Llevamos tanto tiempo sumergidos en la crisis política, económica y social que se me hace difícil encontrar un principio que no sea in media res, lo que sí es innegable es que la crisis ni empezó con María ni con la Junta de Control Fiscal. Si hacemos un breve recuento histórico podemos ver cómo la narrativa de la deuda y la crisis fiscal han impulsado: la venta de la telefónica, la privatización de carreteras, la venta del aeropuerto, el alza en la matrícula de la UPR, el cierre y la privatización de escuelas, la Ley 7, la reducción en las pensiones, la privatización de la AEE, entre otros. Si bien muchos estudios han confirmado que hoy en día la pobreza tiene cara de mujer, en Puerto Rico, las políticas neoliberales tienen cara de mujer blanca imperialista: Anna Krueger (subdirectora del FMI), Lisa Donahue (contratista de la AEE), Julia Keleher (secretaria del DE) y Natalie Jaresko (directora de la JCF), todas ellas, o han abonado al discurso neoliberal que impulsa la venta y privatización del país allanando el camino para la implementación de la ley PROMESA, como es el caso de Krueger o Donahue, o están implementando las políticas neoliberales como en los casos de Keleher y Jaresko. Es por eso, que a la hora de hacer un análisis desde la perspectiva feminista de la situación actual de Puerto Rico, tenemos que recurrir a las teorías del feminismo negro y decolonial que van más allá de señalar las opresiones por género.
Desde que en verano de 2015 se dieron a conocer las recomendaciones de Anna Krueger, sabíamos que el huracán categoría 5 serían las medidas de austeridad a un pueblo que ya había sufrido golpes tan fuertes como el despido de más de 30 mil empleados públicos, la privatización del sistema de salud o el alza en la matrícula de la UPR. Dentro de las principales propuestas de Anne Krueger se encuentran: la reducción del “gasto” público en 2,000 millones para el 2020, la consolidación de escuelas, recortes al presupuesto de la UPR, recortes en la reforma de salud, exención para no tener que pagar el salario mínimo federal, eliminación del bono de navidad y aumento en las contribuciones a las propiedades inmuebles. En resumidas cuentas, seguir estrangulando a lxs que menos tienen.
En 2016, se aprobó la Ley PROMESA, y con esta la creación de la Junta de Control Fiscal que, entre otras cosas, está dando paso a las recomendaciones que propuso Krueger en 2015.
Proponer alternativas a esta crisis nos exige, como feministas, analizar la situación desde una perspectiva interseccional que pueda identificar todas las opresiones que están operando simultáneamente y sobre qué grupos en particular. Es decir, más allá de organizar una lucha contra estas medidas es reconocer que no a todas las personas en Puerto Rico nos toca la crisis por igual y, por lo tanto, tenemos que escuchar a las poblaciones más desaventajadas para que a la hora de organizar un frente de lucha no se quede nadie afuera. Es por esto que tanto el feminismo negro como el feminismo decolonial se han convertido en piedras angulares del análisis de la Colectiva Feminista en Construcción. La abogada y activista Kimberlé Crenshaw explica en su artículo, “Demarginalizing the Intersection of Race and Sex: A Black Feminist Critique of Antidiscrimination Doctrine, Feminist Theory and Antiracist Politics”, la necesidad de reconocer la interseccionalidad de las opresiones, ya que a la hora de dividirlas en luchas diferentes excluimos a grupos. Para abonar en su argumento, Crenshaw explica el caso de una mujer negra que demandó a la empresa donde trabajaba por no ascenderla de puesto por prejuicios de raza y género. La empresa negó su argumento porque podía demostrar que tenía mujeres blancas y hombres negros en puestos de liderato, pero, como explicaba la trabajadora, no tenían a ninguna mujer negra. De ahí la urgencia de trabajar todas las opresiones a la vez y no la suma de estas. Es decir, reconocer el sistema de opresiones que se combinan en los cuerpos y no analizarlas por separado. Por eso, las mujeres afroamericanas han estado en la intersección del movimiento feminista y el movimiento por la liberación negra.
