Mucho se ha hablado en las últimas semanas de la vara de medir a la hora de llevar una injuria a la Fiscalía, sobre todo en redes sociales. La discusión la ha desatado un chiste sobre Carrero Blanco, que conllevó una petición de cárcel por parte del Fiscal. Otros chistes, sin embargo, no suelen tener el mismo destino. En ellos se alude a la condición sexual, se enaltece el franquismo o se desea la muerte a líderes que no son del Partido Popular. La Fiscalía suele actuar de oficio manteniendo un orden ideológico, del cual hablaba el periodista Antonio Maestre en un crudo texto. El sacrosanto orden del franquismo sigue imperando en todo el Estado español y marca tendencia represora, a los hechos y al rasero seleccionado, me remito.
Si sacrosanto es el franquismo en España, en Canarias lo es el caciquismo. Una realidad histórica que ha marcado parte de nuestro devenir como pueblo. Siempre entre los vencedores, tanto en la Guerra de Conquista como en la Guerra Civil, se apoyan en el poder político, cuando no lo controlan, para conseguir sus intereses. Los monocultivos históricos los han impuesto ellos. Tomaron las tierras para plantar caña de azúcar, orientaron la economía para la exportación de plátanos y tomates, vendieron sus tierras para la construcción de hoteles, unas tierras que nadie preguntó cómo habían obtenido.
La figura del cacique, muy bien caricaturizado por Luis Ventura en la película «Guarapo», sigue existiendo en Canarias. Las formas han cambiado en algunos casos, en otros se ha camuflado, pero su alegoría se siente, sobre todo, en las islas no capitalinas. En ellas, la economía rural, sobre todo en las occidentales, tiene una importancia que ha perdido en las centrales y orientales. Allí todavía tiene mucha importancia la propiedad de tierras, de agua, etc. ¿Quiénes son los dueños de este tipo de bienes? La propiedad no ha cambiado, y la figura del cacique histórico sigue vigente.
Todo esto viene a cuento por la denuncia de Rosendo Luis Cáceres y Rosendo Luis Brito a Radio Murión y cinco tertulianos, entre ellos Pedro Pérez. Pérez es acusado por declaraciones como “una agricultura manipulada por cuatro familias de mierda que han hecho negocio con el agua de la Caldera”. Por lo tanto, Rosendo Luis Cáceres y Rosendo Luis Brito, éste último arquitecto municipal de Tazacorte, se ponen, ellos mismos, la vitola de caciques y sientan en el Juzgado a Pedro Pérez por estas declaraciones. «Si ellos sienten que por criticar un sistema terrible, que durante siglos hizo un daño terrible a la población y cuyos elementos continúan de forma clara en esta isla, pues sabrán por qué lo hacen y hasta qué punto llega su implicación en esos hechos para sentirse agraviados», apunta el acusado.
Pérez advierte del miedo en la Isla Bonita: «yo solamente me limité a decir la verdad, como afectado, como ciudadano y como conocedor de la historia de mi isla. Una verdad que se escucha en la isla constantemente, pero que por pánico nadie dice». Es otro de los rasgos del caciquismo, el miedo alrededor. Y miedo es lo que suele pulular en este tipo de casos, en los que los hechos imputados son ridículos y el mensaje es claro: sobrepasaste la línea. Normalmente van dirigidos a personas concretas, militantes, activistas… Pedro cumple todos los requisitos, pero además es historiador y maneja datos sobre lo que habla. «Entiendo que al meterme ahí de un modo u otro están actuando como defensores de ese orden de cosas y que el componente ideológico defensor de un sistema tan triste como éste se encuentra presente en el caso. El que se me pidan esta fianza, estas penas tan desorbitadas y el simple hecho de estar acusado de injuriarlos y calumniarlos sin haber nombrado a estas personas nunca, creo que es un aviso a navegantes para que nadie se atreva siquiera a criticar el caciquismo y mucho menos a plantear una revisión del injusto manejo del agua que impera en la isla».
