Publicado originalmente el 18 de junio de 2015
Dicen que no hay más ciego que el que no quiere ver. Añado que no hay más ciego que el que está ciego de poder. Lo más contraproducente es tener gobernantes ciegos. Esto viene a colación de la placa del industrial tabaquero Eufemiano Fuentes Díaz instalada en el nuevo Parque Estadio Insular de la capital grancanaria. Eufemiano Fuentes Díaz nació en 1911. Fue un empresario del tabaco, importante aguateniente y promotor de espectáculos y clubes deportivos. El Estadio Insular se llamó durante varios años «Estadio Eufemiano Fuentes». Hasta ahí todo más o menos normal. Sin embargo, aparejado a su labor empresarial, unía una actividad política dentro de la Falange Española. Apoyó el Golpe de Estado de 1936 y en los años 40 formó parte de las «Brigadas del Amanecer», grupo falangista que se dedicó a asesinar desafectos en la posguerra. Los cadáveres eran eliminados en la Sima de Jinámar, el Pozo de Arucas o la Mar Fea. Entre los asesinados por las «Brigadas del Amanecer» está Braulio González García, un bebé de cuatro meses. Ocurrió el 23 de diciembre de 1936 y el asesino material fue un falangista de Tamaraceite. El derecho de pernada con las empleadas de la tabaquera «La Favorita» era habitual.
Tras la Transición se empezó a cuestionar su impunidad. El hombre era alérgico a la democracia. Con la entrada de tabaco americano, su negocio empezó a tambalearse y comenzó a ser investigado por Hacienda. En algunos círculos se habló que entre los fardos de tabaco importado traía droga a las islas, con la mediación de su yerno mexicano. Una droga que causó estragos en los sectores populares de las islas. Eufemiano desapareció. Acosado por delitos económicos, denostado por crímenes de guerra, el industrial tabaquero desaparece. Se dice que fue secuestrado por uno de los sufridores de sus abusos, Ángel Cabrera «El Rubio». El 6 de octubre de 1976 aparece una masa informe en el pozo de la Dehesa. Dicen los artículos de la época que se le reconoce por el pijama y las zapatillas, pero el Instituto Anatómico Forense de Las Palmas (hoy Instituto de Medicina Legal) no pudo afirmar que realmente fuera el cuerpo del empresario. Motivos para desaparecer tenía, pero también es posible la versión del secuestro y asesinato, ya que había generado mucho odio. Un enigma por resolver.
¿Quién puede homenajear a este criminal de guerra? Pues los promotores del Parque Estadio Insular, Juan José Cardona y José Miguel Bravo de Laguna. Allí se instaló una placa que recordaba a Fuentes como uno de los promotores de la construcción del populoso recinto, sin acordarse de sus atrocidades. Dice Francisco González Tejera que «como familiar de víctimas del franquismo no puedo más que mostrar mi absoluta indignación, mi total desolación por ver como en una supuesta democracia se sigue potenciando y admirando el holocausto fascista, condenándonos a que la historia se pueda repetir». González Tejera es nieto de uno de los asesinados por el fascismo en aquella época y promueve la iniciativa por recordar la memoria de los fusilados de San Lorenzo, entre ellos su mentado abuelo. Al respecto afirma que «lo más grave de todo esto es que los responsables de este homenaje, como Juan José Cardona, alcalde de Las Palmas de G.C. hasta el domingo 24 de mayo, nos niegan a las familias de las víctimas abrir la fosa común del cementerio de Las Palmas para recuperar sus restos para darles sepultura digna. En cambio, sí invierten dinero público en hacer homenajes a brutales asesinos fascistas». Eso se llama memoria selectiva. El alcalde saliente de la capital grancanaria ha elegido sus homenajeados. Y dicho sea de paso, la oposición no ha cuestionado todavía el hecho.
Ante la inacción de las instituciones competentes, el Partido Comunista del Pueblo Canario, el Colectivo de Jóvenes Comunistas y ciudadanos a título personal, decidieron poner cartas en el asunto. Manifestó Carmelo Suárez, secretario general del PCPC, que «el hecho de que el alcalde de Las Palmas se permita homenajear en un lugar público a un criminal como este es como si se realizara en un estadio un homenaje a Joseph Goebbels u otro jerarca del nazismo». Primero colocaron un cartel con los nombres de varios ajusticiados por el franquismo encima de la placa, y anunciaron que vendrían en quince días para retirarla si no lo hacía el consistorio. Pasado ese tiempo, el homenaje se había multiplicado. Ya no era solo la placa, también un cartel. El lunes pasado fue retirada y a cambio apareció una pintada (en la foto que encabeza la entrada). El segundo cartel fue retirado el jueves por dirigentes comunistas.
Si los equipos de Bravo y Cardona no conocen la historia, es grave. Si la conocen y la toleran, todavía más. El homenaje al polifacético industrial tabaquero no tiene justificación alguna en una supuesta democracia, menos en un lugar tan emblemático como el Estadio Insular, por mucho que fuera uno de los promotores. Para más inri, el mismo alcalde que coloca placas a miembros de la «Brigada del Amanecer», niega a los familiares de los asesinados por el fascismo que cierren sus heridas. «Podrían ser, a simple vista, solo huesos, desvencijados huesos enterrados al borde del camino», que diría Pedro Guerra. Dicen que la historia la escriben los vencedores y yo digo que la continúan los desmemoriados, por ignorancia o militancia, da igual. Cabe esperar que los nuevos gobernantes en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y el Cabildo de Gran Canaria, cuestionen el hecho y lo reparen. No aprender de la historia te condena a repetirla. Siguiendo con Pedro Guerra «en el calcio del hueso hay una historia: desesperada historia, desmadejada historia de terror premeditado. Y habrá que contar, desenterrar, emparejar, sacar el hueso al aire puro de vivir». Que no nos sea indiferente.