Tinerfe Fumero contaba el domingo en el Diario de Avisos que el Ejército desclasificó diez informes de OVNI en Canarias. Algunos de estos supuestos objetos voladores eran simples lanzamientos de misiles norteamericanos Poseidón desde submarinos en prácticas por esta zona del Atlántico. Una vez llegaban las historias a estamentos militares, intentaban disuadir a personas para que afirmaran que no habían visto nada, que no existía. Todo había sido producto de la imaginación, con lo que se evitaba la alarma social, que lo extraño entrara en la vida diaria y sobre todo, que una investigación más profunda determiara, como luego se confirmó, que eran las maniobras militares norteamericanas antes referidas.
Sin embargo, en Canarias el misterio no se acaba ahí y los objetos voladores tampoco. Los que relato a continuación, sin embargo, son perfectamente identificables. Uno de ellos es la izquierda importada, la que se bate en peleas internas fratricidas. Hablo, por supuesto, de las luchas internas de Podemos. El último (¿o penúltimo?) capítulo son las acusaciones de Javier Doreste a Juan Manuel Brito. Brito se ha querellado contra Doreste, que tendrá que demostrar en los tribunales las “prácticas cercanas a la corrupción”, que según el Teniente-Alcalde de Las Palmas de Gran Canaria lleva a cabo el Consejero de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria. Fruto de estos conflictos u otros, vaya usted a saber, el diputado Juan Márquez abandonó el Consejo Ciudadano Autonómico de Podemos tras una discusión muy fuerte.
Un rasgo esencial para entender a esta izquierda es su ombliguismo, su ansia de exclusividad moral y ética. En este sentido, Conchi Moreno, Secretaria de Organización de Podemos, declaró que «Sí Se Puede debe disolverse para evitar doble militancia». Según Moreno, en un primer momento se permitió “por generosidad”. Podemos nace en 2014 para las Elecciones Europeas. Se crea en Madrid para solucionar problemas estatales. Sí Se Puede surge en 2007, fundado por gente procedente de Alternativa Popular Canaria. Es un partido canario, para solucionar problemas de aquí y que trabaja desde la perspectiva municipal hasta la nacional. Y la generosidad es de Podemos por dejarle existir. Así es el ombligo gigante de esta gente. Desde Sí Se Puede aseguran que ni hablar de disolverse.
«Ya lo dijimos», pueden señalar algunos militantes de Sí Se Puede que se bajaron del paracaídas cuando vieron que su formación se dejaba comer por el Dreamliner. Uno de ellos, José A. Hernández, lo escribió en Tamaimos en abril de 2015: “Y en eso llegó Podemos. Todo en SSP empezó a girar en torno a acciones y estrategias ajenas olvidando quiénes éramos, qué principios nos unían además de nuestras propias fuerzas. Luego de una variada cantidad de asambleas donde Podemos era el eje de la discusión se llega a la última donde por sorpresa se decide abandonar el proyecto canario y disolvernos de facto al dejarnos de presentar tanto al Cabildo como al Parlamento. Es decir, se destruye la línea que nos mantenía unidos al aceptar pasivamente y sin prácticamente negociación la disolución en otra entidad partidista, aceptando con ello sus estatutos y estrategias”.
Sí Se Puede ahora parece recular, quien sabe si forzado por las circunstancias. El martes se presentó en Gran Canaria y pretenden expandirse a Fuerteventura y Lanzarote. Liderado por personas desafectas a la dirección de Podemos, uno de ellos, José de León, aseguró que «no van en contra de nadie» y que se mantendrán en las dos formaciones. Con principios como la defensa del patrimonio natural y cultural de las Islas, los derechos humanos, de las mujeres y del colectivo LGTBI, con la voluntad de avanzar en la soberanía alimentaria, energética, cultural y política de Canarias, mi pregunta es: si lo que se quiere es la unidad y dado que hay otras organizaciones con ideología similar, ¿se sentarán con la Red Somos, arraigada principalmente en su matriz Somos Lanzarote, para construir un movimiento de izquierda o se conformarán con competir con el otro Podemos? Somos Lanzarote nace de un confluencia social en la isla de los volcanes y tiene representación en el Cabildo de Lanzarote y en cuatro ayuntamientos de la isla, al menos merecen ser tenidos en cuenta. Pero lo de la unidad de la izquierda canaria sí que es un objeto volador no identificado, aunque mil veces mentado.
Por otro lado está la izquierda que no es izquierda y sus estómagos agradecidos. Tras el golpe de Estado interno en el PSOE, el domingo tenía lugar una farsa. El Comité Federal del partido decidió abstenerse y la mayoría de los representantes canarios votaron a favor, entre ellos el Secretario General, José Miguel Pérez. Hay militantes que están con los tiempos, pero más que con los tiempos, con los aires que soplan, para dejarse llevar por la dirección correcta, la no ruptura del pacto en el Gobierno de Canarias es otra muestra más. Soy de los que piensan que en esta lucha no hay buenos y malos, como decía López Aguilar. No porque los abstencionistas sean buenos, que son malos de remate, sino porque me niego a definir a los que seguían la facción de Pedro Sánchez como los buenos, y que me perdone el militante bienintencionado del PSOE. Eso sí, que se ponga unas gafas. Como era de esperar, su socio Nueva Canarias vota no a Rajoy. Sin embargo, afirma Pedro Quevedo que “entiende” la posición del PSOE. ¿Qué entiende? ¿Que deje gobernar al mismo partido que maltrató a Canarias? A veces según qué posiciones políticas me confunden.
Para concluir, el último objeto volador totalmente identificado es el censor. Ahora los censores no van a la redacción de los periódicos a definir qué se publica y qué no (¿o sí?). Esta figura ha mutado. Ahora el censor es Delegado del Gobierno en Canarias y se encarga de velar por la integridad de los símbolos en las instituciones, pese a decisiones democráticas tomadas en pleno. Hernández Bento evitó que la bandera canaria de las siete estrellas verdes se izara en varias de las instituciones que así lo votaron y criticó que el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, a su juicio, sí lo hiciera. Poco más se puede añadir a esta censura anacrónica y antidemocrática. Lo que está claro es que, junto a la prohibición del símbolo en el Estadio de Gran Canaria, Bento ha conseguido el efecto contrario: revolarizar la bandera canaria. Si alguna día se oficializara, Enrique Hernández Bento debería entrar en los libros de historia como uno de los grandes artífices.