Publicado originalmente el 15 de junio de 2017
El concepto de interés general es difícil de definir, pero debe ser algo similar al bien de la mayoría. Eso sí, en el actual sistema político, el bien común se elige cuando se introduce el voto, y eso no hay concejalías de participación, ni nada que lo arregle. Luego la institución de turno realiza su acción de gobierno según su agenda política, la cual está influida por los intereses de los que pagan las campañas electorales, de los que ejercen como grupos de presión o de los principios de los representantes públicos. Son muchas las ocasiones en las que hemos escuchado a un cargo público hablar de interés general cuando presenta una medida. Normalmente esa acción en nombre de la mayoría suele ser contestada por grupos opositores, para quienes el interés general es otra cosa. Pero en el caso que nos toca, hay cierta unanimidad en señalar el interés general. Hablamos de la construcción del Siam Park en el sur de Gran Canaria y del acuario de la empresa Loro Parque en Las Palmas de Gran Canaria. Coinciden en señalar la defensa del manido interés general, representantes del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, gobierno y principal grupo de la oposición, del Cabildo de Gran Canaria, grupo de gobierno actual y anterior, y del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, enclave donde se situará el parque acuático. Curiosa unanimidad.
En Canarias estamos acostumbrados a ver proyectos que son bendecidos por el interés general. Recuerden ustedes el Puerto de Granadilla. Digo recuerden, porque las hostilidades entre ecologistas y valedores datan de hace más de una década, concretamente la obra fue adjudicada el 27 de febrero de 2007. En medio, manifestaciones históricas, una ILP (Iniciativa Legislativa Popular) con más de 50.000 firmas, un Nuevo Catálogo de Especies para posibilitar la obra, precursora en relación a las trabas que eliminó, a la Ley del Suelo, y una lucha mediática enconada, con destacados defensores en pro de la construcción de la infraestructura. Hoy en día la realidad ha dado la razón a los apoyaban el Puerto. El recinto del sur de Tenerife ha creado miles de puestos de trabajo y en él atracan anualmente miles de barcos de todo el mundo, que están generando una enorme riqueza a la isla. Un negocio que se ha rentabilizado con los años…
Ustedes habrán adivinado que les he colado una patraña. El Puerto de Granadilla, diez años después, no se ha terminado. En enero, el presidente de la Autoridad Portuaria de Tenerife, Ricardo Melchior, anunciaba que estaría operativo antes de junio. En marzo, seguían en la idea de inaugurar este mes, pero con la salvedad de poner como fecha tope el 31 de julio. Hay que recordar que el Gobierno de Canarias, presidido por Román Rodríguez, lo declaró como proyecto de interés público en 2002, cuando un joven Fernando Clavijo no era ni concejal en La Laguna. Quién le iba a decir que lo iba a inaugurar y que tendría que defender su interés estratégico.
Pese a no haber sido inaugurado, habría que valorar lo que ha costado hasta ahora. Sabemos que la obra, adjudicada a FCC Construcción, Sato y Promotora Punta Larga, tiene un coste de 114.582.734,45 euros. Ahora mismo están trabajando 24 horas para inaugurar cuanto antes, señala Melchior, pero los plazos, como hemos visto, no se están cumpliendo del todo. ¿Qué será de nosotros sin el Puerto Industrial de Granadilla, ese que va a dar, mantiene Melchior, muchos puestos de trabajo y mucha riqueza? ¿Cómo hemos vivido hasta ahora sin él?
Eso sí, viendo las declaraciones de interés general del Gobierno de Canarias, el concepto resulta cuanto menos difícil de comprender. En esa selecta lista, que recoge el interés general del Ejecutivo, está desde la merecida y justa reubicación de los vecinos de Ojos de Garza, afectados por la ampliación del Aeropuerto de Gran Canaria, al proyecto de Chillida en Tindaya, declarado de interés general en 1995, al derbi canario de fútbol entre el Club Deportivo Tenerife y la Unión Deportiva Las Palmas, en el año 2011. Por lo tanto, es difícil entender qué es de verdad por el bien común, qué es un capricho y cuál es la defensa de los negocios de los amigos.
Como «de interés general» han definido el Siam Park, de la familia Kiessling, varios cargos políticos. Desde el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, a José Miguel Bravo de Laguna, ex presidente, Marco Aurelio Pérez, alcalde de San Bartolomé de Tirajana, además de empresarios turísticos varios, líderes de opinión y medios de comunicación de masas. Una unanimidad que no se concreta en la definitiva construcción del parque acuático, por un tira y afloja entre el Cabildo y San Bartolomé de Tirajana, una vez solventado el «problema» de los restos arqueológicos en El Veril. Pero todos lo quieren en pie, dicen que atrae turismo, del familiar, del bueno, y alguno se atreve a pronosticar que es nuestra vía de salvación cuando el turismo pinche.
Sin entrar en la estéril disputa política, lo cierto es que, a todas luces, el término «interés general», aplicado a un parque acuático, se me antoja que queda grande. De igual forma, me sorprende desagradablemente que un gobierno supuestamente progresista como el del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, esté plegado a los pies de la familia alemana, en lo que compete a la construcción del Acuario Poema del Mar. Resulta llamativo ver como la nueva política, la que venía a desbancar a los poderosos, ha abrazado el Poema del Mar. O se lo ha tenido que «tragar», como dice Doreste. En cualquier caso, con hotel, sin hotel, con pasarela, sin pasarela, el tripartito no ha podido impedir, si alguno vez lo quisieron hacer, un proyecto que apadrinó el Partido Popular del antiguo alcalde Juan José Cardona. Eso es así, y allí el turismo, ese turista familiar y de crucero que nos va a salvar, va a observar cómo en la ciudad más habitada de las islas se encierra a grandes cetáceos, cuando la mayoría de las ciudades empiezan a eliminar esta atracción. Todo por el interés general.
Perdonen mi ingenuidad, pero interés general debería ser; reducir las listas de espera; mejorar las infraestructuras sanitarias, sin sospechosas donaciones de dudosa legitimidad; abaratar el coste de la educación pública; reducir el coste del comedor escolar para familias necesitadas, además de mejorar el menú de dichos comedores, haciéndolo más sano y con productos locales; incentivar las escuelas infantiles públicas, haciéndolas más accesibles para todos y no sometidas a los intereses de empresas de dudosa ética; incentivar el empleo de calidad y bien remunerado, implementando las leyes necesarias para ello; facilitar el acceso a la vivienda digna, ofreciendo el parque público de casas a las familias que lo requieran, todo ello con una política más efectiva que la que se está llevando a cabo… Creo que no hace falta seguir para ejemplificar el bien común, el bien de la mayoría social de las islas. No nos confundamos, señores, un parque acuático no es interés general, en todo caso es el interés concreto de unos cuantos; los de siempre.