La contienda electoral ya ha hecho acto de presencia en el sistema político canario. Las diferentes formaciones y coaliciones van dilucidando sus cartas en forma de candidatos y pactos electorales, lo que hace que el tablero de juego se vaya conformando en bloques internos y externos. Desde esta lógica, los partidos políticos buscan tejer sus primeras estrategias comunicativas en aras de que la opinión pública los identifiquen (y excluyan) de los espacios que ellos desean.
Por un lado, el bloque conservador conformado por Coalición Canaria (CC), Partido Popular (PP) y Ciudadanos (Cs) se empieza a armar con fuerza. Los nacionalistas de CC no han tardado en activar su campaña preelectoral alrededor del conflicto Canarias-Estado en busca de desacreditar al PSOE-PSC de Ángel Víctor Torres. También el PP de Asier Antona está utilizando el método “centro-periferia” para atacar al PSOE-PSC, pero combinándolo con una estrategia transversal que busca no perder electorado de centro-derecha y derecha al criticar al gobierno “agotado y agotador” de Fernando Clavijo, y hacer acto de presencia en las parroquias católicas para aclararles a los feligreses que el PP es el único defensor de las tradiciones cristianas (el efecto VOX asusta). En cambio, la formación naranja de Melisa Rodríguez está a la espera, puesto que el proceso de primarias para elegir candidatos se presenta duro en municipios rurales donde carecen de implementación.
Por el otro, el bloque progresista no camina al unísono. Éste, conformado por PSOE-PSC, Podemos y Nueva Canarias (NC) está a la gresca por los procesos internos de cada una de las formaciones, las confluencias que no confluyen y las diferentes formas de pensar y hacer la política de izquierda en las islas.
El ejemplo claro de esta desestabilización preelectoral de la izquierda canaria tiene su microespacio en Lanzarote. En la isla conejera ha saltado por los aires el proceso de confluencia progresista que estaban negociando Podemos, Izquierda Unida (IU), Equo, Alternativa Ciudadana 25 de Mayo y Somos Lanzarote. Grosso modo, el conflicto deviene por la negación de Somos Lanzarote de asistir a los comicios de mayo diluidos en una confluencia con Podemos, decantándose por un acuerdo con los nacionalistas de NC. ¿Qué consecuencias ha tenido esta decisión? Pues la apertura del “baúl de los recuerdos” por parte de Podemos, donde ha hecho ver que Somos Lanzarote “tiene el derecho a equivocarse” al ir con NC, formación con un pasado “corrupto, no ejemplarizante y conservador”. A esto se le suma las declaraciones de determinados cuadros de CC que han expresado que NC “no es un partido nacionalista”. Pero, ¿están en lo cierto?
Hace escasamente dos años uno de los autores de este post escribió un artículo de opinión donde intentaba diferenciar al elector de NC con el de CC (aquí). En él se evidenciaba que el votante de la formación liderada por Pedro Quevedo se caracterizaba por ser un elector progresista, urbano, con identidad dual (tan canario como español) y dual asimétrica (más canario que español), que deseaba mayores cuotas de autogobierno para las islas, pesimista con la situación económica del Archipiélago y desempleado. En este post no trataremos todas estas cuestiones, pero sí intentaremos esclarecer algunas consideraciones importantes al comparar la formación nacionalista con Podemos: ¿Se diferencian los electores de NC y Podemos en sus preferencias ideológicas y nacionalistas? Al ser dos formaciones relativamente jóvenes (NC tiene dieciséis años de existencia y Podemos cinco) ¿de qué bolsas de votantes se nutren? ¿Puede haber un flujo de votantes antiguos de NC que haya preferido a Podemos? o, por el contrario, ¿Podemos se nutre principalmente de la fuga de electores del PSOE-PSC y NC hace lo mismo con CC?
La propia génesis de NC, tras su escisión de CC en 2005, permite plantear la hipótesis de que éste cuente con un electorado situado en el espectro derecho del eje ideológico, al menos marginalmente, producto lógico de una transferencia cuasi natural desde el nacionalismo conservador de CC. Sin embargo, la conformación de sus cuadros políticos (provenientes de la antigua Iniciativa Nacionalista Canaria), permitió, desde sus inicios, un desplazamiento de la formación hacia posiciones de nacionalismo progresista.
En el siguiente gráfico presentamos el transvase de voto entre las elecciones autonómicas de 2011 y 2015. Se observa como las mayores tasas de fidelidad de voto reside en los partidos tradicionales, PSOE-PSC, PP y CC, pero también son los principales caladeros de las fuerzas emergentes en 2015 en el espectro izquierdo, NC y Podemos. Éstas fueron capaces de recoger el voto desde todas las formaciones tradicionales, incluido el PP (nota 1). Sin embargo, el principal nicho de apoyos electorales lo encontraron en el PSOE-PSC, gran perjudicado por el aumento de la fragmentación en el sistema político canario. Se observa, por tanto, una captación del voto bastante similar entre ambas formaciones beneficiadas de la devaluación de la “marca” socialista en las elecciones de 2015.
Gráfico 1. Trasvase de votos entre las elecciones autonómicas de Canarias de 2011 y 2015.
Fuente: estudio 3091 CIS.
