Publicado originalmente el 12 de julio de 2012
Si una sola persona debiera encarnar la Memoria Histórica Canaria, ejemplificando por sí misma los crímenes y atropellos que un sistema inhumano es capaz de cometer contra un individuo acorralado, ésta sería sin duda Juan García, “El Corredera”. Seguramente sea esa convicción la que ha puesto de acuerdo a las gentes de la Memoria Histórica en Canarias para reivindicar que el día de su ajusticiamiento sea conmemorado como el Día de la Memoria Histórica de Canarias. Llevando en mente la consideración inicial que fundamenta esta serie, nos sumamos a esta reivindicación.
La historia de Juan García se ha escrito y contado por muy diversos medios, entre ellos al menos dos libros (El Corredera, aquel fugitivo de leyenda, por Gustavo Socorro y La verdad sobre El Corredera, de Alfonso Calzada Fiol, su abogado ), el cine documental , obras poéticas como el sublime Romance del Corredera , de Pedro Lezcano, musicado por Mestisay y canciones dedicadas al teldense ( “Al Corredera” , de Braulio). Sin embargo, continúa siendo una historia poco y mal conocida, como suele suceder con nuestros asuntos en nuestra tierra. Existen además elementos que no ayudaban hasta hace bien poco a formarse una visión de conjunto. Por ejemplo, si bien durante algún tiempo su militancia comunista fue negada por algunos de sus familiares y por el propio Alfonso Calzada Fiol, hoy sabemos que su militancia en el Partido Comunista era cierta y duró, como mínimo, hasta 1947. Hay quien lo sitúa en la Plaza de San Gregorio en Telde, el 18 de julio de 1936, junto con otros izquierdistas como Juan del Peso, Elsa Wolf, José Collado y Francisco Casimiro, armados con pistolas y escopetas.
Sí sabemos con certeza que fue prófugo militar y vivió en condiciones de semi-clandestinidad hasta 1947, empleado en la industria conservera de Las Palmas de Gran Canaria. Cuando ya cree que no corre peligro, en 1947, vuelve a su Telde natal, donde se entera de los abusos de todo tipo cometidos contra su familia en el afán de falangistas locales –concretamente, el carnicero Vicente Santana Trujillo- por saber de su paradero. El acoso parece ser especialmente hostil en la persona de su hermana Pino pero también su madre y el resto de hermanas. Juan García decide tomarse la justicia por su mano y mata al falangista, tras lo cual huye a las cumbres, dando comienzo a una segunda etapa en su persecución. Durante ese mismo año, escondido junto al concejal comunista Francisco Casimiro en un refugio, participa en una escaramuza en la que muere un Guardia Civil y otro resulta herido. En 1949, Casimiro es detenido y condenado a treinta años de prisión. Mientras tanto, la leyenda de El Corredera crece sin cesar. No será hasta 1958 cuando, tras una delación, es finalmente acorralado y detenido en La Culata de Tejeda.
Juan García Suárez es juzgado por la vía civil y militar. Por la primera de ellas, es condenado a nueve años por atentado, homicidio frustrado y tenencia ilícita de armas. Por la vía militar, es condenado a muerte. Desde su detención hasta el día de su muerte, la campaña para lograr salvar su vida, no tuvo precedentes en una sociedad literalmente aplastada por la Dictadura. El propio Obispo Pildáin logró que el Papa Juan XXIII pidiera clemencia a Franco, sin que nada detuviera a quien tantos asesinó. En los intentos por salvar la vida de El Corredera hemos de hallar el germen de Canarias Libre, un grupo de jóvenes intelectuales de izquierda nacionalista como Fernando Sagaseta, Carlos Suárez o Andrés Alvarado. Es muerto a garrote vil el 19 de octubre de 1959.
P.S: Por el interés de algunos testimonios, incluimos este vídeo emitido por la Televisión Canaria en su programa «Código Abierto».