Fieles a nuestra vocación de huir de maniqueísmos, no tomamos partido por unos u otros en las crisis internas de Podemos-Canarias. Allá ellos se las compongan. La ciudadanía al menos ha aprendido la enorme e impagable lección de conocer lo que entiende Podemos por gobernar en el Cabildo de Gran Canaria. Pero el hecho de que por sus interminables luchas intestinas, repartos de poder insatisfechos, peleas por sillones y demás espectáculos poco edificantes con que nos regala la “nueva política” (¡!), se tambalee la institución pública canaria que, a nuestro juicio, mejor está encarando los retos de la Canarias y la Gran Canaria actual, eso, eso no tiene perdón.
Debe Antonio Morales timonear el resto de la investidura tratando de que el proyecto que ofreció a los grancanarios en los pasados comicios y que resultó ganador, resulte lo menos dañado posible. Es tarde para decir indemne, puesto que el caos y la chapuza colectiva que ha resultado ser Podemos ya están por desgracia asociados indefectiblemente al nombre de la institución. Sin embargo, está en la obligación de intentarlo, de salvar los muebles, por el bien de Gran Canaria y por el bien de quienes creemos en otra Canarias posible. Y para futuras ocasiones, elegir mejores compañeros de viaje.