Publicada originalmente el 10 de enero de 2016.
Andan algunos un poco convulsos y molestos por el tema de la eliminación de las cabras guaniles en Güigüi, Gran Canaria. Pongamos primero las cosas en su contexto. En el año 2013 se presentaba por el Cabildo de la Isla, el proyecto LIFE + Guguy, financiado por la Unión Europea, por el que se pretendía recuperar a las especies endémicas de flora pertenecientes al género Juniperus, las cuales más concretamente son el cedro canario (Juniperus cedrus ssp. cedrus) y la sabina canaria (Juniperus turbinata ssp. canariensis), así como a los bosques de brezos macaronésicos (Erica arbórea) y de pinos canarios (Pinus canariensis) en la zona de esta bella Reserva Natural Especial. No me gusta la forma en que la Unión Europea “compra” permanentemente con sus subvenciones al Archipiélago. Subvenciones para el plátano, subvenciones para el tomate… mientras a cambio se encargan de impedir el desarrollo de la producción agraria local para reducir la dependencia exterior, tanto en las importaciones como en las exportaciones. ¿Por qué no subvencionan a la agricultura en general, y no sólo al plátano y al tomate, para tratar de alcanzar así mayores cotas de soberanía alimentaria?
Discusiones sobre subvenciones aparte, tengo que decir que, a pesar de esto, la recuperación de los ecosistemas de Juniperus así como de otras especies canarias, es algo básico si queremos que la isla vuelva a tener, al menos en parte, la biodiversidad y los bosques con los que contaba antaño, antes de la Conquista Castellana. Este proyecto, no sólo supone un importante avance en la preservación de este tipo de hábitats, sino que también se avanza en la lucha contra la desertificación, el cambio climático, la erosión y la desaparición del nivel freático de agua, tan castigado por la sobreexplotación para el riego de campos de golf y de cierta fruta que no quiero volver a nombrar. Sin embargo, estas repoblaciones se han encontrado con la salvedad de que existen en estos riscos de Güigüi o Guguy especies de cabras guaniles canarias, cabras que tienen una importancia etnográfica, cultural y genética que nadie pone en duda. Pero una cosa debemos tener clara: si queremos recuperar ecosistemas endémicos no podemos tener a cabras abandonadas en el campo, que obviamente, se comen a las nuevas especies plantadas. Tenemos que sacarlas de la zona o eliminarlas. El Cabildo de Gran Canaria se ha encontrado con la dificultad de la orografía del lugar, muy escarpada, haciendo prácticamente imposible recoger mediante las apañadas a los cientos de cabras salvajes que andan a sus aires.
Según palabras de Juan Manuel Brito, consejero de Medio Ambiente del Cabildo, “tenemos que destacar que la utilización de otros métodos de erradicación de estos animales o las apañadas no han surtido efecto, se han hecho 20 salidas y se han capturado sólo a 17 cabras”. Vista la poca efectividad y el gran número de cabras, no han tenido más remedio que echar mano de escopetas y rifles. Y se armó. Han saltado toda una serie de defensores de los animales, de defensores de la cultura y etnografía canaria, y de, curiosamente, defensores de la ganadería canaria. El más conocido por sus salidas de tono es el Padre Báez. Fernando ha mandado una carta a la Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural de la Unión Europea quejándose del exterminio. Sin embargo, confundió roscas con millo, pues los encargados del proyecto LIFE pertenecen al área de Medio Ambiente. Este mismo hombre defiende acabar con todos los pinares (los canarios también), de las islas para plantar nogales, castañeros, perales y cualquier árbol frutal, eso sí, foráneo. Hasta aquí la exposición y la puesta en contexto.
A todo esto, tengo que decir que cada vez tengo menos fe en nuestro país insular. No porque el territorio geográfico como tal esté incapacitado, sino por su gente. Lo primero que tenemos que entender es que, o recuperamos la masa forestal de la isla, o al ritmo de consumo que llevamos, tendremos que desalar toda el agua que usamos en unas décadas, lo que se traduce en más petróleo… o gas (pregúntenle a Soria o a Ricardo Melchior que ellos saben mejor que yo). Por otro lado, parece que ahora esta gente se preocupa por la Ganadería de Canarias, la cual anda en el más absoluto abandono, y sólo unos pocos se atreven a seguir con nuestra actividad más antigua. La Agricultura y la Ganadería se han ido desmantelando progresivamente y todos lo hemos visto ante nuestros ojos. ¿Qué hemos hecho? No he visto armar ningún jaleo por la recuperación de nuestros bancales para la actividad agrícola ni por recuperar la cabaña ganadera canaria, ni tampoco he visto en la televisión a verdaderos expertos y catedráticos que han investigado sobre este tema, y a los que sin embargo se les silencia en favor de otros con un más que dudoso conocimiento.
