del Referéndum de Autodeterminación de Cataluña celebrado el pasado 1 de octubre hemos visto que desde los nacionalismos canarios se ha reaccionado de forma diferente. Unos han mirado para otro lado, sobre todo desde el nacionalismo institucional, y otros han improvisado actos marcados por la división y la falta de discurso propio.
En los estatutos aprobados en su VI Congreso Nacional celebrado el pasado mes de marzo en Las Palmas De Gran Canaria Coalición Canaria se define como “una organización política, nacionalista y progresista y de estructura federal que tiene como objetivos fundamentales la consolidación por vías democráticas de la Nación Canaria, así como, el reconocimiento y defensa de su identidad como pueblo soberano integrado en una concepción plurinacional del Estado y un firme sentimiento europeísta“. Mientras que Nueva Canarias en los documentos que aprobó en su IV Congreso Nacional celebrado el pasado mes de mayo también en la capital grancanaria definió entre sus principios y fines: “Defender, desarrollar y divulgar la construcción nacional canaria, con las mayores cuotas de autogobierno para las islas, en el marco del Estado español y la Unión Europea, teniendo en cuenta nuestra particular situación geopolítica en el continente africano. Reforzar las instituciones y realidades que desarrollen la identidad de Canarias como Pueblo, y su protagonismo político, económico y cultural”.
Esa defensa de la “consolidación de la Nación Canaria” que se plantea Coalición Canaria o la defensa de la “construcción nacional canaria” que recogen los documentos de Nueva Canarias debería haberlos llevado a tener un discurso menos equidistante en el conflicto entre el Gobierno español y el catalán, al fin y al cabo el proceso catalán ha sido llevar a la práctica la construcción de la nación catalana. Por poner otros ejemplos de nacionalismos que tienen representación institucional en el Estado español: la misma semana del referéndum catalán en el Parlamento vasco el PNV y Bildu mostraron su respaldo al referéndum catalán y rechazaron que el Estado tomara medidas para frenarlo, la franquicia de Podemos en Euskadi se abstuvo y el PP y el PSOE votaron en contra de esa resolución en la cámara vasca. En Galicia el BNG organizó actos de apoyo al referéndum.
Pero en Canarias tanto Coalición Canaria como Nueva Canarias han preferido mirar para otro lado. A pesar de lo que defienden sus estatutos, los dirigentes de estas fuerzas entienden que no van a pescar votos en las aguas revueltas del proceso catalán, más bien temen que pueden perderlos si muestran públicamente su apoyo. Y en parte tienen razón si comprobamos que en algunos municipios donde estas fuerzas gobiernan con mayoría absoluta, esos mismos electores en las elecciones generales suelen votar al PP o al PSOE (como ha ocurrido en el sureste grancanario en el caso de NC y en algunos municipios de Tenerife donde gobierna CC).
En el caso de Coalición Canaria los pocos dirigentes que se han pronunciado sobre el proceso catalán han estado más cerca de los posicionamientos del Partido Popular, ya en octubre del año pasado el presidente Clavijo llegó a declarar que “el referéndum lo carga el diablo” y “el Estado tiene que defenderse”. Su madre política, Ana Oramas, fue más allá, y después de la violencia policial del domingo 1 de octubre que fue denunciada por la prensa europea y norteamericana la reacción en redes sociales de la portavoz de CC en el Congreso fue similar a la que tuvieron los dirigentes del PP: “Todo mi apoyo y solidaridad a los policías nacionales y guardias civiles que están trabajando en condiciones tan difíciles y duras. Y desde luego mucho ánimo a sus familias”. Un mensaje muy diferente fue el escrito unos días antes también en Twitter y Facebook por Pedro Quevedo. El portavoz de Nueva Canarias en el Congreso de los Diputados mostró su respaldo a la decisión de los estibadores de Barcelona de no suministrar comida al crucero de los policías españoles desplazados a Cataluña para reprimir el referéndum. También hay que contar que el mensaje de Quevedo no recibió prácticamente ningún respaldo público de dirigentes de su partido.
Si miramos a los partidos que en sus programas electorales defienden la autodeterminación de Canarias, hay que decir que Unidad de Pueblo y Alternativa Nacionalista Canaria han reaccionado al proceso catalán por separado y con improvisación. Unidad del Pueblo convocó en solitario un acto en el Club La Provincia, en el que participó un portavoz de Bildu. Dirigentes de Alternativa Canaria Nacionalista y Unidad del Pueblo promovieron una concentración el 29 de septiembre en solidaridad con Cataluña. A estos partidos se sumaron militantes del Partido Comunista del Pueblo Canario. Fue un acto con mucha improvisación. No tenían un manifiesto conjunto y la prueba más clara de improvisación fue que una militante de Podemos (cuyos dirigentes no estaban en el acto) fue la que finalmente leyó el texto.
Así están las cosas 150 años después del nacimiento de Secundino Delgado. La ciudad que lo vio nacer sigue rindiendo homenaje a su carcelero Valeriano Weyler en una céntrica plaza. Diferentes organizaciones políticas llevan años pidiendo al Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife que sustituya el nombre del militar español (Weyler construyó los primeros campos de concentración de la historia que provocaron la muerte de cientos de miles de cubanos durante la lucha contra el colonialismo español) por el nombre del padre del nacionalismo canario. Pero esta reivindicación se ha encontrado siempre con la oposición del partido que lleva tres décadas gobernando la capital tinerfeña. ¿Saben el nombre de ese partido? Les daré una pista: se define nacionalista progresista y defiende la consolidación de la nación canaria. Si Secundino levantara la cabeza…
@juanglujan