Si algo caracteriza a Enrique Bethencourt es su tranquilidad, su reposo. Golpea en el ejercicio de su profesión, en la que lleva más de 30 años, a derecha y a izquierda, pero lo hace con elegancia, con educación, con estilo. Es una voz sensata dentro del periodismo. Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de La Laguna y Máster en Periodismo por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Bethencourt ha cultivado la prensa escrita, la radio y la televisión. Hace poco dejó el famoso espacio radiofónico «El espejo canario» y está afrontando nuevos retos en su carrera profesional.
Entre ellos este libro, «El fútbol canario. Identidad, Valerón y otros desmarques», su primera obra. Con un café delante me empieza a contar cómo surgió la idea. En torno al verano pasado, José Miguel Martín, Presidente de la Fundación Canaria Tamaimos, ofreció al periodista escribir un ensayo sobre el fútbol canario y Valerón. Eran viejos amigos y admiraban sus respectivos proyectos. Enrique respondió negativamente en un primer momento, consideraba que habían personas más preparadas que él para esa labor. La insistencia de Martín lo terminó convenciendo. Desde entonces, aparte de retomar aquella vieja amistad, intercambian mensajes y correos prácticamente a diario. Sobre el libro, pero también sobre muchas cosas más.
El resultado es un tríptico, bromea Bethencourt que no es un homenaje a Silvio Rodríguez aunque lo parezca. La primera parte diserta sobre identidad, acerca de la existencia del fútbol canario. Es una parte teórica, en la que debate con el lector sobre los rasgos de este estilo, el juego raso, de toque, en equipo, un poco lento y como diría Luis Molowny, «más parecido al fútbol sudamericano que al peninsular». En relación a la definición de este estilo, Manuel Vázquez Montalbán justificó en un artículo una derrota del Barcelona contra Las Palmas porque tocaba y tocaba la pelota y los mareaba, en un ejemplo sobre cómo se percibe esta forma de entender este deporte. «Todavía no he encontrado ese artículo y mira que lo he buscado», se lamenta Bethencourt. La segunda parte está dedicada a la figura de Valerón, como uno de los últimos referentes del estilo de fútbol canario. Tercera parte más personal, que incluye artículos sobre fútbol, entre ellos «Premio devaluado», artículo que edita Santillana en un libro de texto sobre el cabezazo de Zidane a Materazzi en la final de la Eurocopa 2006. En esta parte analiza también el racismo, el machismo y otros aspectos negativos del mundo del fútbol.
Seguimos hablando de la Unión Deportiva Las Palmas, a juicio del autor el máximo exponente histórico de esta práctica. “La Unión Deportiva de los 60 y 70 es una especie de Selección Nacional Canaria, porque aparte de los jugadores grancanarios tiene varios grandes jugadores tinerfeños”, apunta. Sobre el equipo actual opina que “Las Palmas con el juego de este año, si tuviera un delantero del nivel de Luis Suárez, por ejemplo, estaría mucho más arriba. Eso tiene que ver con una tradición, siempre hemos tenido grandes centrocampistas y pocos buenos delanteros centros”. Habla con pasión del Tenerife glorioso de los 90, pero lamenta la ausencia de jugadores canarios. Aquel equipo que con Valdano, Cantatore y Heynckes era habitual en competiciones europeas y consiguió arrebatar dos ligas al Real Madrid, no destacaba por su apuesta por futbolistas de las islas, pese honrosas excepciones.
Enrique es un romántico del fútbol, por eso su pasión por aquella y esta Unión Deportiva. Considera que no basta con ganar, sino también hay que jugar bien. “Los equipos que quedan son los que juegan bien al fútbol. Casi nadie recuerda a la Italia que ganó el Mundial en 1982 y sí a aquel Brasil glorioso”, ejemplifica. Si hablamos de entrenadores, destaca a Luis Molowny y Pierre Sinibaldi. Emite sus reservas con Miguel Muñoz, entre otras cosas porque no da ni un minuto a Germán Dévora en la final de Copa contra el Barcelona. Entre ellos ningún entrenador canario, que escasean bastante. Lo achaca a falta de apuesta y quizá de paciencia. “Lo que se le ha permitido a algunos charlatanes que han pasado por aquí, no se le permite a un técnico canario. A las tres semanas está fuera”, señala.
Dentro de este elenco de entrenadores, valora muy positivamente a Quique Setién, a quien considera un entrenador idóneo para practicar el fútbol canario. “Ha sintonizado con una manera de ver el fútbol de la cual es un enamorado. Además, los nombres de los que se habla para sustituirlo, no me gustan mucho”, comenta sobre su posible marcha, lo cual para Bethencourt sería un error. Quique Setién, por cierto, es una de las personas que participa con su opinión en el libro y sobre el que el periodista ha mostrado su admiración pública, no obstante hace unos meses firmó un artículo titulado «¡Quique, quédate!». La mayor parte de la afición, a priori, piensa lo mismo.
Pero mi intención es también preguntar al autor por cuestiones más sociales dentro del fútbol. En primer lugar, hablamos sobre fútbol femenino, en cuya liga de Primera División hay dos equipos canarios, el U.D. Granadilla Egatesa y el U.D. Tacuense. “No ha habido un gran desarrollo del fútbol femenino en Canarias. Sin embargo hay dos equipos en la Primera Categoría y alguna jugadora que juega en el Barcelona”, indica. Saca a relucir su rol de educador para definir los casos de violencia que se están dando en categorías base en Canarias: “en vez de un elemento lúdico, se ha convertido más importante ganar. Tiene que ver con una concepción competitiva de la vida”. “En cualquier caso no creo que sea lo normal. Quien va al estadio no pretende montar ningún jaleo”, añade.
El éxito del fútbol canario se ha producido desde la originalidad, apostando por los nuestros, usando un estilo propio. En otros ámbitos de la sociedad no es así, se mira mucho hacia afuera y poco para el interior. Pese a ello, Enrique Bethencourt cree que “no toda la culpa es de Madrid, aquí hay cierta falta de originalidad y no se confía en el talento nuestro”. Acaba de entrevistar a Agustí Colom, concejal de Turismo del Ayuntamiento de Barcelona y está convencido que la tasa turística ayudaría al desarrollo económico de Canarias, dentro del campo de las cosas que se podrían hacer desde aquí.
Tras dejar “El Espejo Canario”, Bethencourt está explorando nuevos campos profesionales en Canarias 7, Canarias Ahora o Radio Tagoror. Como autor se estrena con este ensayo. Eso sí, con el mismo estilo, elegancia, corrección, todo esto marca de la casa. Marca Enrique Bethencourt de periodismo, aplicado, en este caso, al fútbol canario.