Soy nuevo en Tamaimos aunque formo parte de la diáspora canaria desde 2006. Los últimos 8 años de mi vida, he residido en Angola (y aquí continúo) ejecutando en áreas rurales y remotas proyectos de fortalecimento de la agricultura familiar para apoyar a decenas de miles de productores rurales pobres que forman parte de la Base de la Pirámide. Desde adolescente, he pretendido tener una visión autocentrada en Canarias. Desde la distancia, siempre me he sentido cercano a las visiones del nacionalismo canario hacia el lado izquierdo del espectro ideológico. He sido muy crítico con la perspectiva de desarrollo que se ha tenido para el archipiélago a partir del Gobierno de Canarias desde que tengo uso de razón. Además, muchas veces, me he sentido incómodo con la labor de los representantes de los partidos canarios en Madrid que han estado generalmente más pendientes de perpetuar las estructuras de dependencia del archipiélago, utilizando la fuerza de sus votos para soluciones cortoplacistas y subsidios.
Ahora bien, dicho todo esto, desde la distancia, no consigo entender cómo personas con visiones semejantes a la mía prefieran, en la práctica, que no se tenga por la provincia de Las Palmas diputados que hablen en el Congreso de Canarias. No entiendo cómo puede ser preferible desde una visión nacionalista juntarse con partidos que responden a intereses muy legítimos pero ajenos a Canarias. No entiendo que no se vea razonable que la unión electoral entre NC y CC es, en la situación actual a falta de otras alternativas canarias mínimamente serias y con alguna probabilidad de éxito, la única opción posible.
Desde la distancia, no lo consigo entender.