El pasado viernes 10 de febrero en la presentación DESDE LA SOMBRA DEL ALMENDRO, sentí frescor de la sombra. Es que, en la Biblioteca Municipal de Adeje, se presentó la obra del profesor Nicolás Reyes González, fruto de su tesis doctoral. Sus dos volúmenes, no están llenos de poesía, sino de erudición sociológica e histórica…
El documental de Agustín Miranda Armas, que fue proyectado, estuvo lleno de épica, en música e imágenes, especialmente, cuando el capitán Nicolás Estevánez Murphy partió su sable (posiblemente, un símbolo) y anunció su baja en el ejército español en protesta por la ejecución de ocho jóvenes estudiantes, en la Cuba colonial.
Lo que sí estuvo lleno de poesía e interpretación asombrosa, fue el recital de la poesía de Nicolás Estévanez, por parte de Juancho Aguilar … Valió la pena estar en ADEXE bajo la SOMBRA DEL ALMENDRO.
La dulce, fresca, inolvidable sombra de un almendro, patria de Estévanez, ¿qué es?
Para algunos de mis comentaristas y amigos de Facebook es:
“Patria, ¡son tantas cosas bellas!”, dice Ruyman Afonso Higuera. En cambio, Luis Miguel Azofra lo hace concreto, con las imágenes simbólicas de Estévanez: “Pues una peña, una roca, una fuente…” Sin embargo, José Miguel Martín, remarca más el carácter simbólico de la “experiencia”: “Es una sombra y por tanto remite más a nuestras experiencias de las cosas tangibles que a las cosas tangibles”. También hay gente, como Juan Alayón , que no le gusta la palabra patria tal como se entiende hoy en día. “A finales del siglo XIX y primeras décadas del XX se empleaba en el sentido de terruño. De ahí los versos de Nicolás Estévanez” … Ese pudor o cautela con la idea patria, la utiliza Javier Schwartz, con mayor nihilismo, remarcando la “pura experiencia naturista”, indicando que “No parece que hable de una patria de discurso nacionalista. Habla de la belleza de las pequeñas cosas que una conciencia limpia puede sentir”.
Estando de acuerdo con todos, para mí, “La sombra del almendro no deja de ser un mundo platónico (mundo de las ideas y de la belleza originaria que proyectamos desde que nacemos), que Nicolás Estévanez lo dibuja con paisajes y vivencias isleñas” …
La patria como naturaleza y rebeldía paterna
En mis reflexiones de ayer, pude concluir que “Estévanez es un acuarelista de la palabra y el mayor ecologista emocional. Hace de la naturaleza, su patria”.
Incluso pude inferir que Nicolás Estévanez es un rebelde de la civilización como sistema. A Estévanez no le interesa el ESTADO, “padre”, sino la NATURALEZA, madre. Hasta tal punto, de que me pareció, psicológicamente, hablando, que había una rebeldía hacia el padre (Civilización, Europa, Estado, Poder, Rey) y una búsqueda permanente de la madre, reflejo del mar y de la naturaleza isleña. Cuestión que me confirmaron los ponentes de la mesa.
Nicolás Estévanez, militar, traductor, periodista, gobernador civil, anarquista, exiliado, rebelde y poeta de su “matria” …
Él, durante la primera República, se convierte en gobernador civil de Madrid, diputado por Madrid en el Parlamento y ministro de la Guerra. Era partidario de un estado confederado… Cada estado podrá formar su constitución, nombrar sus cortes, y su poder ejecutivo, dictar facultades y autonomía de nación confederada, con posibilidad de decisión permanente… Se mantuvo siempre fiel a Pi y Margall pero su actitud era más anarquista.
Tras el fracaso de la Primera República y al retornar la Monarquía, se exilia en Lisboa, donde fue expulsado por sus actividades conspiradoras contra la Monarquía, luego en Londres y París, donde muere, cuyos restos están allí…Nicolás Reyes espera que algún día se traiga a Canarias… Aquí queda la casa en La Laguna, la de su almendro.
Lo universal converge en un punto: Canarias, como isla
Un militar, un político, un diplomático, un periodista, un poeta que vive en el mundo «internacional», converge toda su concepción de la vida, en un punto, que es Canarias, como ISLA:
«Mi patria es una isla,
mi patria es una roca,
mi espíritu es isleño
como los riscos donde vi la aurora».
Nicolás Estévenez tiene espíritu isleño, pero no es insularista
Por mucho que él hable la ISLA, incluso de Tenerife, él que nació en Las Palmas de Gran Canaria, en una estancia transitoria de sus padres, TIENE ESPÍRITU ISLEÑO, PERO NO ES INSULARISTA:
«Son mis Siete, mis islas adoradas,
que no se apartan de la mente mía
ni en las horas de luchas enconadas
ni en plena noche ni a la luz del día,
porque ellas guardan en su santo seno
cenizas que venera mi memoria
y por ellas mi espíritu está lleno
del ideal de Humanidad y gloria»
Ser isleño, ser canario está por encima de la genética
Su padre era malagueño, su madre, irlandesa, se casó con una puertoriqueña, recorrió el mundo, pero se sentía especialmente ISLEÑO y, además, de las siete islas, como resalta en el último poema citado.
«La sangre de mis venas,
a mí no se me importa
que venga del Egipto
o de la razas célticas y godas»
La patria es una construcción mental, sobre todo, emocional
Reflexionando sobre Nicolás Estévanez, quiero decir que “Somos lo que somos, por lo que construimos… Somos pensamiento y emoción. La sombra del almendro es el reflejo de la realidad canaria, traducida en VIVENCIA”.
Lo que no encuentro en Nicolás Estévanez
A pesar de su sentido de la justicia y de su acto de rebeldía contra los jóvenes que en Cuba iban a ejecutar, echo en falta en la poesía de Estévanez, la sociedad, la gente, las personas, los paisanos…
Éste suele ser el gran problema del sentir canario o patriotismo canario, que se centra en la realidad física, en el paisaje, en la naturaleza canaria, en la isla, pero no existe ese mismo sentimiento hacia los “HERMANOS”, hacia la gente, hacia las personas como pueblo… Esto suele quedar eclipsado como en el caso de Nicolás Estévanez. Por esta razón, titulo este artículo como LA SOMBRA DE NUESTRO ALMENDRO.
Autor de la Obra
El autor Nicolás Reyes González es natural de Santa Cruz de Tenerife y ha sido catedrático de Geografía e Historia en enseñanza secundaria y profesor asociado de Historia Contemporánea en la Universidad de La Laguna.
Durante su carrera investigadora se ha ocupado de diversos temas de la historia de Canarias en el tránsito del siglo XIX al XX. En 1988 presenta en Madrid su Tesis Doctoral de Historia Moderna y Contemporánea sobre Nicolás Estévanez y Murphy (1838-1914).