Publicado originalmente el 14 de octubre de 2015
Ocupar la centralidad del tablero político es ser capaces de definir con acierto en los problemas esenciales de un país aportando lucidez en los análisis y claridad en las responsabilidades y, especialmente, propuestas para solucionarlos. Esto permite incluso poner temas en la agenda de los que siquiera antes se había reflexionado políticamente.
Asumir la centralidad conlleva también entrar en el debate con argumentos que desatasquen, que arrojen luz, que aporten salidas, porque de no ser así, ¡peligro! usted está entrando en el bucle sin salida que significa la repetición de mantras, usted está yéndose al horror vacui tan gustosamente utilizado por la vieja política y tan denostado por la ciudadanía crítica.
Ayer mismo salía publicada una nota de prensa de Podemos Canarias donde dos de sus parlamentarios, entre ellos, su portavoz en la Cámara, Noemí Santana, exponían lo peligroso que era la Asociación Atlántica de Comercio e Inversión TTIP para las «singularidades canarias» en referencia a nuestro Régimen Económico y Fiscal.
Vaya por delante mi profundo rechazo al TTIP, pero no salgo de mi asombro en la argumentación tan repetida en multitud de debates, tan manida que Podemos esgrime para convencer a la ciudadanía de esta oposición. Lo primero es el término «singularidades canarias», ¿denominaría Podemos Euskadi al Régimen Foral de País Vasco una «singularidad»? Posiblemente utilizaría otros conceptos menos condescendientes, o aunque sea, menos reduccionistas. ¿De verdad creen los de Podemos que frente a un Tratado de Libre Comercio entre la UE y los EEUU, que es el golpe definitivo para la extensión de la globalización, el final del Estado del Bienestar, y la homogeneización cultural, las únicas «singularidades canarias» que se verán afectadas serán el REF? Y cuando nombran de forma genérica a «las singularidades canarias» en referencia al REF, ¿no es una utilización demasiado capitalista, excesivamente economicista de nuestra propia identidad?
Las singularidades canarias en forma de REF también las defiende José Manuel Soria, José Miguel Pérez, Fernando Clavijo y Román Rodríguez… y además lo hacen con vehemencia ya que en gran medida el sistema político-económico de este país se basa precisamente en ese REF. De Podemos cabría esperar, al menos que añadiera más «singularidades» en peligro de extinción a la lista.
Digo que al menos cabría esperar eso, pero lo que sería todo un detalle para este pueblo, sería que por parte de esta organización hubiera un debate serio, consecuente y propio de la centralidad política, acerca del Régimen Económico y Fiscal canario. Si bien hay que reconocer que se han planteado (la hemeroteca lo corrobora) la modificación del REF, falta saber de qué forma, y si han planteado por ejemplo suprimir la sustancialidad de la Reserva de Inversiones de Canarias, en vista de que ha sido y es uno de los principales instrumentos fiscales a través de los cuales se ha perpetuado la especulación inmobiliaria en el Archipiélago Canario.
Sinceramente, no creo que vayan por ahí las modificaciones que Podemos plantea del REF, más que nada, porque otro de los argumentos puestos sobre la mesa por su parlamentario J.J. Márquez, es que de entrar en vigor el TTIP y «dejar el REF canario en papel mojado, Canarias se encontraría en una incapacidad absoluta para competir». ¿Para competir con quién? ¿Qué parte de Canarias es la que puede competir? ¿El REF es actualmente un instrumento que permite competir al empresariado canario? Yo creo que no.
Podemos repite que no hay que asociar centralidad política con centro ideológico. Creo que eso está claro. Ahora cabe preguntarse si puede existir la centralidad política en las Islas Canarias, sin un pensamiento político autocentrado.