Soy de esa generación a la que se le presume que ha disfrutado de la igualdad de oportunidades, auspiciada por un contexto económico favorable, y por ello debía conseguir aquello que se propusiera. Se nos brindó una oportunidad que se haría efectiva a medio-largo plazo, pero que nunca llegó.
Canarias, a día de hoy, tiene en el tramo de edad de 25 a 45 años las generaciones de jóvenes mejor formadas[i] que, no obstante, divagan de un lado a otro en un proceso de precariado, del que parece estar al margen nuestro gobierno, adalid defensor de un neo Estado del Bienestar, sobre el que me pregunto a quién o qué beneficios busca sustentar.
Un precariado que aparece fácilmente identificado en el tejido terciarizado de la economía canaria con bajos salarios con respecto a la media del Estado, irregularidad contractual, largas jornadas de dedicación y, al que particularmente también, está contribuyendo la propia Administración Pública Canaria.
La mayoría de las Administraciones Públicas Canarias presentan plantillas caracterizadas por una alta estabilidad general (personal funcionario y laboral) pero que en cuestión de 10-15 años, estarán próximas a la jubilación[ii].
La Administración parece que tiene dos estrategias para combatir el envejecimiento de sus recursos humanos. La primera tiene que ver con la promoción de empleos precarios, la segunda en la que no me centraré tanto, alude a los procesos de privatización, descentralización de servicios, o simplemente al “eso que lo hagan otros/as”.
Uno cuando termina sus estudios superiores, al menos quienes tuvimos la oportunidad de hacerlo, pues otras tantas personas encontraron múltiples piedras en el camino y fueron animadas a abandonar, se plantea buscar un empleo. Personalmente, fui de los que participé en algunos grupos de investigación universitaria hasta llegar a un empleo en la Administración Pública. Un empleo de convenio, palabra mágica y cuasi idolatrada en el ámbito de lo Público. Esos convenios financiados con fondos de aquí y de allá, canarios, españoles, europeos… al final le hacen pensar a uno, de dónde viene mi salario. En fin, puedes estar de convenio hasta 6 años… algunos toda una vida (de manera muy resumida, selectiva y reduccionista, podría decir que un convenio, finalmente, lo que favorece es una inestabilidad laboral sujeta a contratos de obra y servicio, en los mejores casos anuales; en definitiva, fomentan la precariedad).
De convenio en convenio, y tirando para adelante porque toca, uno se queda sin empleo y se va a engordar las listas de desempleados. Momento en el que te preguntas, ¿más convenios? Es el momento de emprender. Montas un pequeño negocio (a partir de otra invención maravillosa que se llama Pago Único, por la que capitalizas, de una vez, toda tu prestación por desempleo, como una de las opciones) y te pones a luchar. No obstante, aún sigues mirando con anhelo lo público, porque el servicio a lo público es bonito, enriquece y cohesiona nuestra sociedad. Por ello, sigues apostando por algunos concursos/oposición, hasta que de nuevo suena la flauta.
Apareces en una lista y te llaman para dar clases en la Universidad. Muy amablemente te atienden en Recursos Humanos y te dicen que tu contrato es “contratado laboral de interinidad” a razón de horas de dedicación, y sujeto a otra figura (persona) por desempeño de funciones en la Administración. ¡Fantástico!, pero de nuevo precariado. Con un salario que dicen se ajusta a legalidad, pero que en términos de justicia social debería ser ilegal, como tantas otras situaciones de explotación laboral. Luego te comentan que puedes seguir con tu actividad laboral por cuenta propia fuera de la Universidad, si no fuera así sería inviable desempeñar la función docente para la que se te contrata, a no ser que cuentes con un entorno social económicamente resuelto y estable, que te permita desarrollar tal función a modo filantrópico y voluntario.
El Estado del Bienestar se sustenta en un armazón que es la defensa de lo público, esa estructura no se sostiene a base de precariados, no se sostiene en base a convenios o contratos de interinidad, se sostiene reforzándola. Este relato casi autobiográfico y que para quien lo lea podría parecer lastimero, es una realidad más de nuestra Canarias, un territorio, donde otros hablan de nosotros, sin tan siquiera haberse parado a escuchar.
Es hora de Crear una Canarias sólida con estructuras consolidadas y con visión de futuro, que no tenga la descentralización, la privatización y el precariado como ejes articuladores, sino que al contrario, valoren a su pueblo, lo promocionen y le den la oportunidad de, al menos, errar en el intento.
Adrián García Perdigón/ Creando Canarias
[i] El Instituto Canario de Estadística se hace eco de esta característica en sus series de comparación anual y para niveles formativos.
Consultar:
https://www.gobiernodecanarias.org/istac/temas_estadisticos/demografia/
[ii] El Centro de Publicaciones del Ministerio de Administración Pública de España, publica un interesante anuario estadístico que permite hacer proyecciones sobre el futuro del Estado, con respecto a sus recursos humanos.