
Publicado originalmente el 26 de febrero de 2009
Si uno se siente solo, es bastante probable que sea porque está solo. No hay que darle muchas más vueltas. Si la Consejera de Asuntos Sociales del Gobierno de Canarias, Inés Rojas, declara que “Canarias se siente sola ante el silencio estatal en inmigración”, es porque en buena medida el Estado español pasa olímpicamente de cualquier patera que no llegue a las costas de Málaga, Almería, etc. Soy testigo diario de cómo en la metrópoli los asuntos canarios importan más bien tirando a poco. No contamos, no tenemos el peso político de otros. Es un hecho. Para ser justos, además de con el papel subsidiario que tiene un archipiélago que está en otro continente, tiene que ver con la distancia física. Porque aunque “dicen que la distancia es el olvido” y uno no conciba tal razón, los canarios, por ejemplo, siempre hemos vivido muy de lejos –por no decir que hemos pasado olímpicamente- de cuestiones como el terrorismo de ETA, algo que siempre le pasaba a otros. Tiene cierta lógica. Uno se preocupa por lo que le rodea y le afecta, principalmente ,y a nosotros lo que nos rodea y nos afecta es mayormente insular, archipielágico y atlántico, mal que les pese a los enemigos del pensamiento autocentrado.
P.S: Un ejemplo que puede parecer banal pero que se ajusta a lo que digo acerca de la nula importancia que todo lo que huela a Canarias tiene en la metrópoli. Prueben a fijarse en el seguimiento que la prensa deportiva española hace de los jugadores españoles en la NBA y el que hace del canario Sergio García, también en la NBA. O no aparece o aparece sistemáticamente el último y con menor espacio. Comprobado.