Por esto a Pedro Pérez conocido como «El Gasio» le piden un año de cárcel y una indemnización personal cifrada en 20 euros diarios durante siete meses, además de participar en los gastos de la multa colectiva de 175.000 euros a los cinco tertulianos. Además, la Sección Sexta de la Audiencia Provincial impone una fianza de 233.333, la segunda mayor de todo el Estado impuesta a un medio de comunicación, solo superada por una a Sálvame Deluxe. «No son desorbitados, al ser coherentes con lo que los querellantes dicen que se han visto perjudicados», afirman. En todo este tema, en esta lucha de poder entre distintos intereses, Pérez es una víctima que solo aportó su conocimiento histórico y no nombró a ninguna persona concreta. «No se trata de una acusación demasiado grave, no es de los peores delitos que existen, pero el solo hecho de que te tengan tres años como un machango, juzgado va y juzgado viene, sabiéndote inocente, solamente por el capricho de unos señores poderosos, me parece que no tiene perdón», se queja.
Pérez no se quiere limitar a su defensa en los Juzgados y ha colgado un vídeo en el que explica cómo está la situación. El juicio será el próximo 15 de marzo a las 10:00. «Realmente se dividen mis sentimientos, por un lado estoy cansado de todo esto y quiero que termine de una vez. Pero por otro quiero acudir con todas mis fuerzas, con mi intelecto y mi razón, para poner de relieve la injusticia cometida contra mi persona, simplemente por decir la verdad», explica. «Tengo esperanzas porque creo que sí, que tengo la verdad de mi parte, porque nada de lo que dije es mentira, ni me pienso retractar de lo dicho, porque por mucho que duela dos más dos siempre son cuatro. En mi caso, estos señores han cometido un error terrible, que espero les acarree consecuencias, porque tengo todo a mi favor dado que nunca les nombré y prácticamente todos los expertos que he consultado me dicen que tengo fácil defensa y que no entienden como un juzgado admitió a trámite mi inclusión en esta machangada de proceso», se defiende en declaraciones para este reportaje.
Los escenarios que se plantean tras el 15 de marzo son los siguientes: que la Justicia acepte que arremeter contra el caciquismo es injuriar gravemente a Rosendo Luis Cáceres y Rosendo Luis Brito o que, como la lógica indica, el caso quede sobreseído. En ese caso, Pedro Pérez piensa reclamar daños y perjuicios. «Evidentemente. Creo que lo que me han hecho estos señores por mero capricho durante estos tres años no puede quedar impune», justifica. «Sea como sea voy a reclamarle a estos señores que me provean por los tres años de mi vida que me han hecho perder, por los proyectos, sueños, labores que me han hecho desperdiciar y frustrar, por las noches sin dormir. Estoy dispuesto a llegar hasta el final para que paguen por lo que me han hecho. Su nombre, su riqueza y su poder me dan exactamente igual, no les tengo miedo alguno».
Las redes sociales han apoyado a Pedro Pérez con el hashtag #escupimosalcacique, basado en una de las letras del grupo Achicatnas. Con el caso del joven palmero, en ciertos círculos se ha renovado el debate sobre la figura del cacique. «Se trata de una reivindicación histórica, tenemos derecho a criticar el caciquismo que imperó e impera en Canarias, si se nos quita ese derecho es que el poco viso de democracia que existía ya no existe. Pienso que sí está ayudando a renovar la crítica a esos personajes ocultos o no tan ocultos que manejan las islas», señala. Pero también ha echado en falta el apoyo de algunos sectores. «Si tuviera que aludir a lo que echo en falta diría que el apoyo de una parte de la izquierda o los sectores alternativos de la isla, que salvo las excepciones de rigor, no se ocupan mucho del tema». «Muchos reconocidos activistas y militantes de de la isla ni siquiera se han dirigido a mí para preguntarme por el caso, sabiendo que quieren empapelarme por decir la verdad», lamenta Pérez. Seguramente estaban inmersos en la queja telemática por la denuncia a la tuitera que hizo un chiste sobre Carrero Blanco, allende los mares. Pese a todo, Pedro mantiene el ánimo y concluye: «quiero que sepan que pienso continuar diciendo lo que digo y que nadie me hará callar».