Publicado originalmente el 14 de septiembre de 2014
Aunque algunos se apresuran a enterrarlo, como mínimo, tiene por delante un curso político. Lo digo por Paulino Rivero, por si no era evidente. Estuve pegado al twitter la tarde en la que unas noventa personas votaron quién será probablemente el próximo presidente del Gobierno de Canarias. Por cierto, que en Coalición deberían tomar nota de que la ciudadanía mira cada vez con más tirria estos cónclaves donde un grupo de iniciados decide por los demás. Y en la ciudadanía incluyo a la militancia de Coalición Canaria. Pero volviendo al asunto del twitter, una cosa sí me llamó poderosamente la atención. No acababan de salir los resultados de la primera votación, donde Rivero consiguió bastantes más votos de los que seguramente Fernando Clavijo había pensado que obtendría, y comenzó un fenómeno curioso. Todos los pelotas, estómagos agradecidos, tránsfugas, enchufados, además de militantes y dirigentes del Partido Popular, comenzaron a felicitar y felicitarse por el resultado de la votación. Algunos llegaron a hablar de que se cumplía la “hoja de ruta”, esa dichosa expresión que se puso de moda cuando los acuerdos de paz de Camp David entre israelíes y palestinos y que todo el mundo utiliza para cualquier cosa, venga o no a cuento. Cualquier día oiremos a Carlos Alonso, presidente del Cabildo, decir: “¡qué belleza el pueblo de Tenerife siguiendo la hoja de ruta marcada por la Virgen y llevando alimentos a los que nada tienen!”. Si es que no lo ha dicho ya.
Pero como les iba diciendo, pasó un buen rato hasta que los twitteros de Coalición comenzaron a comentar la jugada en uno u otro sentido, aunque con la prudencia de quien sabe que le están observando. Entre los populares no se andaban con disimulos. No seré yo quien diga que Clavijo es un submarino del PP dentro de Coalición pero recuerdo congresos del PP canario que acababan con menos euforia entre sus filas. Antes de Soria, por ejemplo, había cierta división en las filas peperas pero ahora no, ahora todos están con Clavijo. Aunque pensándolo bien, con las pocas ganas que hay en el PP de ser cabeza de lista al Parlamento, tras el desaguisado que les está formando Soria en su afán por abordar Repsol, cabe otra posibilidad: que todos los pelotas, estómagos agradecidos, tránsfugas, enchufados, además de militantes y dirigentes del Partido Popular propongan a Fernando Clavijo para que al final se acabe presentando por el PP. Luego se reúnen cuatro en una habitación y lo elijen. ¡Amigo! Conque ésa era la hoja de ruta…