Se espera la temeridad terrible de los ignorantes,
la avasalladora montaña voluntariosa
que inminente se aproxima a los profetas
escamoteadores de salvavidas.
Todo lo que está por suceder es un apósito
en la desgraciada pandemia de los hombres
que ayer miraban la esperanza que pende
de la luz intermitente de los faros.
El vaticinio descoyuntado divaga consejas
que entristecen las almas comadreras,
volviéndolas aún más oficiosas.
Un artificio de tal magnitud que desconcierta
la solicitud reposada de los buenos pensamientos,
la tranquilidad cremosa del final feliz.
Juan Francisco Medina Concepción, para Creando Canarias