
Batata News. Un cadáver ha aparecido en una oficina del Ayuntamiento de La Laguna, enterrado bajo un mar de facturas impagadas. El difunto, Fulgencio Perdomo, era dueño de una ferretería y había cometido la imprudencia de vender medio kilo de tachas al Ayuntamiento. Su desaparición estaba denunciada por su familia desde 1998.
El cuerpo apareció en la tonga de febrero de 1998, por lo que corresponde con la fecha de desaparición de Perdomo. Su mujer, Alicia Gil, declara: «Yo ya me temía algo porque él es carnavalero pero nunca se había demorado tanto». «Una resaca de casi 20 años no era normal», destaca su socio de la ferretería Sinforiano Medina.
La factura impagada asciende a 3’45 euros, unas 574 de las antiguas pesetas. El alcalde anuncia una modificación de crédito para poder hacer frente al impago y que dicho importe lo reciba la viuda en herencia. Perdomo se personó aquel día ante Elfidio Alonso, por aquel entonces alcalde de la ciudad. Ni Ana Oramas ni Fernando Clavijo, se dieron cuenta del cadáver durante su mandato. Todos solían reparar en el mal olor reinante en el Consistorio, pero los técnicos lo achacaban al hedor de los restos del Adelantado. «¿Cómo es posible, si murió hace cientos de años?», pregunta retórica que hacían técnicos del Ayuntamiento. Nadie respondía, hasta que hoy se ha descubierto la causa.
Informaciones recopiladas por Batata News indican que todavía el montante de facturas impagadas es kilométrico. Tanto que entre ellas se encontró un manuscrito de Antonio de Viana. Historiadores y técnicos municipales sospechan que la primera factura impagada fue el arrendamiento de las tierras de una familia de naturales a Alonso Fernández de Lugo, que luego tomó las tierras por la fuerza. Los herederos, que viven en Valle de Guerra, siguen reclamando la deuda.