Otro despropósito es que la gente confunda cabaña ganadera (cabras controladas por el pastor o pastores) con cabras salvajes, las cuales no tienen ningún control y por tanto, pueden ser perjudiciales para la recuperación de ecosistemas vegetales. Este es el caso de las cabras guaniles de Güigüi, que están abandonadas, pues allí ya no pastorea ni dios. Obviamente, estoy totalmente a favor de que se preserve a una raza de animal única en el mundo, que es capaz de ofrecer una gran cantidad de leche, con una calidad inmejorable. Mi tía Anita proviene de esas viejitas que adoran su tierra y sus costumbres. Siempre se dedicó a criar a estas cabras y a elaborar queso, y cuando una se le escapaba, montaba en cólera. Siempre tenía a su rebaño controlado, pastando en el monte, pero controlado. Cierto es que en islas como Fuerteventura, la apañada es una práctica habitual todavía, pero repito, estas cabras forman parte de un rebaño, están marcadas por su dueño y cualquier pastor de Fuerteventura sabe dónde está su rebaño, aunque lo deje durante unos meses al libre albedrío y luego lo recupere para mantener un seguimiento sobre ellas. En cambio, ¿cuántos pastores se dedican a hacer apañadas de cabras hoy día en Gran Canaria? ni la mitad que en la isla majorera. Aquí no hay rebaños de cabras, salvo contadas excepciones, por lo que las cabras de Güigüi son asilvestradas. Si esas cabras tuvieran dueño ya se habrían recogido sin problemas. Tenemos que ser más serios. Hay que recuperar la actividad primaria en la isla, está claro. Es este mismo grupo de gobierno del Cabildo, al que tanto critican por esto, el que ha creado la Consejería de Soberanía Alimentaria, veremos sus frutos. Lo que no se puede hacer es criticar a la Institución sin conocer bien la situación, y sin saber qué es lo que se pretende con la repoblación de estas especies vegetales.
Si tanto quieren preservar a las especies canarias, o razas como la cabra guanil, deberían preocuparse también por las especies vegetales, también son seres vivos únicos. Además les recuerdo que el cuervo canario (Corvux corax ssp. canariensis) también es una especie animal de este Archipiélago y se encuentra en peligro de extinción en esta isla, quedando unas pocas parejas. El cuervo se alimenta de carroña (en su mayoría del ganado muerto, el cual ha menguado por el abandono de la actividad) y de los frutos del cedro y la sabina. Ya no quedan ni carroña, ni cedros, ni sabinas. Por otro lado, no podemos olvidar que esto es una Reserva Natural Especial, en la cual se prevé una conservación máxima del ecosistema. Para la Ganadería ya se han establecido los Parques Rurales, que tratan de conjugar actividades humanas con Naturaleza.
O ponemos un poco de cordura en este suelo, o seguiremos en debates estúpidos sobre si hay que matar o no a unas cabras salvajes. Esas cabras si no se pueden apañar hay que matarlas. O una cosa u otra, pero repoblaciones y cabras salvajes son incompatibles. Recuperemos la Ganadería para que las cabras no se abandonen y la raza no se pierda, para que vuelvan a tener el esplendor que tuvieron, siempre de la mano de los pastores. Protestemos por el abandono de la Agricultura y la Ganadería al que nos han incitado desde Europa, España y el Gobierno de Canarias, con leyes que priman la importación de productos alimenticios y no la producción local. Pero por favor, no le demos credibilidad a cualquier persona pagada por a saber quién, ni a protectores de los animales que por un lado te defienden a las cabras y por otro te condenan a los cuervos. Tenemos que ser capaces de conjugar los ecosistemas naturales canarios con la Agricultura y la Ganadería, estableciendo espacios para cada actividad. Critiquemos, si se quiere, al Cabildo por no desarrollar suficientemente políticas de ordenación del territorio encaminadas a conjugar todos estos aprovechamientos del suelo. Pero no lo critiquemos por tratar de recuperar un ecosistema de especies canarias, es absurdo.