A petición del Comisionado para la Inclusión Social y Lucha contra la Pobreza del Gobierno de Canarias, algunos y algunas docentes de ambas universidades canarias hemos investigado sobre estas cuestiones en las Islas. El primer problema consiste en definir quién es pobre. Según la Unión Europea, es pobre aquel cuya renta se aleja mucho del promedio de su país. En el caso español, un hogar con dos adultos y dos menores sería pobre si ingresa, por todos los conceptos, menos de 1.402 € al mes, en 2014. Esto supone el 22,1% de los hogares españoles y el 28,5% de los canarios. Si en vez del promedio estatal tomamos el canario, serían pobres quienes ingresan menos de 940 € al mes (el 21% de los hogares isleños). Canarias se encuentra entre los territorios con alta incidencia de la pobreza en el contexto de la Unión Europea, pero sobre todo es donde esta ha crecido más rápidamente tras la crisis.
La mayor incidencia de la pobreza en el Archipiélago se debe a varios factores. Por un lado, la composición de la economía: predominan sectores de escaso valor añadido, como el turismo o, en el pasado, la agricultura. Por otro, la productividad del trabajo: tenemos mayor número de trabajadores en el sector hotelero, pero la configuración de la economía canaria hace que se rentabilice menos. Por último, está el Estado de Bienestar: su capacidad redistributiva es menor en Canarias. Recaudamos menos impuestos y lo poco que recaudamos lo redistribuimos de forma menos efectiva para luchar contra la pobreza. En este sentido conviene repensar nuestro Régimen Económico y Fiscal, el cual, tras décadas de implantación, no ha servido para cambiar el modelo económico de las Islas y ha debilitado los fundamentos de nuestro Estado de Bienestar.
El colectivo más afectado por la pobreza es el de la infancia y donde más ha crecido es entre la juventud. Los mayores de 65 años son quienes mejor han resistido la crisis. Estos resultados son el efecto de una política de pensiones universalizada, que con la crisis se han congelado, mientras que entre la población más joven aumentaba el paro y disminuían los salarios. La situación de los menores muestra que urge desarrollar programas de atención económica a la infancia. Hace décadas eran las personas de edad más avanzada quienes más sufrían la pobreza, pero hemos sido capaces de llevar a cabo políticas para aliviar esta situación. Nos queda hacer lo mismo sobre todo con los menores, pero también con el resto de la población.
Los hogares con una mujer como persona de referencia al frente se encuentran en mayor riesgo de pobreza, aunque durante los últimos años la brecha de género ha disminuido. La peor situación de las mujeres se debe a sus salarios más bajos y a que, tras la disolución de la vida en pareja, suelen ser ellas quienes se quedan con la custodia de los menores, por lo que se reduce la renta per cápita de la familia. Esta situación familiar es también el origen de la mayor incidencia de la pobreza entre los menores.
El empleo no supone necesariamente la forma de salir de la pobreza. Uno de cada diez ocupados en las Islas es pobre y uno de cada cinco pobres tiene un trabajo. La presión del paro, junto con el debilitamiento de los sindicatos, ha producido un mercado laboral con salarios que no permiten salir de la pobreza. El desempleo podría disminuir, pero si no logramos que los sindicatos recompongan su poder de negociación, en el futuro cabe esperar ver más ocupados pobres, como ha sucedido en Alemania o en Reino Unido.
A pesar de esto, es cierto que no tener trabajo es el factor más relacionado con la situación de pobreza. La crisis ha aumentado la pobreza debido al pinchazo de la burbuja inmobiliaria, generando un enorme volumen de paro en el sector de la construcción. Uno de los mayores retos sociales es cómo hacer frente a los desempleados de este sector mayores de cuarenta y cinco años (por fijar una frontera de edad), que todavía tienen por delante veinte años hasta la jubilación, pero cuyas competencias profesionales ya no son valoradas en el mercado. El emprendimiento y la formación pueden configurar una alternativa, pero siendo realistas, solo para un pequeño porcentaje. Parece más apropiado generar planes de empleo social, como fue en su momento el Plan de Empleo Rural (PER).
Desde el punto de vista de la desigualdad, el Reino de España es de los países con más desigualdad de la UE y donde esta más ha crecido durante la crisis. Y Canarias, uno de los territorios con más desigualdad dentro del Reino. Dicho aumento se debe a que el empobrecimiento de los más ricos ha sido ligero con la crisis, mientras que el de los más pobres ha sido más intenso. Los datos no respaldan la idea de que son las clases medias quienes más han sufrido la crisis: han sido las clases populares. En todo caso, las clases medias y sus hijos universitarios tienen más capacidad de influencia en los medios de comunicación y en la calle.
Nota: El informe puede consultarse pinchando aquí.
José Saturnino Martínez García (una colaboración para Creando Canarias)
@mandarrian, josamaga@ull.es