La cita “primero te ignoran, después se ríen de tí, luego te atacan, entonces ganas”, se atribuye erróneamente a Gandhi. A pesar de no ser suya, la frase sí recoge la postura del líder indio, así como la de muchos otros líderes de la lucha por la justicia social. Dados los recientes ataques contra cientos de miles de estudiantes en huelga por el clima, está claro que le falta una etapa: Justo después de ignorarte, te hacen luz de gas.
Hacer luz de gas significa manipular la percepción de la realidad de una persona para que dude de su propia salud mental. Estos días vemos a líderes mundiales, ministros y editores de grandes medios en formación, tratando de hacernos luz de gas a nosotros, a sus ciudadanos, al público. Quieren que no confiemos en nuestros propios ojos y oídos, en nuestras propias mentes, nuestros razonamientos y emociones —porque la alternativa les es, simplemente, imposible de aceptar. No pueden aceptar el hecho, la realidad, de que una nueva generación se está poniendo en pie y alzando la voz, mostrando el poder que tienen a través de la huelga y la desobediencia civil no violenta, para exigir un planeta habitable. Así ponen el foco sobre el miserable fracaso de la generación anterior, incapaz de controlar el poder de las industrias basadas en combustibles fósiles y detener el colapso climático.
Prueba 1: ataques sobre la Gran Greta
Desde que Greta Thunberg comenzó el movimiento de huelgas estudiantiles por el clima, era de esperar que los que viven del rumor, incapaces de atacar la claridad meridiana del mensaje, atacarían en su lugar a la mensajera. Parte el corazón leer la respuesta de Greta: una chica de 16 años, con el mundo a la espalda, a la que se distrae de su misión para que pierda el tiempo respondiendo a tales ataques infundados.
El objetivo de los que atacaron a Greta está claro: desacreditar el movimiento de huelgas climáticas creando dudas sobre la integridad de su líder más visible. Por desgracia para ellos, la integridad de Greta es tan grande que se ve desde el espacio exterior. Se aprecia en su charla TED. Podemos fiarnos de nuestros ojos y oídos, de nuestro raciocinio y emociones: De acuerdo con su propio intelecto y raciocinio, Greta nos pide a todos que nos pongamos en pie y actuemos con todas nuestras fuerzas, en todas las formas posibles, para detener el colapso climático.
Prueba 2: Bélgica— “Con Ministras de Medio Ambiente así…”
Bélgica ha sido el país con las mayores huelgas estudiantiles per cápita, con decenas de miles de personas manifestándose en poblaciones de todos los tamaños. La consecuencia lógica era, quizás, que a ellos también se les atacara feroz y prominentemente.
Hace unas semanas, la Ministra de Medio Ambiente de la región de Flandes, Joke Schauvliege, dijo ante una audiencia formada por agricultores: “Sé quién está tras este movimiento, tanto de las manifestaciones del domingo como de los estudiantes que se están saltando las clases. Me lo han dicho desde la agencia de inteligencia nacional. Puedo garantizar que no estoy viendo fantasmas, y que las manifestaciones climáticas son algo más que acciones espontáneas de solidaridad con nuestro clima”.
Las declaraciones fueron tan intolerables que hicieron que la agencia de seguridad belga emitiera un desmentido oficial, y Joke Schauvliege tuvo que dimitir. De nuevo, el objetivo de este ataque no podría estar más claro: desacreditar a los estudiantes en huelga por el clima, los mensajeros de una llamada a la acción climática inmediata y rotunda, para así darnos a los demás permiso para ignorar su mensaje. “Son solo niños”, es lo que nos intentaba hacer creer la ya ex-ministra, “no pueden hablar por sí mismos. Alguien debe estar diciéndoles qué hacer, alguien está manejando sus hilos”. Recordad este tipo de ataque, vacunaos contra él, porque lo vais a ver una y otra vez mientras este movimiento siga creciendo.
Lo irónico, por supuesto, es que esta luz de gas es un caso clásico de proyección. Las únicas personas que pueden sentirse amenazadas por las demandas estudiantiles son las que han fracasado y siguen fracasando miserablemente a la hora de tomar acciones suficientes contra el cambio climático y las crisis ecológicas. Esas personas (ex-ministra incluída, estoy segura) son los auténticos títeres de fuerzas mayores, fuerzas a las que no han sido capaces de enfrentarse y superar: Presiones económicas, lobbies de las industrias de los combustibles fósiles, la automoción, la aviación, la gran ganadería— esos son los auténticos titiriteros.
Prueba 3: una primera ministra a la que de repente le importan las “pérdidas de tiempo”
Vimos otro caso de libro de proyección el pasado viernes 15 de febrero, durante el primer día de huelgas escolares masivas por el clima en el Reino Unido. La Primera Ministra Theresa May, a través de un portavoz, acusó a las personas huelguistas de perturbaciones, de incrementar la carga de trabajo de los docentes y de perder un tiempo que estaría mejor empleado “convirtiéndose en los científicos, ingenieros y abogados que necesitamos para ayudarnos a resolver este problema”.