Ahora bien, de mayor interés es el tránsito que se observa en un determinado grupo de electores que confiaron en NC en 2011 y que, por el contrario, en 2015 depositaron su voto en la formación morada. Esta dinámica evidenciaría, en primer lugar y con muchas matizaciones, la compatibilidad de ambos partidos, al menos en el plano electoral-ideológico pudiendo concentrar la captación del voto en espacios concurrentes. En segundo lugar, esta compatibilidad permitiría una hipotética reducción de los costes racionales y emocionales a la hora de votar a una coalición entre ambas formaciones. Llegados a este punto debemos ser conscientes de que ninguna coalición electoral puede entenderse como una perfecta suma entre electorados propios, ya que el rechazo hacia alguna formación que participa en la misma juega un papel fundamental (nota 2).
Gráfico 2. Concurrencia ideológica e identitaria para NC y Podemos.
Fuente: estudio 3091 CIS
En el gráfico 2 mostramos los espacios de captación de Podemos (color morado) y NC (color verde) en las dimensiones nacionalista (eje vertical, que va de 1 “identidad exclusivamente española” a 5 “identidad exclusivamente canaria”) e ideológica (eje horizontal, de 1 “extrema izquierda” a 10 “extrema derecha”). Como se observa, el grueso del votante de Podemos se sitúa en posiciones de izquierda con identidad dual (tan canario como español), aunque con incidencia en las posiciones más nacionales. NC, en cambio, desarrolla su captación del voto en posiciones de izquierda nacionalista, donde el elector se siente “más canario que español” o “únicamente canario”. Si bien es cierto que se pueden encontrar electores de NC que se sitúan en posiciones del espectro ideológico derecho, su mayor captación se produce en el espacio de la izquierda nacionalista. Por último, se observa espacios de concurrencia y solapamiento en la captación del voto entre ambas formaciones en posiciones de la izquierda ideológica y de identidad dual, reforzando las hipótesis de complementariedad electoral.
Así las cosas, este post ha intentado reflejar varios aspectos del electorado de NC en comparación al de Podemos. En primer lugar, se ha evidenciado que existe un trasvase de electores que en las elecciones autonómicas de 2011 confiaron en NC y, sin embargo, se decantaron por Podemos en 2015. Esto nos sugiere que el cuerpo electoral de ambos partidos no está polarizado, más aún si se tiene en cuenta que las dos formaciones son las mayores beneficiadas de la fuga de votantes socialistas. En segundo lugar, su homogeneización se corrobora al observar las posiciones que ocupan ambos partidos en los ejes ideológico y nacionalista, donde se reflejan zonas de solapamiento mutuas. Este resultado no es baladí, y se encuentra en consonancia con la teoría sobre el elector de Podemos en aquellos sistemas de partidos con formaciones subnacionales (principalmente País Vasco y Cataluña), donde los morados han logrado atraer a votantes con identidades regionales que se decantaban o bien por partidos nacionalistas en las elecciones autonómicas o por el PSOE en las generales. Será precisamente este eje, el nacionalista, y la polarización política que se desarrolle a su alrededor durante la campaña electoral, el que determine el grado de rechazo entre ambas formaciones. Una polarización identitaria que comienza a adquirir, por otro lado, un revestimiento económico o redistributivo en dirección a Madrid.
Por tanto, esta cercanía ideológica e identitaria facilita que los dos partidos puedan llegar a puntos de acuerdo pre y post electorales. Esto no sería nada inusual. Si tenemos en cuenta el proceso legislativo de ambas formaciones en el Parlamento de Canarias, tanto NC como Podemos han sido formaciones opositoras al ejecutivo de CC, llegando a pactos transcendentales como la reforma del sistema electoral canario o la negación a la ley de suelo. Sin embargo, la incógnita radica en saber qué hará el elector que se decantó por Podemos en 2015 y, después de todos las contradicciones en el seno de la formación, pudiera estar desencantado con la misma. La lógica nos lleva pensar en varias posibilidades: que busquen retrotraerse a posiciones de antigua seguridad como PSOE-PSC y NC; la abstención electoral por el desencanto político; o la búsqueda de nuevas opciones electorales de izquierda alternativa como es el caso de Somos Lanzarote o Sí Se Puede en Tenerife. No obstante, lo que sí queda claro es que NC y Podemos no son ajenos uno del otro. Al contrario, mantienen vasos comunicantes que permiten reducir considerablemente los costes que el elector de izquierda nacionalista debe asumir a la hora decantarse por una u otra opción electoral.
Notas:
1. No obstante, esto debe ser matizado derivado de la baja muestra existente en el postelectoral del CIS tanto para Podemos como para NC.
2. Conviene recordar el caso de Unidos Podemos, que se dejó en el camino un millón de votos entre las elecciones generales de 2015 y 2016.
* Los autores son Ayoze Corujo Hernández, Graduado en Ciencia Política y Administración Pública por la Universidad Autónoma de Madrid. Máster en Análisis Político por la Universidad Complutense de Madrid. Postgrado Técnico en Investigación Social Aplicada y Análisis de Datos por el Centro de Investigaciones Sociológicas. Correo electrónico: ayoze1990.ac@gmail.com. Twitter: @ayoze_uam y Acaymo Viera Berriel, Consultor político. Graduado en Ciencia Política por la Universidad Complutense de Madrid. Máster en Marketing, Consultoría y Comunicación Política por la Universidad de Santiago de Compostela. Máster en Comunicación Política e Institucional por el Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset. Correo electrónico: acaymoviera@gmail.com. Twitter: @AcaymoViera