En 1958, España tenía una provincia más que hoy. El Sáhara Occidental se convirtió ese año en la provincia número 53 como estrategia para evitar la descolonización del territorio, tal y como pedía la Organización para las Naciones Unidas (ONU). El pueblo saharaui pasaba a ser un pueblo español. La ciudades comenzaban a adquirir una fisionomía similar a las de la península: edificios familiares, piscinas, coches… Pero, en noviembre de 1975, mientras Franco agonizaba, todo cambió. Tras años de enfrentamientos con los rebeldes saharauis –conocidos como el Frente Polisario–, las reclamaciones por parte de Marruecos y Mauritania para controlar el Sáhara Occidental, España decidió abandonar un territorio que había prometido defender, dejando a un pueblo a su suerte, sin completar la descolonización.
Ahora, 44 años después, un grupo de jóvenes tanto españoles como saharauis han decidido abrir ese baúl que tanto tiempo llevaba cerrado. Para ello han lanzado el documental web Provincia 53, disponible desde el viernes 20 de septiembre. “En España hay, dentro de nuestra memoria histórica, un silencio todavía más profundo que tiene que ver con lo colonial. De eso no hablamos, ni siquiera cuando hacemos repasos de memoria democrática, porque hablar de eso significaría hablar de violencia y expolio cometidos por nuestra parte. Y eso es un primer silencio que debemos reparar para tener justicia y reparación”, explica Laura Casielles, poeta colaboradora de La Marea y la coordinadora de este documental que pretende romper con ese silencio instaurado en nuestro país.
Como recuerda Jadiya Ali, ayudante de producción que nació en los campamentos de refugiados del Sáhara Occidental, el territorio se convirtió en colonia española en 1884. A partir de ahí, se dividió el territorio en dos entidades administrativas, Río de Oro y Saguía el Hamra, que finalmente acabaron unidas de nuevo cuando la zona se convirtió en la provincia 53. “En aquel momento [finales de los años 50] se estaba produciendo una ola en la que todos los países estaban buscando su independencia”, explica Casielles, que destaca que la fecha más importante para el documental es 1975, año en el que la historia queda enterrada. “Tenemos que pensar que estamos en un momento muy complejo, todavía en Guerra Fría. Ahí Argelia es un país del bloque socialista y Marruecos empieza a convertirse en un aliado estratégico de Occidente”, señala la poeta.
“La Transición supuso para los españoles una cosa y para los saharauis supuso la contraria, el exilio. El silencio empezó ahí. Supuso quedarse en un campamento de refugiados, algo que los saharauis pensaban que sería temporal, nadie esperaba la traición de España”, lamenta Ali, que incide en que “el engaño fue doble”. “El rey Juan Carlos I va al Sáhara Occidental el 2 de noviembre de 1975, recién nombrado Rey. Y promete que España va a apoyar al Sáhara. Días después lo traiciona. Felipe González va a los campamentos de refugiados en el 79, promete que nunca los abandonará y cuando llega al gobierno empieza a hacer tratos con Marruecos”, relata Casielles.
Estos motivos son los que han provocado que los sucesivos gobiernos hayan intentado que el baúl nunca volviese a abrirse. Y de ahí nace, según Jadiya Ali, ese interés por “despertar esa memoria democrática y memoria compartida que tiene España con el Sáhara Occidental”. “Nace cuando nos damos cuenta de que la gente de nuestra generación no sabemos gran cosa de esto. No lo hemos aprendido en la escuela, no lo vemos en los medios –o no en este sentido– y no nos los ha contado nadie. Hay un cambio generacional. La gente de la edad de nuestros padres lo recuerdan porque lo vivieron pero, de algún modo, hemos heredado la responsabilidad y la vergüenza sin haber heredado la historia”, explica Casielles.
En el marco de este trabajo también han salido a la calle a preguntar sobre esta parte de nuestra historia reciente. Las caras de sorpresa se sucedían al desvelar que el Sáhara Occidental había sido una provincia española. “Yo estudié aquí y al Sáhara se le dedica poquísimo tiempo en la escuela. Y esto es la causa de que todo un pueblo esté en un campamento de refugiados. Por eso es fundamental que las nuevas generaciones entiendan el lazo que les une a nuestro pueblo”, explica Jadiya Ali, que estudió parte de la secundaria, el bachillerato y la carrera en España.
Pero este desconocimiento no sucede, por ejemplo, con la historia colonial de España en América Latina. ¿Por qué con el Sáhara sí sucede? ¿Por qué no hace nada un gobierno como, por ejemplo, el de Pedro Sánchez?
L.C.: No se habla de esto porque se enlaza con muchas cosas. Hablar de lo que sucedió en América Latina hace cinco siglos es más fácil porque los responsables nos quedan muy lejos. Pero en este caso, muchos responsables siguen vivos y han estado activos políticamente hasta hace muy poco. Como en tantas cosas, muchos cargos del régimen franquista se heredaron y la gente de las colonias africanas, sobre todos los militares, tuvieron muy buenos ascensos. Y esa Transición en la que tantas cosas se callaron y esos consensos que sirvieron de tapadera para tantos silencios produjo esto. Porque al final lo que sucedió fue la venta de un pueblo para tener una mayor tranquilidad en la frontera sur. Por eso es difícil abrir ese melón.
J.A.: Respecto al tema de Pedro Sánchez, los saharauis no confían especialmente en el PSOE porque hay una historia tras ello. Es el partido que le creó esperanza al Sáhara y al final nos engañó.
