Tras la sublime actuación de Drag Sethlas, leo las reacciones de algunos curas en la prensa canaria (Carlos Azcona en Canarias 7 y Julio Roldán en La Provincia) y me reafirmo en el disparate que supone que esta sociedad no haya logrado que el laicismo se imponga sino que por el contrario, una parte importante de la sociedad siga estando sometida a los dictados de la Iglesia católica.
No estoy de acuerdo, sin embargo, en echarles en cara a estos beatos de pacotilla los terribles abusos pederastas que vienen protagonizando en los últimos años, porque no quiero bajar el listón de la defensa de la libertad de expresión y equipararla a esos asquerosos curas psicópatas que representan estas terribles historias. Ellos y sus acólitos sabrán porqué siguen siendo ejemplos a seguir para muchos cuando han hecho tanto daño.
Les encanta, lo hemos leídos estos días, equipararse con los fanáticos yihadistas ¡qué curioso! para defender sus tesis homófobas (en realidad solo es eso) contra nuestra Drag Sethlas.
Me asombra que estos desgraciados sigan marcando las vidas de muchos, que sigan llenando templos y que se crean dueños de la verdad absoluta.
En breve, la Semana Santa inundará nuestras ciudades llenando nuestras calles de imaginería negra y sangrienta, de hombres que se lesionan hasta sangrar, en nombre de dios, y nadie dirá -diremos- que se siente ofendido en sus laicos sentimientos, a pesar de que sus terribles imágenes van a pasearse impunemente por nuestras calles, ante los ojos de nuestros hijos e hijas, impunemente.
¿Hasta cuando tendremos que soportar los no creyentes a estos despreciables?
Basta. LAICISMO YA.