Según los próceres del nacionalismo canario institucional, Canarias sigue de fiesta. Es probable que esta semana sigan de fiesta delante de la estatua de Secundino Delgado, brindando al prócer de la nación canaria que se haya logrado encarrilar un nuevo Estatuto de Autonomía, el REF fuera de la financiación autonómica y el descuento a los viajes a la Península Ibérica del 75%. Delgado debería estar orgulloso de la raza de nacionalistas que, en pleno siglo XXI, dedican su actividad política a pedir subvenciones y limosnas y no a desarrollar el país que él soñó.
Nos vendieron que el descuento del 75% era la salvación de Canarias, que con 50 euritos un canario medio se iba a plantar en Madrid, Barcelona, Sevilla o Bilbao, con todo el relato implícito que esto tiene detrás. Los enfermos podían ir a curarse sin menoscabo de su bolsillo y los estudiantes iban a poder ver a su familia cuando quisieran, sin que la despensa se llenara de paquetes de espaguetis y cartones de arroz. Lo cierto es que, quien más quien menos, pensó que eran otros lo que iban a hacer su agosto, y su Navidad, y su Semana Santa, y su octubre… Sí, las compañías aéreas. Las que acudieron raudas a aplicar el descuento para luego ir incrementando el precio y las que se hicieron los remolones para aplicarlo, como Ryanair, para quien parece ser que existen unas normas aparte.
Es justo reconocer que la conectividad entre islas ha mejorado mucho con la prima del 75%. Ir en avión por 25 euros ida y vuelta ya no es un sueño, es una realidad. El otro discurso está en que ahí el Estado está aportando 75 euros, pero todo parece entrar dentro de lo que podríamos creer razonable. Con este descuento acudieron veloces los otrora defraudores de dinero público para poner en marcha un servicio entre islas. Lo que está siendo sangrante es la aplicación del 75% en vuelos de Canarias con la Península Ibérica para residentes. Si calculamos que un vuelo entre Canarias y alguna ciudad del Estado, por ejemplo Madrid, podría valer de media 130 euros, los residentes pagaríamos 32,50. Sin embargo estamos viendo cómo se están pagando íntegros esos 130 euros, con lo que el billete real valdría más de 500 euros.
Cuenta en un artículo Pablo A. Hernández González-Barreda, profesor de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad Pontificia Comillas -ICADE que los precios incluso pueden llegar a los 800 euros reales, con lo que el residente pagaría 200, mientras que billetes no subvencionados de capital a capital europea, por ejemplo de Madrid a Berlín que tiene una distancia similar a la ruta Canarias-Madrid, se puede situar entre los 150 y los 180 euros. Vamos a poner que, en vez de los 130, las compañías aceptaran fijar precios máximos en 200 euros, lo que haría que los canarios pagáramos 50 euros. Aún con los precios por encima de lo normal, sería razonable. Como tampoco es razonable, y en eso coincido con el profesor Hernández, que se subvencionen los billetes en business. Quien quiera un billete en primera que se lo pague. El docente de la Universidad Pontificia Comillas -ICADE estima el gasto de los billetes subvencionados entre 700 y 1.000 millones de euros anuales, un agujero que también pagamos los canarios mientras que nos ponen el sambenito de subvencionados.
Sin estimaciones que valgan, si vamos a la web de Iberia Express nos encontramos con un vuelo ida y vuelta Gran Canaria-Madrid a 158,78 euros con el descuento aplicado, para ir el 8 de octubre y volver el 12. El billete sin descuento, por lo tanto, valdría más de 600 euros. Vamos a Air Europa. Un fin de semana cualquiera, del 2 de noviembre al 5. La ruta, Tenerife Norte-Sevilla. Precio, 63,84 euros, en la que orquilla que hablábamos anteriormente, costando, por lo tanto, el billete total 182 euros. Miramos Vueling. De Barcelona a Lanzarote en Navidad. Ir el 24 de diciembre y volver el 3 de enero. Precio, 128,12 euros y con mucha antelación. El precio real, 431,98. Visitamos Ryanair, que ya tiene el descuento del 75%. Vamos de Santiago a Tenerife Sur en Navidad, ida el 23 de diciembre y vuelta el 26. Precio, 61,37 euros solo con un bolso como equipaje. El precio real son casi 250 euros. Finalmente, pongamos que nos tenemos que ir de urgencia la semana que viene a Barcelona desde Gran Canaria. Lo más barato es irnos el martes 9 y volver el sábado 13. En total nos cuesta 65,62, nuevamente el precio real supera los 200 euros en temporada baja y dándonos prisa porque quedan pocas plazas.
Al Gobierno de Canarias ha llegado el eco de la estafa de las compañías. De aquella manera, Rosa Dávila ha pedido a Fomento que vigile el alza de los precios, que, aunque no está sustentado en datos, es fruto de denuncias de ciudadanos. El vicepresidente y responsable del Área de Transporte, Pablo Rodríguez, no se ha enterado, como casi siempre. Señala Rodríguez que «lo que sí ha habido es un extraordinario aumento de la demanda» y eso provoca que la tendencia sea «agotar los precios más económicos», lo que posteriormente convierte el resto de billetes en más caros. Ni una sola crítica, menos autocrítica. El vicepresidente en la inopia, el Gobierno no pide datos certeros sobre el alza de precios y mientras no se plantean dos cosas básicas, saco en el que entraría también Nueva Canarias: por un lado, si no hubiera sido mejor fijar un precio máximo, del que no se pudiera pasar para cobrar el 75% de subvención al billete. Les daría la cifra de 130 euros, un precio más que óptimo, pero vamos a proponer el más realista de 200 euros. Y en segundo lugar, por qué tenemos que sufragar los viajes en business. Quien pueda pagar un billete en primera clase no necesita subvención, ni del 25 ni del 75%. Así sí podría Canarias tener por lo menos una fiestita pequeña que acabe con el fiestón de las compañías.