Publicado originalmente el 23 de junio de 2015
En estos días ha habido mucho revuelo a raíz de no levantarnos al escuchar el himno. En primer lugar, quiero expresar que no me levanté por ti, Papá. Por eso, también me emocioné cuando sonaron los Cantos Canarios en el salón del pleno, lloré por todo lo que a ti te gustaban, Papi. Por mi yo que viene de tu raíz, porque mi patria está en la infancia.
Pero todo eso ya lo expliqué hace unos días. Después llegó mi sentada y la de compañeras y compañeros que prefirieron recibirlo desde el asiento de otros ayuntamientos como el de Candelaria, sentándose también en el Cabildo de Tenerife.
Este pequeño acto ha simbolizado un revuelo de emociones, de las buenas y de las malas. Me quedo con los cariños de muchos y muchas que se sienten como yo, engañada. Para los que insultan, linchan y descalifican van estas palabras.
Tuve la suerte de encontrarme con un amigo anónimo que me dio una serie de claves que refuerzan mi acto y avalan que el himno estaba de más.
Resulta que el himno no está regulado por la Constitución sino por un Real Decreto de 1997. Esta norma habla claramente de los lugares donde se debe interpretar. En su versión larga, en actos oficiales con presencia de los reyes, en actos de homenaje a la bandera o en actos militares en los que las ordenanzas digan que se interpretará la versión completa. En el caso de su versión breve, en actos oficiales con presencia de los príncipes de Asturias o del presidente del gobierno, actos deportivos en los que haya representación oficial de España o actos militares en los que se establezca la versión corta. Se especifica además, en el artículo 5, que en los actos oficiales locales o autonómicos en los que pueda, por tradición, interpretarse el himno nacional deberá estar sujeto al artículo 3. Eso significa que los reyes, príncipes o presidente del gobierno estén presentes.
Estaría muy bien que los jefes y jefas de protocolo y representantes de las diferentes corporaciones locales cayeran en la cuenta de que están metiendo la pata e incumpliendo las leyes al interpretar el himno sin la presencia de sus altezas reales ni del presidente del gobierno.
Si a pesar de todas estas verdades, nos tratan a las que nos sentamos como maleducadas, siento corregirlos de nuevo. Resulta que las leyes nos avalan otra vez, porque esto también está legislado. En su artículo 4, relata actitud de respeto durante su interpretación. Los militares deberán hacer el saludo reglamentario y el resto de las personas respetarlo. En este sentido, con permanecer en silencio ya mostramos el debido respeto.
Quiero dirigirle estas últimas palabras a mis compañeros y compañeras del ayuntamiento de Santa Cruz. Recuerden que la infracción está al ordenar la reproducción del himno en el acto oficial de constitución del pleno municipal. Pero no pasa nada, todo tiene arreglo y está en nuestras manos que en la próxima legislatura todo esté según las leyes establecidas.