Por supuesto, esa crítica había recibido un golpe mortal por parte de Greta Thunberg al comienzo de su huelga, cuando explicó que no veía por qué debía aprender para ser científica, cuando estaba claro que las pruebas presentadas por las mejores personas investigadoras del mundo habían sido ignoradas durante décadas. Lo que se necesita no es más ciencia, sino más acción a partir de la ciencia que ya tenemos, y los estudiantes lo saben demasiado bien: para cuando salgan de la universidad, ya habrá desaparecido la oportunidad que ahora tenemos de reducir a la mitad las emisiones para 2030, para mantenernos por debajo de 1,5ºC de calentamiento. Greta Thunberg respondió con maestría a Theresa May, apuntando a lo que está en juego.
He dicho que la declaración de Theresa May era un caso de proyección de libro, porque (y disculpen aquí el discurso sobre política británica) toda su administración se ha basado en echar la culpa a otros de sus propias acciones. Sus cabezas de turco favoritos son: los pobres, a los que se culpa de su propia miseria bajo la austeridad gubernamental; los inmigrantes del Windrush, a los que se culpa a pesar de que fue la administración la que destruyó sus papeles; la UE, por las opciones que su propio ejecutivo ha tomado sobre el Brexit, y muchos más. El gobierno también se ha caracterizado por deambular sin rumbo mientras se le acaba el tiempo, tratando de instaurar políticas fallidas una y otra vez, y de perturbar las vidas y malgastar el tiempo de decenas de millones de ciudadanos y residentes del Reino Unido. Y no es que yo tenga una opinión formada sobre esto o esté resentida en absoluto. [/fin del discurso]
Prueba 4: la canciller y la “influencia externa”
La interpretación de esta prueba, la más reciente, es objeto de debate tanto en internet como en los medios de comunicación. Algunas personas afirman que la Canciller alemana Angela Merkel habló a favor de los huelguistas, y otras piensan que lo hizo en contra. Lo que no es discutible es lo que dijo el viernes, durante la Conferencia de Seguridad de Múnich, al tiempo que multitud de estudiantes se manifestaban en la calle, durante un discurso sobre la “Guerra Híbrida”: “En Alemania, los niños están manifestándose por la protección del clima. Ese es un asunto realmente importante. Pero no se imaginarán que a todos los niños de Alemania, de repente, después muchos años y sin ninguna influencia externa, se les haya ocurrido la idea de que tienen que participar en este proceso”.
Básicamente, sus declaraciones no son distintas a las que hicieron que la Ministra belga Joke Schauvliege se metiera en un problema tan grande que la llevó a la dimisión. La Canciller Merkel fue más precavida: No dijo que las agencias “de seguridad nacional” la hubieran informado de una “influencia externa”, pero, en el fondo, su afirmación de que los estudiantes no podían haber alcanzado por sí solos el concepto y la motivación de la huelga, es idéntica. Y el objetivo también es idéntico: Desacreditar a los estudiantes, presentándolos como títeres en manos de fuerzas mayores.
¿Qué tal la proyección, Angela? Angela Merkel ha sido convincentemente acusada por George Monbiot de ser la principal eco-vándala del mundo, por su docilidad y complicidad con el lobby anti-clima de la industria alemana. Una vez más, el títere en manos de los titiriteros de los combustibles fósiles acusa a los estudiantes huelguistas de ser el juguete de “influencias externas”. Sería gracioso si no fuera porque es catastróficamente trágico.
De vuelta a una realidad esperanzadora
La realidad, por supuesto, es que los estudiantes responden a eventos externos: están respondiendo a la destrucción de sus oportunidades futuras por generaciones pasadas y actuales. Están estudiando la ciencia del cambio climático, han leído el reciente informe del IPCC sobre los enormes peligros de superar el grado y medio de calentamiento, saben de las amenazas a la biodiversidad y a la vida sobre la Tierra, de la destrucción de especies y ecosistemas. Han mirado un inmenso problema bajo una luz nueva. Un problema que las generaciones anteriores (incluida la mía) han dejado que empeorara, y se están alzando contra él. No esperan a nadie. No pierden su precioso tiempo, sus preciosas vidas. No están bajo ninguna influencia excepto la de pedir un futuro mejor. Y si yo estuviera en el lado de la vieja guardia cómplice de los combustibles fósiles, también les tendría miedo.
* La autora es Julia K. Steinberger, profesora de Ecología Social y Economía Ecológica en la Universidad de Leeds. El texto fue traducido por Santiago Sáez para La Marea y apareció originalmente en Medium. Compartido bajo Licencia Creative Commons.