Batata News. «Yo traía caramelos para todos y un bizcocho casero para compartir. ¿Ahora qué hago? ¿Otra vez lo mismo de la carne? Vinieron amigos de Murcia que alquilaron coches en el Aeropuerto para apoyarnos y se fueron porque no encontraron aparcamiento. La culpa es de Augusto Hidalgo», argumenta la señora vecina del Paseo de Chil, que ya tuvo que cancelar un asadero (barbacoa) porque sus amigos no encontraron aparcamiento por culpa de los carriles bici. Es solo un ejemplo de los varios testimonios desgarradores recogidos por Batata News de los convocantes a la manifestación contra la metroguagua y los carriles bici en Las Palmas de Gran Canaria. La manifa esperaba contar con al menos 500 personas y se quedó en nada. La culpa, de la falta de aparcamiento.
Muchos eran los coches que rodeaban la ciudad a la hora de la concentración sin encontrar su hueco. Ante el fracaso de sus intentos, dieron media vuelta y se fueron. Un vecino de Vegueta cuenta lo siguiente: «yo cogí mi coche de mi garaje en la calle de los Reyes para aparcarlo en zona Triana. Busqué aparcamiento pero no había. Yo tengo derecho a tomar el vehículo para recorrer un trayecto que recorrería en diez minutos a pie y aparcar delante de la manifa. Malditos carriles bici». Pero si desgarradora es la historia de este vecino, que ha rehusado dar su nombre, más estremece escuchar a Gonzalo Pedralbes, un vecino de la zona de Santa Catalina. Pedralbes, que tiene problemas en una pierna, alude que no puede coger la guagua para ir a Triana «porque para eso tengo mi coche y pago mi impuesto». «Di dos vueltas, aparqué en una esquina y la Policía Local, al servicio del ínclito Hidalgo y de la mafia de la metroguagua y la Sitycleta, me multó. Indignante».
En una próxima ocasión tienen intención de hacer una vaquilla para dejar sus indispensables coches en el Parking Privado de San Telmo. «Nos pueden quitar nuestros derechos pero no podrán con nosotros». La idea es llamar a Nardy Barrios para que aparque los coches en las distintas plazas según su medición. La vecina del Paseo de Chil cuenta de manera estremecedora cómo tiene todavía carne de aquel asadero frustrado. «La congelé. Hemos hecho cocido montañés, una especie de puchero de vosotros, albóndigas, arroz con carne, la hemos fileteado, he invitado a mis vecinos que tienen plaza de garaje y echo todos los días un poquito a mi Yorkshire. Pero todavía tengo carne. Ya no puedo más, las venas se me están tupiendo, pero no la quiero tirar. Hidalgo, eres un insolidario».