Termino el volumen digital de Miseria y grandeza del Partido Comunista de España, de Gregorio Morán. Llevaba tiempo buscándolo y sólo el préstamo de un amigo consiguió poner fin a la búsqueda. Me interesaba seguirle la pista a algunos hechos que había ido descubriendo aquí y allá en la biografía de Jorge Semprún y también en la de Federico Sánchez. La búsqueda fue en vano. Morán presta atención a otros asuntos pero no puedo decir que la lectura fuera fútil. Aprendí cómo los giros y vueltas de la Historia, por más que se enmascaren con altas ideas y gestos graves, suelen tener que ver muchas veces con menudencias, las miserias del título. Así, la persecución criminal a Comorera, el despecho amoroso de la Pasionaria que se traduce en el envío al ostracismo de Antón, las calumnias sobre Quiñones, los bandazos en la línea política del PCE,… De puertas afuera, la lucha por el socialismo, las libertades, la emancipación de la clase trabajadora. Debajo de la alfombra, las bajas pasiones que también forman la condición humana.
¿Y aquí y ahora? Canarias, siglo XXI. ¿Qué pantallas buscan ocultar aquella ruptura amorosa, esos egos insatisfechos, cierta inapetencia por volver al oficio propio o la escasa inclinación de alguien por integrarse en el mercado laboral real? ¿Con qué proclamas de unidad, avance, renovación, nos quieren vender la moto? ¿Tendremos que esperar a que un periodista escriba la intrahistoria de lo que nos pasa, décadas después, para conocer los detalles? ¿No seremos nosotros mejores que un partido estalinista?