A partir del próximo 1 de septiembre se celebrarán las elecciones legislativas y municipales en Mauritania. Una cita con las urnas marcada por la tensión y que busca la elección de los candidatos parlamentarios y concejales locales y regionales, aglutinados en 502 listas electorales de 105 partidos.
Por un lado, será la primera vez que no existan papeletas para elegir candidatos en el Senado, después de que esta cámara fuera suprimida a raíz del controvertido referéndum electoral en 2017 que, a su vez, trajo consigo el cambio de la bandera nacional.
Por otra parte, estas elecciones son la antesala de las presidenciales previstas para 2019, en las que la oposición teme que se produzcan estrategias para perpetuar en el poder a Mohamed Ould Abdel Aziz, cabeza del partido Unión por la República y presidente de Mauritania desde el golpe de estado en 2008 y cuyo mandato alcanzaría el límite establecido por la constitución.
Buceando en este delicado panorama que atraviesa el país, encontramos que surge una nueva fuerza política con la etiqueta del “cambio”, bautizada como Nastatie, que en árabe significa, nada más y nada menos que, “podemos”.
Esta plataforma, que se presentó de manera oficial el pasado 10 de abril, aún no se ha constituido como partido político, pero se ha integrado a las listas de “Nueva Generación”, otra formación ya existente en la escena mauritana; según explican algunos de sus miembros.
‘Podemos español como fuente de inspiración’
“En 2011 con la Primavera Árabe, en Mauritania surgió el movimiento 25 de febrero, que encabezó manifestaciones no violentas, pero que con el tiempo y la represión fue perdiendo su forma, aunque se conservó el nombre y el espíritu de estas protestas”. Este es el germen de Nastatie, según explica Raby Idoumou Ebe, uno de los líderes de este movimiento y que siete años más tarde se presenta como candidato en las listas del Parlamento en Nuakchot, capital política de Mauritania.
Este joven periodista que vivió durante cinco años en España, conoce bien la evolución del partido que encabeza Pablo Iglesias, al que define como “el Podemos español” y que considera como “una fuente de inspiración” para la versión mauritana. Eso sí, quiere dejar claro que “no es una copia” y que “hay muchas diferencias”. Además, advierte de las disimilitudes entre los contextos políticos y sociales que existen en sendos países. Por ejemplo, mientras que los derechos de las personas LGTBI aparecen en los programas políticos españoles llegando a transformar sus leyes al permitir las bodas entre personas del mismo sexo, Mauritania es uno de los cinco países del mundo donde la homosexualidad puede estar castigada con pena de muerte, según la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA, por sus siglas en inglés).
“La lucha contra la corrupción, el apoyo a los jóvenes, el cambio, es lo que más nos identifica con el Podemos español”, expresa Raby. Al mismo tiempo, resalta de manera positiva la actuación de la formación morada tras el 15M. “España siguió el ejemplo de la primavera árabe, pero ha dado sus frutos. Lejos de caer en una guerra o desorden político como ha ocurrido en Siria u otros países, esa fuerza ha llegado al Congreso”, valora.
Precisamente, esa irrupción en las cámaras ha servido como críticas a la formación que lidera Pablo Iglesias, en ocasiones acusada de fagocitar, e incluso desmovilizar, a los movimientos sociales. Unos reproches de los cuales son conscientes desde el país africano y esperan evitar. “Nosotros venimos de la calle y vamos a seguir ahí, pero también en el parlamento. La lucha va a continuar siempre del lado de la gente”, defiende.
De momento, para mantener viva esa conexión popular de la que presumen, se sirven de Facebook como un gran aliado entre las masas jóvenes. Más allá de lo virtual, practican eso que llaman “puerta a puerta”, que consiste en visitar las casas mauritanas, siempre abiertas, para explicar y compartir sus aspiraciones parlamentarias; además de reuniones y encuentros con sindicatos y plataformas. Así es la versión mauritana de los círculos de Podemos, hoy diluidos o ensombrecidos por otros menesteres de partido.
