El otoño empieza caliente en el Rif. La muerte de Mohssine Fikri B. en la ciudad de Alhucemas (norte de Marruecos), ha supuesto una ola de movilizaciones por todo el Estado marroquí. En las redes sociales se ha llegado a comparar a Fikri con Mohammed Bouazizi, el joven vendedor ambulante tunecino que se inmoló el 17 de diciembre de 2010 en protesta por la confiscación de su puesto de frutas, uno de los desencadenantes de las revueltas populares en Túnez. La muerte de Fikri ha evocado el recuerdo de los cinco jóvenes que murieron durante las protestas del 20 de febrero del 2011, y que tuvieron lugar en Alhucemas.
Mohssine Fikri, de 31 años y natural de la provincia Alhucemas (Marruecos), vendía pescado en su puesto ambulante, cuando la policía nacional le requisó la mercancía por venta ilegal. Las autoridades hicieron llamar al camión de la basura y lanzaron el pescado incautado. Mohssine no dudó en meterse en la compactadora del camión para salvar su pescado, «su único medio de vida», explicaba su hermano para la televisión. Con desenlace fatal, ser aplastado y morir en el acto.
Los testigos cuentan que el agente de policía le pidió dinero a cambio de dejarle continuar vendiendo. Ante la negativa de Fikri, el agente le requisó el pescado y lo lanzó al camión. En el vídeo sobre el suceso que circula en las redes se puede ver a Mohssine tratando de salvar el pescado dentro del camión, unos ciudadanos le ayudan, cuando de repente el camión se enciende y aplasta al vendedor. Se oyen gritos: “No la encendáis, que está dentro todavía”, y después: “Lo han matado, lo han matado (en referencia a la policía)”, seguido de gritos y lloros.
Los testigos presentes no tienen dudas, los agentes de la Policía nacional, “expertos en la humillación pública de los rifeños”, explican los manifestantes, ordenaron al conductor que encendiera la máquina a sabiendas de que Mohssine trataba de salvar con sus propias manos el pescado. Los demás consiguieron salir; él quedó atrapado. También denuncian que el policía le gritó al conductor: “trituradle (en referencia a Mohssine)”.
Manifestaciones en solidaridad
Durante el día de ayer se celebró el funeral por la muerte de Mohsinne en Imzouran, en la provincia de Alhucemas. Más de 40.000 personas participaron en una gran marcha que acompañó el funeral, en unas movilizaciones sin precedentes. Las calles de la ciudad quedaron vacías, los taxis detuvieron sus motores y los comercios cerraron como protesta.
La chispa q ha hecho explotar la paciencia d la ciudadanía ha sido la muerte el día de ayer d un vendedor d pescado ambulante #MohsinFikri pic.twitter.com/yeDX1XL47R
— Youssef Ouled (@ymouled) 30 de octubre de 2016
Teniendo como origen Alhucemas, las movilizaciones en solidaridad se han extendido por todo el país. Durante las protestas se hablaba de “fraternidad y justicia” en todo Marruecos. El mensaje se repetía por las calles, Fikri no es un caso aislado, sino la mecha que ha hecho explotar años de una práctica sistematizada y ampliamente conocida por toda la ciudadanía que la sufre. Los manifestantes han exigido el fin de la brutalidad policial, la corrupción, los abusos y la permisibilidad de sus mandatarios.
Las llamadas hechas desde las redes sociales hicieron el resto, invitando a salir a las calles este domingo, para denunciar el «asesinato» de Mohssin. Una tras otra se publicaron noticias de movilizaciones en diferentes ciudades. Rabat, Nador, Tetuán, Casablanca, Fez, Agadir, Marrakech y sobre todo de Alhucemas. Fikri no sólo ha levantado una ola de indignación en el Rif, y en Marruecos, sino también en la diáspora.
Las autoridades todavía no han comentado ningún detalle sobre las circunstancias de su muerte. Durante el día de ayer, el ministro del Interior, Mohammed Hassad, expresó a los medios que el rey le pidió expresamente visitar a la familia de Fikri, así como garantizar una investigación «rigurosa». Por su parte, el primer ministro, Abdelilah Benkirane, que manifestó en un comunicado sus condolencias e instó a los miembros y simpatizantes de su partido a abstenerse de participar en cualquier tipo de protestas, en el día de hoy ha dicho que «no entiende el motivo de las manifestaciones».
Los líderes sindicales y movimientos de izquierdas han denunciado las muertes de estudiantes, trabajadores y activistas por brutalidad policial que viene sufriendo el país desde hace décadas.
Las reivindicaciones del Rif
Entre las denuncias expuestas en las movilizaciones, que han sido pacíficas desde el inicio, se encuentran la referencia a los agentes de policía presentes en el norte de Marruecos, en su mayoría policías que sólo hablan árabe, en un territorio cuya lengua principal es el bereber, lo que dificulta la falta de comunicación.
Que haya sucedido en Alhucemas no es causa del azar. Se trata de la cuna de Aldelkrim, líder rifeño que en la década de 1920 declaró la independencia del Rif y proclamó la República (1921-1926). Aunque las malas relaciones entre el Rif y el Reino de Marruecos vienen de muchos siglos atrás, con la independencia de Marruecos en 1956, Hassan II, padre del actual monarca, mantuvo un rechazo total hacia el líder rifeño y la población de esta zona. Incluso no dudó en utilizar napalm para reprimir las manifestaciones rifeñas a finales de los años 50. Hassan II murió en 1999 dejando tras de sí una política de persecución y represión, así como no dudó en sumir en la ignorancia a un pueblo rural y negarle su identidad.
En el año 2011, con las revoluciones árabes y ante las manifestaciones que estallaron en algunos puntos del país africano en Tánger, Fez, Casablanca o Alhucemas, Mohammed VI declaró la primera Constitución del país, para tratar de hacer un guiño a la población del Rif. Por primera vez se aceptaba su lengua bajo el estatus de lengua oficial, lo que ha permitido que exista un espacio creciente en la televisión pública, la educación y las instituciones.
Durante las manifestaciones se ha visto mucha simbología en alusión a la bandera de la República, la bandera de los pueblos bereberes y retratos de Abdelkrim, símbolos que significan resistencia, además de autodeterminación.
* Artículo escrito por Youssef Ouled originalmente publicado en el Periódico Diagonal. Está compartido bajo Licencia Creative Commons.