“Voy a mandarles un trabajo”, “me tienes que hacer una noticia”, “para el próximo día deben entregar una síntesis” … Estas frases tan escuchadas a diario por los alumnos se hacen aún más frecuentes si estudias Periodismo o Historia, como es mi caso. La mayoría de ellos los explican a principio del cuatrimestre y algunos (para nuestro alivio) tienen las pautas claras.
Estudio en la famosa Rey Juan Carlos, universidad plagada de dobles grados donde comparto clase con gente que, aparte de la carrera en común, hace Turismo, Ciencias Políticas, Filología Hispánica o incluso Economía.
Desde el comienzo de la Universidad, en todas las tareas que hay que hacer cuando se trata de tema libre acabo hablando de Canarias, casi sin darme cuenta. Dicen “elijan un tema de actualidad importante”, y me voy directa a la radio y prensa que consumía antes, que es prácticamente la misma que ahora, aunque ya no viva en las islas.
He entregado pequeños artículos, como la demora de la apertura de La Cueva de las Palomas y el Tendal, en La Palma, la dudosa implantación de los descuentos para residentes e incluso comenté lo que me parecía que este año dieran las campanadas de RTVC en la Puerta del Sol.
En octubre la profesora de Fundamentos del Periodismo nos dijo que teníamos que hacer un trabajo y lo único que nos explicó fue que para dos semanas después debíamos haber contactado con tres medios de comunicación. Hice lo de siempre: me centré en las islas y presenté para el trabajo al Semanario Crítico Tamaimos, la RTVC y a Diario de Avisos, con los que ya me había puesto en contacto. Cuando me respondieron tuve que demorar la respuesta, pues no sabía cuál era el siguiente paso.
A las semanas se nos indicó que teníamos que hacer una entrevista a un trabajador de cada medio preguntándole cuál era su opinión acerca de las diferencias entre neutralidad y objetividad. Raúl Vega (coordinador de Tamaimos) fue el primero en responderme y RTVC también lo hizo, pero Diario de Avisos, después de solicitarle la entrevista, no supe más de ellos. Era imposible una reunión en persona, pues a la lejanía se une que ninguno de los tres compartimos isla de residencia.
Raúl fue muy claro con su respuesta (los lectores de Tamaimos nos la podemos imaginar): su opinión es fiel a la defensa social que lleva a cabo en el desempeño de su labor periodística. La entrevista duró cerca de quince minutos y abarcamos varios temas como la sección Otros Ángulos y los orígenes y evolución de la Fundación.
La respuesta de RTVC fue un poco más extraña: Roberto González (quien luego co-presentaría las campanadas en la Puerta del Sol) tenía una opinión completamente diferente, pues él parte de la premisa de que trabaja para un medio público.
El problema llegó cuando tuve que presentarle las tres empresas a la profesora. Al explicarle cómo era la organización de un medio de comunicación privado, en este caso Diario de Avisos, lo entendió sin ningún problema, como también encontró lógico que me fuera imposible de conseguir el organigrama de un medio público, Televisión Canaria. Pero cuando le llegó el turno a Tamaimos le tuve que explicar varias veces y con calma cómo son sus premisas de calidad y transparencia, además de la idea de la Fundación que tienen y los proyectos que llevan a cabo.
Ahora llegamos a explicar la última parte del titular. El título de “… y cosas mal enripiadas” se refiere fundamentalmente a la última parte del trabajo, cuando nos dio el enlace a unas aplicaciones para que las utilizáramos para estudiar las redes sociales de los tres medios. La gran mayoría de ellas no funcionaban, eran de pago o si servían era para un número muy limitado de cuentas. Al final no sé ni lo que nos dijo que hiciéramos, pero encontré en Internet una aplicación que me funcionó solo para Youtube y algunas cuentas de Facebook y fue lo que le presenté.
Le hice una exposición de las fases del trabajo en diciembre y a finales de enero dio las notas de la mitad del trabajo, del resto me da que jamás las sabremos. Y pese a los desastres le debo dar las gracias a la profesora, pues me encantó la experiencia de estar pendiente de entrevistas, horarios, preguntas, y, sobre todo, las respuestas que obtuve.