Jady Maynouh, de 35 años, es militante de Nastatie y cabeza en las listas nacionales específicas de mujeres que existen en el sistema mauritano, representando a Nueva Generación, el partido político en el que se integra el Podemos mauritano. Maynouh muestra su admiración hacia el Podemos made in Spain y, en especial, hacia Pablo Iglesias, de quien valora la “manera de hablar y tratar los problemas de los españoles”.
Esta joven, licenciada en Interpretación por la Universidad de Noackchot, comparte sus impresiones en las últimas semanas dedicadas a la campaña electoral, que finalizará este fin de semana. “En los pueblos del interior la campaña es personal, hablo con la gente de mis objetivos, en grupos seguros, escucho los problemas para poder solicitar soluciones al gobierno. Así es como funciona la política local, que es diferente de la moderna”, explica con un fluido español que aprendió en su país y reforzó en un mes de estudiante en la Universidad Autónoma de Madrid. “En ciudades como Noackchot, es diferente, la gente quiere que cambien los problemas de salud, educación y seguridad”.
Retos de Nastatia, el Podemos mauritano
Raby define Nastatie como, “un grupo de jóvenes cansados de la corrupción y de problemas como la esclavitud, que quiere romper con la jerarquía tradicional de la política en Mauritania”. Y es que, según el informe de 2018 de The Global Slavery Index, se estima que 90.000 personas viven bajo situación de esclavitud en el país africano. Aunque esta práctica fue abolida oficialmente en 1981, en 2007 fue tipificada como delito y hasta 2015 no fue clasificada como “delito imprescriptible” en una nueva ley, sigue enquistada en una sociedad que se rige por fuertes desigualdades étnicas. Entre los mayores damnificados, se encuentran los “haratines”, la casta más baja del estamento mauritano que, según denuncian numerosas organizaciones humanitarias, vive en condiciones de pobreza extrema, bajo un régimen que les niega los derechos básicos pero que les condena a servir a familias blancas de origen árabe, siendo ésta la minoría que domina el poder político y económico. Por su parte, Maynouh, se muestra contraria a esta tesis, ya que opina que “no existe esclavitud” y, argumenta que en su país, “hay gente pobre o rica de todas las razas”.
No obstante, la lucha antiesclavista está presente en organizaciones locales, como SOS Esclavos o Iniciativa por el Resurgimiento del Movimiento Abolicionista (IRA), pero también desde formaciones políticas. Sin ir más lejos, el pasado 7 de agosto fue detenido Biram Dah Abeid, un reconocido activista antiesclavista, presidente del IRA, voz crítica al régimen y candidato en las elecciones presidenciales en 2014. Otro activista, Abdehahi Ould Housein, así como dos periodistas, también han sido encarcelados en las últimas semanas.
François Patuel, investigador de Amnistía Internacional para África Occidental, considera que “estos arrestos y detenciones envían una preocupante señal de intimidación, hostigamiento y represión de las voces disidentes por parte de las autoridades mauritanas antes de las elecciones parlamentarias, regionales y locales de septiembre”.
“Conseguir la representatividad de la gente silenciada y llevar al parlamento sus problemas, para buscar soluciones” es otro de los retos que presenta Nastatie. En ese grupo de “gente silenciada” incluyen a las familias más humildes, a quienes emigran del campo a la ciudad, o a los protagonistas de la inmigración clandestina que se concentra en este país del Sahel, en su ruta en busca de refugio hacia Europa.
Combatir la corrupción -una problemática por la que Mauritania ha obtenido 28 puntos en el Índice de Percepción de la Corrupción que elabora la Organización para la Transparencia Internacional, siendo 100 la puntuación para los países más transparentes, y cero para los más corruptos- es otro desafío del ‘Podemos mauritano’. “Hasta ahora sólo se cuestiona en voz baja porque no es una prioridad, pero afecta a toda la población”, explican.
De momento, queda esperar para ver si Nastatie puede alcanzar todo lo propuesto.
* Artículo de Fabiola Barranco publicado originalmente en Cuarto Poder. Compartido bajo Licencia Creative Commons.