Llego casi jadeando a mi encuentro con Edmundo Ventura, quien debe llevar ya un rato esperando en el café de Atocha, a juzgar por el gesto contrariado. No soporto la impuntualidad pero iba tan absorto en el metro leyendo las encuestas que me pasé tres paradas.
E.V: No me vengas con cuentos, Josemi. El tiempo siempre es compartido… Ni siquiera esas encuestas te deberían distraer de la norma más elemental de la urbanidad, que no es otra que la puntualidad…
J.M: Vale, Edmundo, no me seas tan severo, anda… Reconoce que tú también te quedaste lelito cuando las leíste en la prensa…
E.V: Pocas cosas hay que me asombren ya y mucho menos la cocina para los amigos en forma de horquilla generosa y entierro anticipado del enemigo político…
J.M: ¿Quieres decir que no les concedes credibilidad?
E.V: Tanto como eso… El 26 saldremos de dudas. Sí creo que el PSOE va a ganar y que Coalición va a ser segunda pero que ni el primero sube tanto ni los nacionalistas bajan tanto. Más bien me la juego y digo que la diferencia entre ambos será de unos cinco diputados a favor de los socialistas…
J.M: O sea que sumarían para formar gobierno, ¿no?
E.V: O se quedan en puertas…
J.M: Y entonces, ¿no habría pacto de izquierdas?
E.V: Ahí sí que soy tremendamente escéptico. Creo que al PSOE le viene mucho mejor garantizar el apoyo de Coalición a los presupuestos durante los próximos cuatro años y, con los pactos en cascada, saldría ganando mucho más que con un hipotético pacto de izquierdas, cuyas ventajas no están tan claras. Los socialistas canarios son muy poco de izquierdas y muy centralistas, muy sumisos. Al final harán lo que diga Madrid y a Madrid le conviene más un pacto tranquilo en unas islas que no saben ni dónde quedan… Si no hay mucha diferencia, hasta Coalición pone el presidente… o la presidenta.
J.M: Me parece un poco descabellado lo que planteas, Edmundo. No lo veo, la verdad…
E.V: No lo ves porque en el fondo sigues siendo un romanticón de izquierdas que confunde los deseos con la realidad… Si fueras un escéptico descreído, como yo, verías todo un mundo de posibilidades…
J.M: ¿Y de qué me valdría? ¿Para ser un completo amargado?
E.V: Bueno, una amargura medida, bien llevada,… no es tan mal estado vital, créeme.
J.M: Ya, pero en tu caso hace que veas todo con demasiada distancia, nada te entusiasma…
E.V: Te concedo que en mí no hay entusiasmo por casi nada. Ahora bien, eso no quiere decir que no haya opciones que prefiera antes que otras.
J.M: ¿También en política?
E.V: También en política.
J.M: Pues, a ver, no te voy a preguntar a quién votarás porque sé que no me vas a responder pero sí por el pacto que preferirías que gobernase.
E.V: Obviamente, también sería una elección de lo menos malo puesto que lo mejor, como sinónimo de perfecto, es imposible y, como dicen algunos, enemigo de lo bueno. Digamos que coincido con la defensa del “mientras tanto” que le he oído a Errejón últimamente y, según parece, él se la oyó a Mujica, el ex presidente de Uruguay, quien, a mi juicio,…
J.M: Venga, no te enrolles: ¡el pacto!
E.V: Allá voy. En primer lugar, un pacto PSOE-CC-NC y, si no, el pacto de las izquierdas.
J.M: ¡Ya el conejo me riscó la perra! ¿Y eso?
E.V: Muy fácil. El primer pacto sería un pacto muy amplio, de centro-izquierda, entre un españolismo moderado y el nacionalismo canario realmente existente, también moderado, con canal de interlocución abierto con Madrid y vocación social. Representaría a más de la mitad del electorado y una mayoría más que suficiente en el Parlamento. Además, contribuiría a equilibrar a este gobierno canario tan escorado hacia Tenerife que hemos padecido en las últimas legislaturas. Sería, en ese sentido, más representativo del país en su conjunto, no sólo territorial sino socialmente. Evitaría además tener que pagar ningún chantaje a Casimiro Curbelo, algo inadmisible desde un punto de vista democrático y creo que contribuiría a cierta renovación y recentramiento de Coalición, o por lo menos, al pase a un segundo plano de sus sectores más conservadores.
J.M: Tú has visto mucho Juego de Tronos últimamente me parece a mí… ¿Y el otro pacto no te gusta?
E.V: El segundo pacto sería algo menos representativo territorialmente y al tener una identidad más marcada de izquierdas también contaría con menos apoyos. También estaría más claramente escorado hacia las Canarias orientales y eso lo haría más frágil, en mi opinión. Desde luego sí tendría una clara virtud: sería el pistoletazo de salida para una auténtica depuración de Coalición, que se ha acabado por convertir en el PRI canario a base de perpetuarse en el poder. Sin embargo, no veo yo al PSOE renunciando así como así al voto de las dos diputadas de Coalición en el Congreso español cuando tanta falta le hacen todos los apoyos para sacar adelante cuatro presupuestos…
J.M: Veo que en ambas hipótesis estaría NC…
E.V: Y el PSOE, obviamente. Sí, creo que a NC le corresponde jugar un papel de alta responsabilidad política, ofreciéndose para pactar cualquiera de estas dos opciones, sentadas unas bases mínimas. Puede y debe apoyar la posibilidad de que exista un pacto de izquierdas pero no puede en absoluto despreciar la posibilidad de apoyar un pacto como el primero. Le toca erigirse en árbitro, moderador, pringarse las manos y entrar a gobernar, haciendo lo que mejor hace, en mi opinión, encargarse de la sanidad, los servicios sociales, la educación,… dando una orientación progresista y redistributiva a ese hipotético gobierno, intentar recuperar el tiempo perdido. Lo otro es condenarse al corralito histórico de ser la muletilla del PSOE allí cuando y donde los necesiten. Been there, done that. Ya han pasado por ahí. Uno espera más de la izquierda nacionalista…
J.M: ¿Qué esperas?
E.V: Que con su histórico diez, quince por ciento de votos, haga lo máximo posible; que se ocupe sobre todo del “mientras tanto” sin olvidarse del «portraer»; que no caiga en el ensimismamiento del radicalismo verbal que de nada le sirve a nuestro pueblo; que le deje eso a otros, …
J.M: Joder, Edmundo, tienes respuesta para todo… ¿Por qué no te presentas tú, ya que sabes tanto y lo tienes todo tan claro?
E.V: ¡Mira qué bonito el cielo de Madrid! Parece un cuadro de Velázquez…