El otro día puse la televisión sin motivo y les aseguro que no suelo hacerlo. Normalmente la sintonizo para ver informativos o algún programa concreto, el resto del tiempo acompaño las emisiones que está viendo mi pareja, que tampoco se prodiga con la pequeña pantalla. Estaban echando «Maléfica» y me quedé viéndola. La historia, a grandes rasgos, versa en torno a la venganza de Maléfica al Rey Stefan. El Rey Stefan cortó las hadas a Maléfica para contentar al Rey Henry y convertirse en Rey. Ésta impuso un hechizo a Aurora, hija del Rey, por el que dormirá eternamente a partir de su 16 cumpleaños, pero Maléfica se arrepiente de la venganza. Aurora es la Bella Durmiente que debe despertar con un verdadero beso de amor.
A medida que iba siguiendo la historia me iba sonando. Sí, era un cuento de hadas, pero les iba poniendo nombres, apellidos e imágenes. Yo soy de una generación posterior a la Transición, pero de siempre nos han contado el cuento de hadas de la sagrada Transición, una Transición que supuestamente fue indolora. Con el tiempo he sabido que no es así y la historia tiene que ver más con un pueblo convertido en Bella Durmiente. Estos días hemos conocido el secreto que Adolfo Suárez confesó a Victoria Prego y Prego guardó en silencio durante 20 años. La confesión versa sobre la dicotomía Monarquía-República. «Eso era peligrosísimo en aquel momento, claro», afirma la periodista. Esto tiene dos lecturas: desde el punto de vista periodístico, demuestra el nivel de periodismo cortesano de esta señora, cuenta lo que cree que le favorece desde el punto de vista político, y no desde una vocación de servir información de interés a la ciudadanía. Desde el político, deja bien a las claras que la sacrosanta Transición fue un auténtico cuento de hadas, ni tanta democracia ni tan indolora. Hoy nos cuentan que los referéndum son malos porque esas cuestiones ya se preguntaron en su día.
En Canarias tenemos ejemplos de este tipo de la época de la Transición. Nuestro Estatuto de Autonomía se quedó en una Autonomía tipo La Rioja, por la vía 143 y no por la 151 de las nacionalidades históricas, que tomaron Galicia, País Vasco, Cataluña o Andalucía. Con ello querían evitar que la cuestión de la autodeterminación, corriente muy fuerte en aquellos momentos, entrara en el debate político en el pertinente proceso consultivo. El cuento de hadas de hoy día nos habla de un presidente, off course de Coalición Canaria, que agita la bandera de la estupenda Comunidad Autónoma Canaria y cada 30 de mayo se pone el cachorro y se da golpes en el pecho, sin cuestionarse este «olvido» histórico. De la OTAN he hablado varias veces. Canarias vota no en 1986, pero las maniobras de la Organización del Tratado del Atlántico Norte se realizan en Canarias. Podemos hablar también de los asesinatos en las calles por motivos políticos. Dos de ellos muy significativos: el de Bartolomé García Lorenzo «Tanausú» en septiembre de 1976 y el del estudiante Javier Fernández Quesada en diciembre de 1977. Los ecos de los asesinatos violentos en las calles canarias, a cargo de las fuerzas policiales, y la ausencia de democracia real, golpean contra el mito de la Transición en Canarias.
Poco cabe esperar de un Estado que entierra todos estos temas bajo la alfombra del olvido. Un Estado en el que se siguen permitiendo honras al dictador. Canarias no es una excepción y cada año los fascistas le dedican una misa en Santa Cruz de Tenerife. Sobra decir que en un Estado que hubiera pasado página y purgado las responsabilidades, estas cosas no pasarían, pero la evidencia es que el régimen actual es deudor del anterior, a las pruebas de las formas que expresó Suárez ante Prego me remito. Es el Estado que ha construido un cuento de hadas, en el que se toleran asesinos y ladrones de guante blanco. Todo sea dicho de paso, Rita Barberá, desaparecida ayer, es una de estas figuras casposas de las que hablamos y a los que se rinden homenajes, obviando su desprecio al pueblo y a las leyes que ellos mismos trazan a su medida. La muerte no hace a los finados mejores seres humanos.
Un actor sagrado de la Transición e inevitable para entender el régimen actual, es el PSOE. Con la dimisión de José Miguel Pérez, se abre el espacio a un nuevo PSOE en Canarias, que recupere la coherencia y la bandera de la verdadera izquierda. Deja que me ría y aproveche usted también. El PSOE canario más pegado a Coalición Canaria, que aguanta carros y carretones por mantenerse en el gobierno, bendice a mediocres y aparta a los críticos. Me alegraré de equivocarme si no es así. El economista Antonio González Viéitez señala en una entrevista que «en este momento todo el mundo sabe que el Partido Socialista no es un partido de izquierdas». «Es que es un partido con propuestas mediocres y con ese tipo de propuestas la gente se convierte en mediocre. Con esa imagen de que hay que aguantar, la gente acaba siendo de un chapucero, de un oportunista y de un qué le vamos a hacer, es lo que hay… Esas expresiones horribles que hasta dice la gente joven», continúa sobre la falta de propuestas reales. Sobre un posible cambio de dirección en el partido, asegura que «en la expectativa del Partido Socialista de Canarias no hay nada – no digo nadie – que estimule a pensar que pueda haber un cambio. Lo hubo con López Aguilar, con una propuesta anti-insularista, brava, y se lo cargaron, como a Pedro Sánchez. Del PSOE yo no espero nada».
En medio de todo este cuento de hadas, sumamos otro más: la Ley del Suelo. Esa que el Gobierno canario defiende con acento canario, para que suene más cercano y que ese PSOE mediocre no combate desde el poder, hay muchos amigos que contentar. Las movilizaciones en contra no se harán esperar. Y hablando de cuento de hadas, mañana es 25 de noviembre, Día contra la Violencia Machista. La violencia machista no solo existe en el ámbito de la pareja. De hecho un grupo de empresarios nos demuestran que la ética que tienen a la hora de meterse en la cama con una mujer es comparable a la de las ratas. En la tarea de satisfacer sus necesidades primarias incluyen a menores desprotegidas. Un cuento de hadas, el de la infancia, que los bajos vicios daña irremediablemente. Que caigan todos los cuentos de hadas creados para distorsionar y castrar al pueblo, pero que nadie termine con los cuentos de hadas que conforman la ilusión y el derecho a una vida sin violencia.