En la primera parte analicé el caso de los municipios del norte y cumbre de Gran Canaria. Concluía que, aunque Arucas y Valsequillo son los únicos municipios que ganan población, las pérdidas poblacionales no son escandalosas. La explicación de que estos municipios estén menos poblados y disminuyan demográficamente tienen que ver con el modelo económico, cuyos centros están en la costa este, sur y la capital de la isla. En esta segunda parte entro en materia con las islas occidentales, las llamadas islas verdes. Uno de los leitmotiv de este reportaje fueron las declaraciones de Noemí Santana en La Palma en las que hablaba de «islas vaciadas», un término que se está acuñando en la Península Ibérica para denunciar la despoblación y envejecimiento de las ciudades interiores.
Entrando en materia, el siguiente gráfico muestra las fluctuaciones de población de las tres islas en 2000, 2010 y 2018:
Comenzando por La Gomera, en el 2000 su población se cifra en 18.300 habitantes, en 2010 en 22.776 y disminuye en 2018 hasta los 21.136. El valor máximo poblacional es en 2011, 23.076 habitantes. Se producen descensos reiterados en 2012, 2013 y 2014, llegando a la cifra más baja en 2014, 20.721. Aumenta progresivamente en 2015, 2016, 2017 y 2018, hasta llegar a los niveles actuales, que están por debajo en cualquier caso de las cifras de 2010.
El caso de La Palma es especial. En el año 2000 los datos arrojan una población de 82.483 palmeros, en 2010 de 87.324 y en 2018 de 81.863. La Palma tiene actualmente una población menor a 2000 y 2010, de hecho la cifra de 2010 es la más alta del período estudiado. Desde 2010 desciende progresivamente. El descenso más acusado se da entre 2013 y 2014, de 85.115 a 83.456, casi dos mil personas menos. De 2017 a 2018 los habitantes aumentan en 513, tras varios años de descensos. Precisamente en La Palma se produjo la afirmación de Santana.
Si hablamos de El Hierro, en 2000 tiene un nivel poblacional de 8.533 personas, en 2010 aumentan a 10.960 y en 2018 desciende levemente hasta 10.798. En 2018 hay menos población que en 2010, pero bastante más que en 2000. Hasta 2012, con altibajos, hay distintos aumentos poblaciones. En 2012 se registra el valor más alto, 11.033 personas. A partir de ahí hay moderados descensos hasta 2016. En 2017 la población aumenta y vuelve a hacerlo en 2018.
Un aspecto interesante a estudiar también es el saldo migratorio. Empezando por La Gomera, su saldo migratorio en el año 2000 es 90, en 2010 aumenta a 230 y en 2017 se cifra en 68. El año que más población gana La Gomera es 2003, 412, año en que hay 1.094 entradas. El año que más población pierde es 2012, -235. El saldo migratorio es negativo en nueve de los 18 años estudiados. El año con más emigraciones es 2007 (857).
La Palma en el 2000 cuenta con un saldo migratorio negativo, -136, en 2010 es de -261 y en 2017 de -225. Los 18 años estudiados (entre 2000 y 2017) cuentan con un saldo migratorio negativo. El año que el saldo es más bajo es 2004, -507. El año que las entradas y salidas están más igualadas es 2008, -128. El año más cuantioso en cuanto a inmigraciones es 2008, 2.911, que también es el año con más emigraciones, 3.164.
Por su parte El Hierro tiene un saldo migratorio en el 2000 de 123, en 2010 es negativo, de -16 y en 2017 de 13. 2001 es el año con el saldo migratorio más alto, 130 y 2006 tiene el valor más bajo, -98. El saldo es negativo en seis de los 18 años. El año con más inmigraciones es 2007, 2.234, que coincide con el año con más emigraciones, 2.250. Dicho año es, con mucha diferencia, el de más movimiento poblacional del período.
Pero, ¿a dónde se van los habitantes de las islas occidentales? En los siguientes gráficos los podemos ver de manera visual.
Un rasgo común a las tres islas es que la mayoría de las emigraciones son a otras islas, en menor medida a la Península Ibérica y todavía en menor proporción al resto del mundo. El año que más gomeros se van a otras islas, probablemente por la crisis, es en 2008, 684 personas. El año que menos son 222 personas, en 2001. Dicha emigración aumentó sobre todo en los años de la crisis. En 2012, en lo más crudo de la crisis, se van al resto del mundo 643 residentes, probablemente personas migrantes que retornaron a sus países o se fueron a otros lugares. Se van más de 1.100 palmeros a otras islas los años 2004, 1.122 y 2012, 1.104. La emigración al resto del Archipiélago ha aumentado con los años. En los cuatro últimos han aumentado las personas que se van fuera del Estado español, una emigración que está subiendo considerablemente. El año que más herreños se van a otras islas se cifran en 336, en el año 2003. Esta emigración se encuentra en cifras estables desde 2002, a partir del ejercicio en que suben los datos. La marcha hacia el extranjero sufre un importante alza de 2011 a 2012, seguramente derivado de la crisis y, como en el caso gomero, de personas que retornan a sus países o se van a otros lugares.
Con todo, las conclusiones son similares al primer reportaje, no podemos hablar de islas vaciadas porque las pérdidas poblacionales no son exageradas, de hecho la población de todas estas islas aumenta en el último ejercicio. Probablemente lo más significativo es el saldo migratorio negativo reiterado de la isla de La Palma, pero su población, de ida y vuelta, se mantiene estable. Por otro lado, el desarrollo no se puede medir en términos poblacionales sino de desarrollo. De hecho el IDH (Índice de Desarrollo Humano) se mide a partir de tres indicadores, salud, riqueza y educación. El discurso desarrollista en Canarias trae como consecuencia más construcciones, masificación, hoteles y carreteras. Algo así como la Ley de Islas Verdes. Podemos se ha opuesto a esta ley pero se presta a la trampa de denunciar unas islas vaciadas, que realmente no están tan vaciadas, para seguir el discurso que viene desde Madrid. Quizá era más fácil denunciar las carencias de la doble insularidad en materia de sanidad, educación u oferta cultural. Y, asimismo, solicitar la implementación de medidas efectivas que apoyen a los estudiantes que se tienen que ir de la isla, todas las islas no pueden tener una Universidad, no es viable, o dotar a las islas no capitalinas de servicios sanitarios de calidad y, si es necesario trasladarse, que lo ideal es que fuera lo menos posible, que hubiera ayudas efectivas para ello. Lo más importante en política son los datos, los análisis cualitativos fundamentados y no las consignas exportadas a derecha e izquierda.