Por su parte, Angela Davis en su libro, Women, Race and Class abona a este análisis incluyendo el análisis de clase. En su texto, a través de un recorrido histórico por las luchas de las mujeres, va mostrando cómo el género, la clase y la raza se han combinado para mantener un sistema político y económico sexista, racista y clasista.
Por último, aunque su Statement se publicó antes que los textos anteriores, las compañeras del Combahee River Collective, apostaron a una lucha que erradicase todas las opresiones, incluyendo la heteronormatividad,
“[T]he most general statement of our politics at the present time would be that we are actively committed to struggling against racial, sexual, heterosexual, and class oppression, and see as our particular task the development of integrated analysis and practice based upon the fact that the major systems of oppression are interlocking. The synthesis of these oppressions creates the conditions of our lives. As Black women we see Black feminism as the logical political movement to combat the manifold and simultaneous oppressions that all women of color face”.
Por otro lado, el giro decolonial, y en particular las feministas decoloniales, partiendo de los planteamientos del feminismo negro, proponen un análisis crítico a todo el proyecto de la modernidad impulsado por la conquista y colonización de América. Es decir, al análisis de la interseccionalidad de las opresiones, propuesta por el feminismo negro, hay que añadirle la imposición colonial incluso en naciones que hoy son estados “soberanos”. La apuesta de las y los teóricos decoloniales es revisar el discurso dominante impuesto desde occidente sobre los Estados modernos, identificar a costa de qué personas se han organizado, quiénes han sufrido las consecuencias del supuesto desarrollo y democracia, e identificar si realmente se ha logrado mejorar, con la occidentalización, la vida de todas las personas. Obviamente, a la hora de analizar la situación en PR hay que trabajarlo desde el contexto colonial; sin embargo, el grupo decolonial va más allá del estatus. Estos nos invitan a reconocer la colonialidad del poder que rige a la mayor parte de los países. Basándonos en estos dos marcos teóricos, la Colectiva Feminista en Construcción se ha dado a la tarea, no solo de impulsar un discurso interseccional y decolonial, recogido en La Manifiesta, sino que también ha impulsado acciones acordes a este. Para entender el plan de este año de la Colectiva Feminista en Construcción debemos hacer un breve recuento del trabajo que hicimos en 2017. El año pasado se logró la organización y movilización de cientos de mujeres, no solo para participar de un contundente 8 de marzo, sino también para movilizar a una multitudinaria Marea Feminista el 1ero de mayo. Ese mismo día, más allá de hacer un cacerolazo a las 5:00 am en Fortaleza y tomar una de las calles que llegan a las oficinas de la Junta de Control Fiscal, la Colectiva le presentó al país lo que ha sido nuestra hoja de ruta desde entonces: los 150 reclamos necesarios para mejorar las condiciones en Puerto Rico. Estos reclamos, trabajados en colectivo, fueron aprobados y acogidos por la Asamblea Feminista #NiUnaMenos, el 3 de junio de 2017 y se los hicimos llegar al gobernador el 30 de junio de 2017 y a varios legisladores este pasado 8 de marzo de 2018. Reclamos que están inspirados en la exitosa huelga general de Martinica y Guadalupe en 2009, cuando en plena crisis económica mundial, ambas islas, colonias francesas, paralizaron el país y lograron el 80 % de las exigencias del pueblo que logró el aumento en las pensiones y salarios y la disminución del precio de la canasta básica, entre muchos otros. Es decir, no solo lucharon contra las medidas de austeridad, sino que exigieron, y lograron, mejorar su calidad de vida en plena crisis económica mundial.
En 2018 partiendo de la experiencia de lucha del año pasado, queremos ir por más. Por eso, con el lema del paro de mujeres “Nosotras paramos para construir otra vida”, nuestro fin fue empezar a agitar y a movilizar para una lucha que empieza el 8 de marzo y se debe continuar si realmente queremos cambiar el plan que el neoliberalismo colonial ha trazado para nosotras.
El fin de la campaña Construyamos Otra Vida es impulsar un movimiento social a nivel nacional que logre, no solo paralizar el plan neoliberal, sino que, al igual que en Martinica y Guadalupe, exijamos al gobierno colonial y a la Junta de Control Fiscal los reclamos que se aprobaron el año pasado en la Asamblea Feminista. Partiendo de experiencias políticas de América Latina, el Caribe y de plataformas como #BlackLivesMatter, en la Colectiva Feminista en Construcción hemos organizado un plan de lucha a corto, mediano y largo plazo.
