Desde hace ya algún tiempo estoy fascinada con el giro decolonial que junto con el feminismo negro me han dado las herramientas no solo para seguir articulando mi militancia política sino también para poder entender mejor cómo funciona este sistema mundo y las posibles tácticas y estrategias para confrontarlo. Aprender de las luchas de liberación nacional del Caribe y de la importancia de la erradicación de todas las opresiones para poder lograrlo, me han hecho darme cuenta que las tácticas han sido infinitas. Los Black Panthers lo tenían bien claro, al sistema se le confronta “by any means necessary” y por eso no solo apostaron a la lucha armada sino también a impulsar reformas a un sistema opresor para mejorar la calidad de vida de su gente. Como muy bien explica Stuart Hall en su texto “Race, The Floating Signifier”, urge lanzarse a la lucha política sin garantías. Es desde ahí y con la experiencia de otras, y la nuestra, que en la Cole hemos decidido apostar a la esperanza radical, sin garantías, inventando diferentes estrategias y sin mucho miedo a tener que volver a empezar de cero. Hasta ahora, con altas y bajas nos hemos sentido contentas con nuestro trabajo y logros y hemos tratado de bregar con las derrotas. Algunas llevamos suficiente tiempo en esto para saber que no todo el mundo va a estar de acuerdo con nuestros discursos, posturas, acciones y compañías, pero si bien las diferencias y las críticas, constructivas o no, nos pueden llevar a reflexionar, también nos hace pensar en la imposición de ciertos métodos y tácticas particulares.
Aníbal Quijano acuñó el término de la colonialidad del poder para analizar las relaciones sociales de nuestro sistema mundo capitalista y racista en donde el invento de la raza sirvió como otro método de clasificación social, se impuso el capitalismo como patrón mundial de explotación y la hegemonía eurocéntrica como el modo para controlar e imponer un tipo de conocimiento. Leyendo sobre el giro decolonial y de las experiencias de lucha del Sur Global me pregunto si en la izquierda no estamos reproduciendo lo mismo, si no estamos imponiendo una colonialidad de la lucha. Partiendo de nuestros referentes revolucionarios en donde, por ejemplo, conocemos más sobre la revolución francesa o la rusa que sobre la revolución mexicana, las teorías políticas que predominan en los discursos y, sobre todo, la constante imposición métodos y tácticas para la lucha. Este último punto es el que más me llama la atención. En la Colectiva nos hemos dado cuenta que hay un estudio minucioso y detallado de todo lo que supuestamente hacemos mal y, por lo tanto, nos llevará a un fracaso estrepitoso. Un estudio que siempre sale cuando más ruido hacemos, cuando logramos impulsar un debate a nivel nacional o lograr algún cambio. Es justo en ese preciso momento cuando tenemos a lxs analistas políticxs de la lucha explicando y debatiendo por largas horas e incluso días sobre el quehacer político de la Cole. Estoy segura que eso siempre ha pasado pero me imagino que ahora con las redes sociales hay más resonancia. Y es que al parecer lo que empieza como supuestas sugerencias de qué, cómo, cuándo y dónde debemos hacer las cosas termina en ataques directos y personalistas. Sabemos que hay personas que simplemente quieren destruir el proyecto, recuerdo haber leído precisamente ese comentario “hay que acabar con la organización”. Frente a eso no hay nada que hacer, simplemente pichar. Pero también están las personas que consiguen protagonismo con la crítica a la Cole, que aprovechan cualquier foro, incluso los nuestros, para darnos una lección de lucha y lo más gracioso de todo es que esperan que cojamos un lápiz y un papel para anotar detalladamente todas sus “sugerencias”.
Afortunadamente frente a este grupo hay uno solidario y poderoso que se ha convertido en nuestrxs aliadxs acérrimos que sin dejar de ser críticxs ante los procesos, porque no siempre coinciden con las posturas de la Cole, reconocen que los procesos no son ni puros ni perfectos, que las tácticas cambian sobre la marcha, que no todo está escrito sobre piedra, que no todos los fracasos causan las mismas consecuencias y que al fin y al cabo somos nosotrxs, lxs que nos nos tiramos a las calles, comunidades, escuelas, centros de trabajo a cambiar y tratar de mejorar nuestra vida, lxs imprenscindibles. Como decía la escritora Alice Walker, “ we are the one that we have been waiting for”.
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Hall, S. “Race, The Floating Signifier”
https://msu.edu/course/ams/280/hall3.html
Quijano, A. “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”
https://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20140507042402/eje3-8.pdf
* La autora es Vanesa Contreras activista, feminista, inmigrante y cofundadora de la Colectiva Feminista en Construcción. Trabaja como catedrática auxiliar en el Departamento de Lenguas Modernas de la Universidad Interamericana de Puerto Rico donde también es integrante del Centro Interdisciplinario de Investigación y Estudio del Género (CIIEG) y del Centro de Educación, Conservación e Interpretación Ambiental (CECIA). Su área de interés es la intersección de opresiones de raza, clase, género, lugar de origen y especie. Publicado por 80 grados que lo toma de Ahora la turba. Compartido bajo Licencia Creative Commons.