L.C.: Y ahí te das cuenta de que nos han engañado los mismos a unos y a otros, a los saharauis y a los españoles. [Risas] En el docu hay una línea cronológica que va poniendo en diálogo lo que pasa aquí con lo que pasa allí. Y ahí se ve súper claro. Pero hay más indicios de hermanamiento. En el Sáhara se han hecho exhumaciones de fosas comunes y se han encontrado cadáveres con documentación española. Esos muertos datan del 71 o el 72. Y eso es muy tarde. Hablar de que hay desaparecidos del franquismo del año 72 es otro gran melón a abrir.
J.A.: Pero también te digo, si se abre el baúl, lo que tenemos en común es mucho más de lo que nos separa
Quizá eso es lo que les da miedo. Cuando tiene cosas en común, te sientes cercano y te afecta mucho más lo que sucede allí.
L.C.: A eso queremos jugar. A decir que esto es una historia de familia que nunca nos han contado.
Memorias cruzadas
Uno de los ejercicios realizados durante el docuweb lleva el título de Memorias cruzadas, donde saharauis y españoles que pasaron en el territorio ponen su historia en común, sus lazos, sus recuerdos. “Memorias cruzadas es un término que le copiamos a los portugueses. Ellos lo usan para referirse a la memoria que ellos han hecho de sus propias guerras coloniales. Y tiene que ver con salir de esas visiones que a veces han sido bastante hegemónicas cuando se habla de colonización, y que son muy buenistas, muy paternalistas. Nosotros tomamos las dos perspectivas e intentamos ver qué pasa cuando las ponemos en diálogo”, afirma Casielles.
A Jadiya Ali, este experimento le ha hecho “revivir recuerdos”. «Hay muchas vivencias comunes entre las dos partes, incluida la decepción. Pero llama mucho la atención los recuerdos de las dos personas que ponemos a dialogar. Es que parecían familia, habían vivido lo mismo. Era una relación de hermandad, de mucha cercanía, que de repente se fractura”, destaca con tristeza, haciendo hincapié en que muchas personas que por allí pasaron decidieron quedarse con los buenos recuerdos de aquellos años y olvidar lo que está pasando ahora: “No son capaces de abrir su propio baúl”.
El conflicto hoy: el poder de Marruecos
En la actualidad, la ONU considera que la potencia administradora del Sáhara Occidental sigue siendo España. A pesar de esto, el territorio se encuentra integrado en la lista de territorios no autónomos de las Naciones Unidas, cuya soberanía se disputan tanto Marruecos como la República Árabe Saharaui Democrática, que controla los llamados Territorios Liberados, al este, separados por un muro gigantesco de 2.720 kilómetros, totalmente militarizado por parte del Reino de Marruecos.
El fin del conflicto armado cesó en 1988 cuando Marruecos y la RASD aceptaron la propuesta de la ONU de celebrar un referéndum en 1992, llegando a crear la Misión para la Organización de un Referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO). Un plebiscito que nunca se llevó a cabo y, en 2019, el pueblo saharaui sigue viviendo en campos de refugiados. Mientras, las denuncias de violaciones de derechos humanos y de expolio por parte de Marruecos, se suceden día tras día. “El boicot de Marruecos está presente en todo lo que hacemos y se nota. A veces, un país se compromete a acoger un evento o una manifestación, y días antes lo cancelan por la presión de Marruecos”, denuncia Jadiya Ali.
Además, Ali considera que “el silencio es internacional” pues del Sáhara se obtienen numerosos recursos y no interesa su independencia. “Puedes denunciar lo que quieras, puedes tener embajadores de todos los países pero no sirve nada. De hecho, muchas de las propuestas que lanzan Amigos del pueblo saharaui de diferentes nacionalidades en cumbres de la ONU son apoyadas por muchos países, pero hay uno fuerte que siempre veta eso”. Jadiya Ali se refiere a Francia, un país que tiene poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, lo que impide que mucha de las propuestas lleguen a buen puerto.
En mayo se produjo la dimisión por problemas de salud del enviado de Naciones Unidas para el Sáhara Occidental Horst Köhler, una noticia que lamentó el Frente Polisario ya que consideraba que Köhler había sido “incansable en su búsqueda a una solución justa” para el Sáhara Occidental. Sin embargo, Jadiya Ali no está tan de acuerdo: “Nos llevamos tragando la historia de los enviados especiales montones de años y, ¿cuántos han pasado? ¿Qué han hecho? Nada”, se queja.
Ante esta situación, el pesimismo se ha instaurado en el pueblo saharaui, que ve prácticamente imposible alcanzar una solución pacífica al conflicto. “Gran parte de la juventud saharaui está de parte de volver a la lucha armada. Y se sabe que no es algo simple, pero en los campamento ya se trata con normalidad el tema de volver a las armas. Y es algo que se entiende. Apostamos por la vía pacífica y no se ha conseguido nada”, revela la joven saharaui. Laura Casielles recuerda las palabras de otro integrante del proyecto: “Brahim Chagaf no se cansa de repetir que ‘Hasta que no empiece a haber muertos aquí, no van a volver las televisiones’”. Y eso nos lo decían muchos. De ahí viene el empeño por este documental, cuya intención es volver a poner esto en la opinión pública sin necesidad de que haya muertos”.
Provincia 53, que ha sido producido por el Instituto 25M para la Democracia dentro del marco de un proyecto de cooperación internacional financiado por la AECID, estará disponible en la web www.provincia53.com. También recorrerá otros lugares como Cádiz (23 de septiembre), Bruselas (25 de septiembre) o Pamplona (26 de septiembre). “Nuestra intención es que llegue a los campamentos, que la gente en España se pueda reunir para verlo y debatir”, desea Casielles. “Y que llegue a quienes tiene que llegar para que pongan solución”, termina Ali.
* El texto es de Dani Domínguez, publicado originalmente en La Marea. Compartido bajo Licencia Creative Commons.