CAMPAÑA para agitar.
PLATAFORMA para organizar
ARTICULACIÓN para accionar
ACCIONES para construir
El ejemplo chileno de la campaña del NO, en 1988, cuando el gobierno de Pinochet se vio obligado a hacer un plebiscito nacional, debido a la presión internacional, para decidir si debía seguir en el poder o no, es una de las experiencias que hemos rescatado porque demuestran que incluso en situaciones tan nefastas, como una dictadura militar, las personas se movilizan para mejorar sus condiciones de vida. Dentro del horror se rescató la alegría para cambiar el curso de la historia y se logró. Por eso, la campaña Construyamos Otra Vida es una de esperanza; lograr un cambio en el país comienza por creernos que podemos hacerlo, que somos nosotras y nosotros los agentes de cambio. Y estos cambios se podrán lograr en la medida que las personas nos organicemos para lograr reclamos específicos, pero la organización debe ser a nivel nacional, por eso, seguiremos impulsando los reclamos aprobados en la Asamblea Feminista en diferentes partes del país y ver de qué forma, tanto los reclamos de la Asamblea, como los reclamos de las personas en los diferentes pueblos, se organizan en una articulación de movimientos.
Por otro lado, entre 2012 y 2013, en Uruguay se creó una articulación de movimientos que lograron legalizar el aborto, el matrimonio gay y la mariguana. Si bien las condiciones de Uruguay eran muy diferentes a las de Puerto Rico hoy en día, podemos aprender de la experiencia e impulsar esa articulación de luchas y movimientos, entre personas organizadas y no organizadas, para que los reclamos y las necesidades de todas las personas que vivimos en Puerto Rico se cumplan. Como muy bien ha defendido el feminismo negro, hay que erradicar todas las opresiones a la vez, es decir, que una persona en particular no sufra algunas de las opresiones no significa que no pueda organizarse para luchar en contra de esta.
Por último, una vez logremos esa articulación nacional, debemos impulsar acciones conjuntas que obliguen al gobierno y a la Junta de Control Fiscal a sentarse a escuchar nuestros reclamos, tomando como ejemplos las luchas de Martinica y Guadalupe antes mencionadas. Esta fase dependerá de la capacidad de organización y movilización; sin embargo, estamos convencidas de que no nos queda otra alternativa que apostar a cambios radicales que frenen todas las políticas de austeridad.
Naomi Klein explica en su artículo “The Battle For Paradise” que Puerto Rico se encuentra en una batalla de utopías; por un lado, la utopía de los inversionistas, los que han llegado a enriquecerse del capitalismo del desastre y quieren “edificar” un nuevo país a su medida; y la utopía del pueblo de Puerto Rico que se organizó alrededor de todo el país en comunidades, brigadas y grupos de apoyo para superar la catástrofe en colectivo. Según la periodista canadiense, “[…]both are gaining power fast, and in the high-stakes months and years to come, collision is inevitable”. Los frentes ya están alineados y dispuestos a dar la batalla, solo nos queda articular nuestros reclamos y acciones y Construir Otra Vida para Puerto Rico y su gente.
Bibliografía
Crenshaw, Kimberlé. “Demarginalizing the Intersection of Race and Sex: A Black Feminist Critique of Antidiscrimination Doctrine, Feminist Theory and Antiracist Politics”. Recuperado el 15 de abril de 2018. <https://chicagounbound.uchicago.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1052&context=uclf>
Combahee River Collective Statement <https://circuitous.org/scraps/combahee.htmlRecuperado 10 de abril de 2018>
Davis, Angela (1983). Woman, Race and Class. Vintage Books: New York
Klein, Naomi “The Battle For Paradise”. Recuperado el 10 de abril de 2018 <https://theintercept.com/2018/03/20/puerto-rico-hurricane-maria-recovery/?
* Artículo escrito por Vanesa Contreras y publicado originalmente en 80 grados. Compartido bajo Licencia Creative Commons.