Familiares, amigos, políticos, empresarios, gente del fútbol, de la cultura y de muchos campos más, quisieron acompañar a Enrique Bethencourt en la primera exposición pública del libro «El fútbol canario. Identidad, Valerón y otros desmarques» en el Club La Provincia. Entre todas las personas que se dieron cita sumaban más de medio centenar, que celebraron el feliz alumbramiento de la sexta publicación de Ediciones Tamaimos.
Abrió José Miguel Martín con unas breves palabras en las que contó la génesis del libro y en las que agradeció a los donantes y colaboradores de la obra. El acto se planteó como un diálogo entre Tony Murphy y el autor durante algo más de media hora. Bethencourt destacó la comunicación directa, casi diaria, con José Miguel Martín. A través de esta comunicación iban perfilando el resultado final.
Sobre el fútbol canario mencionó las palabras de Sid Lowe en las que compara el fútbol de Las Palmas con el del mejor Brasil. En el otro extremo, Juan Cruz niega que exista un estilo de fútbol propiamente canario. Él sí considera que existe un estilo canario, influido por el entorno social, por el juego en la playa, el tipo de dieta y la poca influencia exterior de un primer momento futbolístico. Recordó aquella Unión Deportiva Las Palmas de los 60 y 70, equipo casi 100% canario, en lo que él llama una especie de Selección Nacional Canaria. Para ejemplificar la falta de apuesta del Tenerife, en cambio, con respecto a los futbolistas canarios, contó una anécdota en la que los aficionados de la Unión Deportiva en un encuentro gritaban al técnico blanquiazul que saliera un chicharrero. No había ninguno en el banco.
Los ponentes departieron bastante acerca del entorno social del deporte rey y las aficiones. Cuenta que en ocasiones salió más contento del Estadio Insular perdiendo, por el juego practicado, que ganando con un fútbol ramplón. Además, añadió: «la afición no siempre tiene la razón, hay momentos que no es así. Hay momentos en los que tiene actitudes xenófobas, machistas, homófobas, etc.». Preguntado por el fútbol base, Bethencourt opina que la tensión en las gradas tiene que ver con que «se relaciona que los pibes triunfen con buscar una fuente de ingresos».
Señala el autor que «antes era casi un tabú ser futbolero en movimientos de izquierda, estaba visto como algo menor». Concluyó la conversación propiamente de Murphy y Bethencourt relacionando fútbol e identidad, un tronco principal del libro: «elementos como el fútbol pueden servir como elementos de identidad, por ejemplo ahora como elemento de unificación europea».
En el coloquio con el público se habló del papel de la mujer en los estadios, cada vez acuden en mayor número. Bethencourt, sin embargo, lamentó que no haya más comentarios de mujeres sobre fútbol e identidad y reconoció que fue difícil encontrar opiniones femeninas. Finalmente en la obra se incluyen las de Malena Millares y Milagros Luis Brito. Tony Murphy contó la anécdota de que las mujeres iban al Estadio Insular en los 60-70, pero su cometido era guardarle el puesto al marido que iba llegando.
Siguiendo con aspectos negativos en las gradas, los ponentes recordaron el bochorno del Cordobazo en aquel junio de 2014, que no solo evitó el ascenso amarillo, sino que fue una sacudida social. Bethencourt cerró con estas palabras: «el libro me ha permitido rescatar mi memoria futbolística y personal. Viva el fútbol canario y la Unión Deportiva». Ya hoy se puede adquirir la obra en librerías. El miércoles 22 se presenta en el Ateneo de La Laguna y el día 30 hace lo propio en Lanzarote.