
“Para justificar cualquier crimen, tienes que convertir a la víctima en tu enemigo”
Chuck Palahniuk
El Auto de la Audiencia Provincial de Navarra que deja en libertad provisional a los cinco condenados por abusos sexuales a una chiquilla de 18 años (la penetraron 11 veces por ano, boca y vagina) justifica dicha decisión en que no hay riesgo de «inmisión en el derecho a la intimidad de la víctima y de su entorno» porque tienen su residencia «a más de 500 kilómetros del lugar en el que reside» y creen suficiente «para garantizar su tranquilidad y su sosiego» la adopción de medidas menos gravosas que la prisión provisional, como son la prohibición de visitar Madrid y de contactar con ella.
Dándole la vuelta al argumento, lo que hace el Auto es encerrar a la víctima dentro de la Comunidad de Madrid, pues, desde el momento en que cruce la frontera, podrá darse de bruces con alguno de sus atacantes.
¿En qué está pensando el Tribunal cuando reduce -implícitamente- la libertad deambulatoria de la víctima para que sus agresores puedan campar a sus anchas por todo el Estado, con la excepción ya descrita? ¿En la víctima?
Evidentemente, no.
Vivimos en un estado de derecho garantista, en el que el derecho al recurso se convierte muchas veces en el más eficaz instrumento para la defensa. Los letrados y letradas sabemos que recurrir y recurrir ad nauseam conduce casi siempre a una mejora de las condiciones procesales para los reos. Por eso utilizamos dichos recursos. Es legal y ademas es necesario si queremos seguir participando de un marco normativo basado en los derechos y las garantías más amplias. Cualquier justiciable puede encontrarse mañana en esa situación.
Al mismo tiempo, las víctimas de los delitos, dentro de este ámbito de convivencia marcada por las más amplias garantías jurídicas y a pesar de contar con una normativa específica (el Estatuto de la Víctima que entró en vigor en octubre de 2015) siguen siendo las grandes olvidadas del sistema. También nosotros o cualquiera de nuestros familiares podemos encontrarnos mañana en esa situación.
Medidas como las que adopta el Auto de Navarra no ayudan a proteger a las víctimas, sino todo lo contrario. Más bien empoderan a sus verdugos.