Publicado originalmente el 25 de junio de 2016
Vino Íñigo Errejón a las Canarias para decir que no podemos seguir siendo una «colonia turística». Así sin rodeos. Resulta que Errejón, un pope de la nueva política, se atreve a emplear el término tabú que mejor describe Canarias en el contexto español y europeo. Una sola palabra, colonia, que resume la condición subalterna del Archipiélago, su economía dirigida e intervenida, su población cautiva de las empresas españolas que le colocan el sobrante, su subdesarrollo inoculado o su casta dirigente como correa de transmisión de intereses ajenos. Errejón la empleó en un mitin sin que nadie se burlara de él, sin que nadie lo llamara ombliguista, victimista o lo acusara de desayunar niños crudos con el café y leche. Y mira que ya con la humillación española de las prospecciones petrolíferas algunas figuras públicas empezaron a usar en Canarias la palabrota antes reservada sólo a radicales loquinarios. Pero Errejón la legitima mucho más. Ahora no es una figura política canaria, sino de la península (o de península, como dice mucho alegantín de ahora) la que dice que Canarias es una colonia. Lo nunca visto. Ahora sí que está legitimada la condición colonial de las Islas, no como antes. Ahora sí que podemos decir que Canarias es una colonia sin que nos dé vergüenza ninguna porque lo dijo el pope Errejón, dónde va a parar. Y fíjate tú que como por arte de magia a los pocos días ya Meri Pita criticaba el trato colonial que brinda el gobierno de España a este país, cuando hasta ahora la palabra «colonia», la que mejor nos describe, ha brillado por su ausencia en el discurso de Podemos.
Uno se alegraría por esta conversión como la de San Pablo si resultara mínimamente creíble. Pero lo cierto es que este afán anticolonialista repentino es artificial, falso e incluso bastante afectado. No me lo creo. Primero, porque Podemos hasta ahora no ha hecho mención de la colonialidad de Canarias como problema o realidad central, aun siendo el rasgo definitorio que nos caracteriza. Segundo, porque Errejón se refirió a Canarias como «colonia turística», y no colonia a secas. La colonización de Canarias por el turismo de masas es sólo una faceta de nuestro carácter colonial, que es mucho más profundo. Canarias es una colonia española, está a merced de los intereses españoles, que desdeñan los intereses canarios, y a las prospecciones petrolíferas me remito. Sus empresas distorsionan nuestro mercado mandándonos sus excedentes; nuestras infraestructuras financian sus necesidades y no las nuestras, como pasa con los aeropuertos; la autonomía canaria está bajo tutela de Madrid. A cambio del maná turístico, España nos paga con la peor financiación del Estado, once puntos y medio por debajo de la media. Cabe preguntarse quién mantiene a quién.
Los patriotas españoles de Podemos ¿moverán un sólo dedo para alterar ese estado de cosas? ¿Pondrá fin el partido patriótico a la relación colonial de España con Canarias, antepondrá los intereses canarios a los españoles en el Archipiélago? Todo apunta a que no. Todo apunta a que la referencia a la colonia no es más que un engodo electoralista. En Cataluña Podemos llega a alterar su lema de campaña para acomodar la realidad política del país, marcada por el avance soberanista, y no perjudicar sus opciones electorales: «la sonrisa de un país» se convierte en «la sonrisa de un pueblo», en un ejercicio de calculada ambigüedad. Los canarios, sin embargo, no podemos esperar la misma sensibilidad de los patriotas de Podemos. Errejón calificó a Canarias de «colonia turística», pero en la web del partido, nuevamente por arte de birlibirloque, «colonia turística» se convierte en «enclave hotelero de trabajo de miseria». Ni rastro de la palabra «colonia», para no escandalizar a sus votantes españoles.
Esto es lo que hay. El mensaje se modifica en un sitio u otro según convenga, y si para ello hay que manipular las declaraciones de un candidato, se hace y punto. Ese es el nivel. Esa es la credibilidad de las críticas de Podemos a nuestra condición colonial. Me consta que el partido tiene en Canarias muchos miembros bienintencionados. Quizá deberían pedir explicaciones por este ocultamiento. Que explique Errejón el objeto de esta manipulación. O mejor todavía: que lo expliquen Meri Pita y Alberto Rodríguez. Si pueden.